– ¿Y por qué acudió a ese lugar para hablar con su testigo? -inquirió Li y encendió otro cigarrillo-. Yo, para empezar, no entiendo por qué no hizo que llevaran a la chica a la comisaría de Guangzhou para interrogarla. Es una práctica habitual y da buenos resultados.
– Bueno, yo pensé que así sería mejor.
El inspector jefe Chen había pensado en llevarla a la comisaría local, pero había hecho una promesa a la profesora Xie y también debía un gran favor a Ouyang. Además, el Secretario del Partido Li, que vivía en una urbanización para altos cargos en la parte oeste de la calle Huaihai, no podía entender por qué las personas normales como Xie Rong se sentían intimidadas por los cuadros superiores y sus hijos. Xie no se habría atrevido a decir ni una palabra en contra de Wu en la comisaría de policía de Guangzhou.
– Sólo me he quedado en Guangzhou cinco días -prosiguió-. Con tantas cosas esperándome aquí, no podía tomarme el tiempo para investigar de forma rutinaria, y los responsables de la comisaría de Guangzhou estaban demasiado ocupados para ayudarme. No tenía otra alternativa.
– Pasó más de dos horas a solas con ella en el interior del salón de masajes. Después la llevó al hotel El Cisne Blanco, a una sala también privada, y pagó más de quinientos yuanes por la comida, una suma superior al salario de un mes. ¿A eso le llama usted "investigación»", camarada inspector jefe Chen?
Chen entendió que habían seguido todos sus movimientos en Guangzhou y supo que estaba metido en un buen lío. El Secretario del Partido Li estaba bien informado sobre su viaje.
– Tengo una explicación, camarada Secretario del Partido Li.
– ¿La tiene usted?
– Sí, le pagué una comida para asegurarme de que cooperaría con nosotros. Era una comida cara, pero todo en Guangzhou es caro, y yo me propuse pagar de mi propio bolsillo.
– ¡Por una chica que hace masajes! Es usted muy generoso.
– Camarada Secretario del Partido Li, estaba investigando un caso de asesinato. Como policía, decidí abordar a la testigo de una manera que me pareció la adecuada y correcta. ¿Por qué han vigilado mis movimientos en Guangzhou?
– Lo que hizo allí quizá haya despertado las sospechas de algunas personas.
– Camarada Secretario del Partido Li, usted fue el que me presentó en el Partido. Si no confía en mí, ¿qué sentido tiene seguir hablando?
– Yo confío en usted, camarada inspector jefe Chen. De hecho, le he dicho a los de Seguridad Interior que todo lo que ha hecho en Guangzhou era parte de la investigación, incluso les he contado que ya lo había discutido todo conmigo.
– ¡Oh, gracias!, Secretario del Partido Li. Me ha hecho muchos favores desde mi primer día en la oficina. Le estoy muy agradecido.
– No tiene por qué -sacudió la cabeza-. Sé que ha hecho un buen trabajo, y en este caso también.
– Entonces tenemos que… -se detuvo de improviso y se tapó la boca con el puño cerrado-. Tenemos que seguir adelante con nuestra investigación.
– Ni se le ocurra -suspiró inclinándose sobre su mesa-• Estaban dispuestos a presentar una reclamación formal contra usted. Por eso he tenido que hacer todo lo que estaba en mi poder para evitarlo, pero ya no puedo hacer más.
Chen hizo ademán de levantarse de su silla y luego se dejó caer. Miró las fotos de Li en la pared, imágenes que mostraban la larga carrera de un político con otros colegas. Intentó sacar un paquete arrugado de cigarrillos del bolsillo, pero Li le ofreció uno de la caja que tenía sobre la mesa.
– Con que debo renunciar, ¿no?
– No, si no les da motivo para que vuelvan a irritarse. Deje que las cosas se calmen. Les prometí que usted estaría ocupado con otras pesquisas.
– ¿Entonces tengo que suspender la investigación? -Sí.
– Pero se trata de un caso de asesinato, ¿por qué los de Seguridad Interior tendrían que perseguirme a mí y no al asesino?
– No es un caso de asesinato normal.
– No hay casos de asesinato normales.
– De acuerdo… -el secretario del Partido Li parecía abrumado-, puede que tenga sus razones, pero otras personas tienen las suyas, camarada inspector jefe. -¿Sí?
– ¿Ha pensado en algún momento en las repercusiones de este caso? Quiero decir, ¿en las repercusiones políticas?
– Bueno, puede que tenga alguna, sí -reconoció Chen después de un momento de vacilación-.
– Los hay que piensan que pueden ser muchas.
Chen esperó a que Li siguiera.
– Lo fundamental en este caso es la coyuntura. En el actual clima político, ¿cree usted que su investigación sería favorable a la imagen del Partido? -Li calló midiendo el efecto de sus palabras antes de seguir-. ¿Quién está implicado en el caso? Una trabajadora modelo de rango nacional y el hijo de un cuadro superior, casado. Los dos con una relación adúltera… si su hipótesis es correcta. ¿Qué pensará la gente?
¡Bancarrota ideológica! Peor aún: la gente vería a los hijos de los cuadros superiores como un producto de nuestro sistema de Partido y culparían a los cargos de la vieja generación de todos los problemas, y algunos hasta podrían utilizar el asunto como excusa para difamar al gobierno. Tras lo que sucedió en la plaza Tiananmen el pasado verano, muchas personas siguen dudando de la solidez de nuestro sistema socialista.
– ¿Cree que llegaría tan lejos? Con la historia de la familia de Wu, es probable que nuestros medios de comunicación ni siquiera hablen del caso, y no pienso que la gente reaccione de la manera que usted dice.
– Sin embargo, es posible, ¿no cree? En este momento la estabilidad política tiene una importancia primordial, camarada inspector jefe, de modo que, oficialmente, la investigación seguirá adelante, y nosotros seguimos siendo los responsables -dijo el secretario del Partido-. Ahora bien, si continúa, ya puede estar seguro de que Seguridad Interior llevará a cabo una investigación paralela. Si es necesario, bloquearán la suya con cualquier acusación que puedan levantar en su contra.
– Una investigación paralela… Ya entiendo.
– No puede darle a esa gente ningún motivo para actuar. Lo despellejarán vivo.
El inspector jefe Chen llegó a la conclusión de que tendrían no pocos "motivos" para atacarlo, y no sólo por el viaje a Guangzhou. El secretario del Partido parecía sumido en profundas reflexiones.
– Además, puede que su hipótesis explique ciertos hechos -dijo finalmente-, pero no hay testigos oculares, no hay armas, no hay ninguna prueba que tenga valor legal, tan sólo pruebas circunstanciales que apoyan algo que, en el fondo, es una teoría imaginativa, y por si fuera poco, ni siquiera hay un móvil. ¿ Por qué la habría asesinado Wu? Por ello, en este momento, camarada inspector jefe Chen, nada justifica que continúe con la investigación.
– Bueno -respondió con amargura-, desde luego no hay ninguna directriz política que lo justifique.
– Dé el caso por cerrado…, al menos durante un tiempo. No tenemos que hacer declaraciones. Esperemos. Cuando cambien los vientos políticos, cuando tenga pruebas irrefutables o descubra el móvil, volveremos a hablar de ello.
Siempre se podía esperar, pero nadie podía decir cuándo cambiarían esos vientos. Además, ¿qué pruebas irrefutables podía haber si la decisión final sobre lo que se consideraría aceptable o no la adoptaría otra instancia?
– ¿Y qué pasa si el clima no cambia, camarada secretario del Partido?
– ¿Quiere que todo el sistema se pliegue a sus deseos, camarada inspector jefe? -preguntó Li frunciendo el ceño-. Creo que he hablado claro. Preferiría no tener que declarar, como decisión oficial, que usted ya no está a cargo del caso. Sí, soy yo quien lo presentó en el Partido. Sin embargo, ante todo soy un miembro, debo velar por la protección del mismo, y no olvide que usted también pertenece a él. Los dos deberíamos ser conscientes de la gran importancia que tiene servir a sus intereses.