Выбрать главу

En Wakkanai, en el extremo septentrional de Hokkaido, la isla japonesa situada más al Norte, los pasajeros, rendidos, abandonaron ellos mismos el barco porque desde allí podían llegar antes y más cómodamente al puerto de Hakodate por ferrocarril.

Hakodate, situado en el extremo meridional de la isla y casi en la misma latitud que Vladivostok, tenía con este puerto comunicación bastante regular y frecuente. Después de una serie de interrogatorios y de formalidades debidos a que también el Japón había entrado en guerra al lado de la Entente,(entente =(voz francesa) f. Inteligencia, trato secreto, convenio, pacto, concierto), un vapor correo llevó en poco tiempo a todo el grupo a Vladivostok.

Cuál no sería el asombro de los viajeros cuando, al atracar, vieron entre los barcos que había en la bahía alEstrella Polarcon un centinela montando la guardia en la cubierta. En seguida hicieron indagaciones y se enteraron de que, al recibir la carta de Trujánov, el gobernador de Kamchatka, como no tenía barcos bastante grandes para atacar al crucero austríaco telegrafió a Vladivostok. Un crucero rápido enviado desde aquel puerto encontró alEstrella Polaren las islas del Comendador; en cuanto al barco austríaco, había logrado ocultarse.

El comandante del puerto, que les comunicó estás noticias, tuvo que decepcionar a los exploradores, que esperaban ya recuperar sus colecciones. Las austríacos habían saqueado enteramente elEstrella Polar,llevándose las colecciones, el material, los víveres, incluso el mobiliario de los camarotes y las piezas más costosas de las máquinas, hasta el punto de que el barco hubo de ser remolcado. Como no podía hacerse a la mar sin reparaciones, Trujánov hubo de aceptar la propuesta de las autoridades navales de cederlo a los servicios de vigilancia mientras duraba la guerra.

Abatidos, los exploradores tomaron el transiberiano para volver a sus lares. Después de haber examinado la situación decidieron que hasta el final de la guerra, que todos creían próximo, y hasta la restitución de las colecciones y las fotografías era preferible no hablar de la expedición a Plutonia. ¿Qué tenían, aparte de sus palabras, para demostrar que Plutonia y sus maravillas existían realmente y que se podía penetrar hasta ellas? Toda persona de sentido común, hubiera considerado su informe como una mistificación y los hubiese tildado de mentirosos o de locos.

Pero la guerra se prolongó. Luego llegó la Revolución de Octubre, la guerra civil… Los miembros de la expedición se dispersaron. Se ignora el paradero de los documentos y las colecciones. Trujánov, que ha vuelto a su observatorio de Munku-Sardik, donde vive en ermitaño, ha perdido las esperanzas de que le sean devueltos.

El diario del viaje y los dibujos de uno de los miembros de la expedición, ya muerto, cayeron por casualidad en manos del autor. Con dichos materiales ha sido escrito el presente libro.

F I N