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Francesca había intentado no hacer caso a la acusación de la voz de Holly Grace, pero eso era difícil. Después de diez años de amistad, su relación estaba seriamente en peligro. El día que Francesca había vuelto de Londres, Holly Grace había anunciado:

– No te voy a dar la espalda, Francesca, aunque esa es la manera que lo siento, pero va a pasar mucho tiempo antes de que vuelva a confiar en tí.

Francesca había intentado hacerla entender.

– Yo no podía decirte la verdad. No sabiendo lo cercana que estás de Dallie.

– ¿Entonces me mentiste? Me contaste ese estúpido cuento sobre el padre de Teddy en Inglaterra, y yo lo creí todos estos años -la cara de Holly Grace se había oscurecido con la cólera-. ¿No entiendes que la familia significa todo para Dallie? Con otros hombres esto no podría importar, pero Dallie no se parece a otros hombres. Él ha pasado toda su vida intentando crear una familia alrededor de él… Skeet, la Señorita Sybil, yo, todos aquellos a los que ha ido recogiendo en estos años. Esto va más o menos a matarlo. Su primer hijo murió, y tú le robaste el segundo.

Una ola de cólera se había disparado por Francesca, más grande porque había sentido un pinchazo de culpa.

– ¡No te atrevas a juzgarme, Holly Grace Beaudine! Tú y Dallie teneís unas ideas terriblemente irresponsables de moralidad, y no tendré a ninguno de vosotros sacudiendo su dedo ante mí. No sabes lo que es odiar lo que eres… tener que rehacerte. Hice lo que tenía que hacer entonces y si atravesara ahora por la misma situación, haría exactamente lo mismo.

Holly Grace había sido impasible.

– ¿Entonces serías una ramera dos veces, verdad?

Francesca parpadeó contra las lágrimas cuando giró en la calle dónde estaba la casa de huevos de Pascua de Dallie. Estaba desanimada ante la incapacidad de Holly Grace para entender que para Dallie el asunto con ella no había sido nada más que una pequeña diversión sexual en su vida… seguramente nada para justificar el secuestro de un niño de nueve años.

¿Por qué Holly Grace tomaba partido contra ella? Francesca se preguntaba si hacía lo correcto por no implicar a la policía, pero no podía soportar la idea de ver el nombre de Teddy por todas partes en los tabloides.

"El Querido Hijo de la Famosa Presentadora de Televisión secuestrado por su Padre Golfista Profesional."

Podía verlo… las fotografías de todos ellos. Su relación con Stefan se haría más pública, y desenterrarían todas las viejas historias sobre Dallie y Holly Grace.

Francesca recordaba demasiado bien que había pasado después de que " China Colt" hubiera hecho famosa a Holly Grace. Cada detalle de su insólito matrimonio con uno de los jugadores más atractivos del golf profesional de repente se había sido carnaza para los medios de comunicación, y una historia seguía a otra, ningúno de ellos podía ir a ningún sitio sin ser perseguidos por paparazzis.

Holly Grace lo manejaba mejor que Dallie, quien estaba acostumbrado a reporteros deportivos, pero no a la prensa sensacionalista. No le había llevado mucho tiempo comenzar a lanzar sus puños, que eventualmente habían atraído la atención del comisionado de la PGA.

Después de un altercado especialmente repugnante en Albuquerque, Dallie había sido suspendido para jugar torneos durante varios meses. Holly Grace se había divorciado de él poco después para intentar hacer sus vidas más pacíficas.

La casa todavía era color lavanda y tenía la cadena de liebres saltando, aunque la pintura de mandarina había sido retocada por una mano menos experta que la de la Señorita Sybil.

La vieja maestra encontró a Francesca en la puerta. Habían pasado diez años desde que se habían visto por última vez. La Señorita Sybil se había encogido en el tamaño y sus hombros estaban más inclinados, pero su voz no había perdido su autoridad.

– Entra, querida, entra y quítate el frío. Yo, yo, pensaría que esto es Boston en vez de Texas, por la manera que han bajado las temperaturas. Querida, me has tenido en ascuas desde que me llamaste.

Francesca le dio un abrazo apacible.

– Gracias por permitirme venir. Después que todo lo que dije por teléfono, no estaba segura que quisieras verme.

– ¿No querer verte? Mi cielo, he estado contando las horas -la Señorita Sybil abrió el camino hacia la cocina y mientras le preguntaba si le apetecía un café-. No me gusta quejarme, pero la vida no ha sido muy interesante últimamente. No puedo moverme alrededor del modo que lo hacía, y Dallas andaba en compañía de una jóven tan terrible. No pude interesarla ni en Danielle Steel, sin hablar de los clásicos.

Hizo gestos a Francesca para que se sentara en una silla enfrente de ella en la mesa de la cocina.

– Yo, yo, no puedo decirte lo orgullosa que estoy de tí. Cuando pienso lo lejos que has llegado… -de pronto taladró a Francesca con su intimidante mirada de maestra-. Ahora cuéntame todo sobre esta terrible situación.

Francesca se lo contó, con todos los detalles. Para su alivio, la Señorita Sybil no fue casi tan condenatoria como Holly Grace había sido. Ella parecía entender la necesidad de Francesca de establecer su independencia; sin embargo, estaba claramente preocupada por la reacción de Dallie al descubrir que tenía un hijo.

– Creo que Holly Grace tiene razón -dijo finalmente-. Dallas debe estar en camino hacía Wynette, y podemos estar completamente seguras que no se ha tomado esto bien. Te quedarás en el cuarto de huéspedes, Francesca, hasta que él venga.

Francesca había planeado quedarse en el hotel, pero aceptó la invitación con gratitud. Mientras permaneciera en la casa, sentiría que de algún modo estaba más cerca de Teddy.

Media hora más tarde, Francesca se encontró acostada bajo un viejo edredón remendado mientras la luz del sol de invierno goteaba por las cortinas caladas y el radiador viejo silbaba con un flujo consolador de calor. Se durmió casi al instante.

A mediodía del día siguiente, Dallie todavía no había aparecido y ella estaba casi frenética con la ansiedad.

¿Tal vez debería haberse quedado en Nueva York? ¿Y si él no venía a Wynette?

Más tarde llamó Holly Grace y le dijo que Skeet había desaparecido.

– ¿Qué significa, desaparecido? Dijo que se pondría en contacto contigo si oía algo.

– Dallie probablemente lo ha llamado y le ha dicho que tenga la boca cerrada. Supongo que Skeet ha ido a encontrarse con él.

Francesca se sintió enfadada e impotente. Si Dallie le pidiera a Skeet que se pusiera una pistola en la cabeza, él probablemente lo haría, también. Al mediodía, cuando la Señorita Sybil se marchó para ir a su clase de cerámica, Francesca estaba al borde de un ataque de nervios.

¿Qué hacía que Dallie tardaba tanto tiempo? Con miedo de irse de la casa por si Dallie aparecía, intentó estudiar la materia de Historia Americana para su examen de ciudadanía, pero no podía concentrarse. Comenzó a pasearse impaciente por la casa y terminó en el dormitorio de Dallie, donde una colección de sus trofeos de golf colocados en la ventana delantera recibía la fina luz invernal.

Recogió un ejemplar de una revista de golf con su imagen en la portada. "Dallas Beaudine, siempre una Dama de Nonor…Nunca una Novia" Ella notó que las líneas de risa en las esquinas de sus ojos eran más profundas y sus rasgos tenían un molde más agudo, pero la madurez no le había privado ni un ápice de su belleza. Era aún más magnífico de lo que recordaba.

Buscó en su cara algún pequeño parecido con Teddy, pero no vio nada. Otra vez, se preguntó como había sabido que Teddy era su hijo.

Dejando la revista, observó la cama y una lluvía de recuerdos cayó sobre ella. ¿Aquí es dónde Teddy había sido concebido, o había pasado antes, en un pantano de Louisiana cuando Dallie la había tumbado sobre el capó de un Buick Riviera?