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– Muy bien, gente. Tenemos un sospecho principal claro; pero, mientras conseguimos los datos necesarios para que la fiscalía del estado tramite la orden para proceder a su detención e interrogatorio, no tenemos ninguna prueba sólida para trincarlo. -Fabel se dio la vuelta y dio un golpe con la palma de la mano en el retrato ampliado-. Coronel Vasyl Vitrenko, ex agente del Berkut ucraniano o unidad antiterrorista Águilas Doradas. Cuarenta y cinco años. Y un hijo de puta duro y desalmado. Tenemos a un testigo ocular, aunque posterior a los hechos, que afirma que Vitrenko orquestó asesinatos en masa siguiendo exactamente el mismo modus operandi que hemos visto aquí en Hamburgo. También tenemos una serie de asesinatos idénticos en Kiev… Pero, de nuevo, estos episodios no nos sirven de mucho porque no podemos relacionar de forma concluyente a Vitrenko con estos crímenes, especialmente porque la policía ucraniana cree que ya tiene al autor. Pero lo que sí tenemos es un posible móvil. Parece ser que al menos dos de nuestras víctimas tenían información, potencialmente muy dañina, sobre un gran chanchullo inmobiliario en el que estarían implicados nuestros amigos los Eitel y contactos ucranianos. ¿María?

Maria Klee cogió sus notas y las hojeó. Comenzó a hablar, pero el cansancio le había resecado la garganta, y tosió un poco antes de empezar.

– He hablado con la policía ucraniana de Kiev, la unidad antiterrorista del Berkut y el servicio secreto SBU. Como era de esperar, el SBU no se ha mostrado muy comunicativo, pero la policía sí me ha dado información sobre los asesinatos de Kiev. Parece que piensan que nuestro asesino es un imitador, porque, como ha dicho el Hauptkommissar Fabel, juran que detuvieron al verdadero culpable. -Volvió a mirar sus notas-. Un tal Vladimir Gera… -Maria se atrancó con el apellido y volvió a intentarlo-. Vladimir Gerassinenko. Al parecer, era un tipo brillante que trabajaba de interventor de ferrocarril. Hubo tres víctimas. Dos de ellas fueron, bueno, sacrificadas como parte de una especie de rito. Había la sospecha de que en los rituales participaron otras personas, pero a Gerassinenko lo condenaron por el tercer asesinato.

– ¿La periodista? -preguntó Fabel.

– Sí. Y la mató en su casa.

– Igual que a Angelika Blüm. -Fabel expuso aquella obviedad para remarcar el hecho, pero su voz sonó apagada y cansada-. ¿Hay alguna posibilidad de mandar a alguien a Ucrania para que interrogue a este tal…?

– Gerassinenko… -Maria ayudó a Fabel con el nombre-. No es probable. Ucrania firmó una moratoria de la pena de muerte en 1997 y la abolió en 2000…, pero Gerassinenko fue ejecutado en 1996.

Fabel soltó un suspiro.

– ¿Qué más has descubierto?

– Bueno… Tu hombre, el padre de Vitrenko, ya no está en servicio activo en ninguna sección de la policía ucraniana. He hablado con una persona del Ministerio del Interior, la única que han querido sacar de la cama, y, según él, el comandante Stepan Vitrenko se retiró hace años del Berkut. Al tipo con el que he hablado he podido sacarle que para Vitrenko padre dar caza a su hijo se ha convertido en una especie de cruzada individual. Al parecer, los soviéticos lo mandaron tras Vitrenko en Afganistán, y desde entonces se ha convertido en una obsesión para él.

– Imagino por qué -dijo Fabel.

– Tengo que añadir -dijo Maria- que la única razón por la que los ucranianos dan más importancia a la desaparición de Vitrenko que a la de una persona desaparecida normal y corriente es porque se trata de un gran especialista en antiterrorismo y crimen organizado. Por lo que a ellos se refiere, el único delito que ha cometido es desertar de su puesto.

– ¿Qué hay del Berkut, esta unidad antiterrorista a la que perteneció? -preguntó Fabel.

– Básicamente, es la unidad antidisturbios y antiterrorista multiusos. Amnistía Internacional ha mostrado su inquietud respecto a su forma de actuar. Depende del Ministerio del Interior ucraniano. Por lo que he averiguado, el cometido de Vitrenko estaba más allá de los parámetros operativos habituales del Berkut. Era un agente muy prometedor con pericia en crímenes civiles, políticos y terroristas. Ucrania tiene un problema grave con el crimen organizado, y las tensiones entre la población de minoría rusa y la de mayoría ucraniana son importantes. A esto cabe añadir el hecho de que seguramente es el país con el mayor número de asesinos en serie del mundo; razón por la cual tienen los mejores expertos mundiales en encontrar a este tipo de asesinos.

Fabel se frotó la barba de veinticuatro horas.

– Si el padre de Vitrenko ha emprendido una cruzada individual para encontrarlo, ¿quién es la chica que trabaja con él? ¿Y por qué?

– Creo que tengo la respuesta -dijo Maria, y volvió a buscar en sus notas para encontrar el dato relevante-. Creo que es la teniente Martina Onopenko. Hasta hace poco era agente de la policía de Kiev.

– ¿Una inspectora?

– No…, era policía uniformada. Pero también tiene experiencia militar. También resulta que es la hermana pequeña de la periodista asesinada. Al parecer, comparte la convicción del anciano de que el verdadero culpable del asesinato de su hermana es Vitrenko. Dimitió de la policía cuando se negaron a reabrir el caso.

– Qué asociación más improbable -dijo Fabel en tono meditativo-. La hermana de una víctima y el padre del sospechoso principal…

Maria se encogió de hombros.

– Sólo es una suposición mía sobre quién puede ser la chica. Sirvieron juntos en Ucrania después de la desaparición de Vitrenko, de eso no hay duda. -Maria le pasó a Fabel una fotografía de una mujer joven-. Me la han enviado por correo electrónico nuestros amigos ucranianos…

Fabel examinó la fotografía. En muchos sentidos, la chica de la imagen se parecía a la ayudante del anciano ucraniano, pero tenía el pelo más oscuro y la cara más ovalada.

– Se parece, pero no es…

– Ya lo sé. Ésta es la periodista de Kiev asesinada. Valerie Onopenko.

– Pues entonces seguro que es la hermana de la mujer que va con Vitrenko padre. Parece que este caso trata de asuntos familiares.

– Hablando de eso -Werner se acercó al frente del equipo reunido-, he investigado a nuestros amigos los Eitel. Ya sé que no nos centramos en ellos como autores de los asesinatos, pero los dos tienen coartadas sólidas para el primer asesinato. El padre tiene una coartada confirmada para el segundo, y Norbert Eitel, para el tercero. He hablado con algunos de nuestros hombres de la unidad de delitos económicos y empresariales del segundo piso, pero me han dicho que ahora mismo no están investigando a los Eitel por nada, aunque han mostrado mucho interés por estas acusaciones de fraude inmobiliario. Les he pasado una copia de nuestro expediente. Me han dado una relación completa de las empresas y negocios registrados que controlan los Eitel o de aquellos por los que tienen interés. Y, en efecto, son los directores de Neuer Horizont. -Ahora le tocaba a Werner repasar sus notas-. También tienen intereses en Gallada Trading. Es un holding que al parecer está haciendo negocios con la rama inmobiliaria del Grupo Eitel. Este dato es el que ha avivado el apetito de la unidad de delitos económicos y empresariales. He podido establecer que Gallada Trading está codirigida por Wolfgang Eitel, Norbert Eitel, Pavlo Klimenko y un hombre de negocios estadounidense llamado John Sturchak. Gallada Trading ha comprado bastantes propiedades inmobiliarias en Hamburgo últimamente.

– Y Pavlo Klimenko es uno de los hombres de Vitrenko. -Fabel se quedó pensando un momento-. ¿Qué sabemos del estadounidense?