– ¡Seiscientos mil años! Eso lo dinamita todo.
– Matt, baja la voz. La gente empieza a mirarnos.
– ¿Serias capaz?
– Bueno, tal vez te conceda una oportunidad de disuadirme.
– ¿Cuando he conseguido disuadirte de algo? -dijo Matt suspirando mientras la rodeaba con sus brazos.
– Siempre hay una primera vez -respondió ella arrimándose a el y bebiendo otro sorbo.
En el exterior, a través de la ventanilla de plástico, vieron como el techo del mundo retrocedía, irregulares penachos blancos y negros que parecían morados a la luz del sol y se suavizaban con la distancia.
John Darnton
***