—En efecto —dijo López—. Y, de hecho, ¿no hubo intentos legales para definir la vida que comienza en un tercer punto, como es la implantación?
—Sí, así es. Pero fue un lío.
—¿Por qué?
—Bueno, la concepción no tiene lugar en el útero, después de todo: el óvulo fertilizado (por usar la expresión común) normalmente recorre la trompa de Falopio hasta el útero y luego se implanta en la pared uterina. Ese hecho a veces se ha citado como el principio de la persona, pero fue rechazado por el Tribunal Supremo en Littler contra Carvey.
—¿Por qué?
—Por los avances de la ciencia, señora López. No podían hacerlo entonces, y nosotros no lo hemos logrado todavía, pero reconocemos, como he dicho antes, que en principio será posible con el tiempo llevar embriones a término dentro de vientres artificiales. El tribunal no quiso establecer el precedente de que los embriones llevados a término in vitro no fueran humanos. Buscaron una localización innata al embrión.
—Bueno, entonces, puesto que los tribunales no estaban contentos con el nacimiento estándar, la concepción parece ser el indicador obvio para elegir, ¿no? Dijo usted que es fácil determinar cuándo se produce.
—Oh, sí, en efecto —asintió Neruda—. Antes de la concepción, no existe ningún nuevo organismo con cuarenta y seis cromosomas… más o menos uno, como en el caso de los síndromes de Down o de Turner. Pero en cuanto se da la concepción, se crea una huella genética completa de una persona… queda determinado el sexo de la persona y todo lo demás.
—¿Entonces el tribunal falló en Littler contra Carvey que la condición de persona se confiere en la concepción?
Neruda negó con la cabeza.
—No pudieron fallar eso… Habría sido convertir a millones de americanos en asesinos.
López ladeó la cabeza.
—¿Qué quiere decir?
Neruda tomó aire y lo dejó escapar lentamente.
—El diccionario Oxford dice que la expresión «control de natalidad» se introdujo en el lenguaje en 1914. Pero, naturalmente, es una expresión inadecuada. No intentamos controlar la natalidad… sino hacer algo nueve meses antes: ¡impedir el embarazo! De hecho, aunque concepción y nacimiento se encuentran en extremos opuestos del lapso temporal que estamos discutiendo, usamos «anticoncepción» y «control de natalidad» como sinónimos.
»Ahora bien, hay auténticos anticonceptivos: condones, diafragmas y espermicidas impiden la concepción por el método expeditivo de bloquear el acceso del esperma al óvulo, o de matarlo antes de que llegue allí. Y, naturalmente, la esterilización quirúrgica del hombre o la mujer impiden la concepción, al igual que la abstinencia. También lo hace el método Ogino si tienes mucha suerte y mucho cuidado.
»Pero el método más común de… planificación familiar no es ninguno de los mencionados. Más bien son las llamadas píldoras de control de natalidad… o parches, implantes y similares, que hacen el mismo trabajo.
»Las píldoras a veces impiden la concepción… quiero decir que es una de las cosas que hacen. Pero también pueden tener efectos secundarios: impiden la implantación de un óvulo fertilizado en el útero. Si el tribunal hubiera fallado que la vida comienza en la concepción, entonces habría tenido que aceptar que las píldoras para el control de la natalidad pueden matar esa vida, privándola de los aportes para continuar existiendo que recibiría una vez implantada en el útero.
»Pero a los americanos les encantan las píldoras para el control de la natalidad y todos los productos farmacéuticos relacionados, que endurecen la pared uterina para que los embriones no se implanten. La píldora original para el control de la natalidad fue introducida en 1960, y se ha estado perfeccionando desde entonces, de modo que actualmente no tiene apenas efectos secundarios. Pero un país conservador (y éste desde luego lo es desde que Pat Buchanan ocupó el Despacho Oval), que quería por un lado santificar al nonato y que por otro encontraba muy convenientes las píldoras para el control de la natalidad, tuvo necesariamente que llegar a la conclusión de que la vida, y la persona, empezaban después de la concepción, para que esos casos en los que la píldora impedía la implantación más que la concepción no fueran considerados asesinato.
—Y en el caso Littler contra Carvey el tribunal hizo exactamente eso, ¿correcto?
—Correcto. —Neruda traía sus propias gráficas, que aparecieron en la pantalla mural—. El Tribunal Supremo de Estados Unidos estableció por ley que la persona comienza a serlo en el momento de la individualización. Hasta catorce días después de la concepción, un solo óvulo fertilizado puede dividirse en dos o más gemelos idénticos: de hecho, el término técnico para los gemelos idénticos es el de gemelos monozigóticos, porque son gemelos formados a partir de un solo zigoto, una célula formada por la unión de dos gametos. Bien, si el embrión sigue teniendo el potencial para convertirse en varios individuos, o eso decía la argumentación, entonces no se veía reducido a ser un sol0 individuo en particular, y por eso no podía haber ninguna persona específica. ¿Lo ve?
Yo sí que lo veía, aunque al mirar de reojo a Karen, no me pareció que ella hubiera caído en la cuenta todavía.
—Entonces, con la ley vigente en la mano —dijo López—, una persona es persona en tanto él o ella puede ser sólo una persona, ¿correcto?
Vi a Deshawn reaccionar a esto con un alzamiento de cejas hacia la cabeza calva. No era la táctica que esperábamos que siguieran… y era muy astuta.
—Así es —dijo Neruda—. El argumento legal es que una vez que te has convertido en un individuo, y sólo en uno, entonces tienes derechos como persona.
López cruzó el pozo y se detuvo ante el banco del jurado.
—Entonces, en su opinión legal, profesora Neruda, ¿qué tiene esto que ver con el caso que nos ocupa?
Neruda extendió los brazos.
—¿No lo ve? Karen Bessarian… oh, perdóneme, usar su nombre de soltera sería más adecuado en este caso. Karen Cohen no se convirtió en una persona el día en que fue concebida en… bueno, nació a finales de mayo de 1960, así que presumiblemente eso debió de ser en algún momento de agosto de 1959. Más bien se convirtió en persona quince días más tarde, cuando ese embrión ya no tuvo potencial para convertirse en varios individuos.
López miró a los miembros del jurado, para asegurarse de que no habían perdido el hilo.
—Sí, profesora —dijo—. Continúe.
Neruda sonrió y continuó para descargar el golpe.
—Y, ya que la individualización es la prueba legal, Karen (ahora Karen Bessarian) presumiblemente cesó de ser un individuo a los ojos de la ley no el día en que su cuerpo murió en la Luna, sino el día, antes de eso, en que su mente fue escaneada y se hizo una segunda instalación de la misma. Esa persona que había sido Karen Bessarian fue, en esencia, restaurada legalmente al estado de embrión de menos de quince días: perdió sus derechos como persona en el momento en que pudo decirse que ya no era un individuo singular. ¿Comprende? La única entidad legal conocida como Karen Cynthia Bessarian dejó de existir en el momento en que se hizo ese escaneo. Y, naturalmente, cuando una persona desaparece, desaparece para siempre.
Si yo hubiera estado en mi antiguo cuerpo biológico, estoy seguro de que en este punto me habría desplomado, aturdido. López había sorteado de manera muy elegante toda nuestra estrategia… y estaba diciendo que si el tribunal desafiaba su postura, desafiaría, necesariamente, la lógica subyacente a las leyes sobre el aborto. Una mirada al juez Herrington confirmó que eso era lo último que éste quería.