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Navegar muy cerca del muro era peligroso porque con frecuencia se desprendían de aquella masa de hielo — abrupta e incluso en cornisa, surcada de numerosas grietas— bloques de hielo más o menos grandes que caían al agua con un ruido sordo. Por algunas grietas acentuadas hasta formar cañones profundos, aunque estrechos, caían arroyos en cascada.

La navegación era lenta. Había que evitar los bajíos y los campos de hielo, de manera que en aquella jornada sólo avanzaron unos cuarenta kilómetros. Pero al finalizar el día apareció por delante un largo promontorio como si la muralla avanzara hacia el Sur, cambiando de orientación. Cuando elEstrella Polarllegó hasta cerca, pudo verse que aquel saliente no estaba formado por el hielo, sino por. un cabo rocoso de la tierra propiamente dicha.

Durante la cena se discutió en la sala de oficiales cómo bautizar a la tierra recién descubierta y quedó decidido darle el nombre de Tierra de Fridtjof Nansen, en honor del gran explorador de mares y países polares. En cuanto al cabo, pese a las protestas de Trujánov, recibió su nombré como organizador de la expedición.

Justo delante del cabo la muralla de hielo se retiraba un poco hacia el Norte, gracias a lo cual quedaba formada una bahía pequeña, pero bastante profunda para que se pudiese proceder al desembarco de la expedición de trineos.

En el barco se desplegó toda la noche una gran actividad. Había que apresurarse y aprovechar el tiempo favorable. El viento del Sur podía empujar a los campos de hielo hacia la orilla y cerrar con ellos la bahía. Todos tomaron parte en el desembarco de la impedimenta. Hacia el nacimiento del cabo, la muralla de hielos descendía fragmentándose en varios pedazos, entre los cuales no era difícil hallar un camino para subir a ella. Mientras los miembros de la expedición seleccionaban la impedimenta desembarcada en la orilla y la instalaban en los trineos, los marineros subieron al punto más alto del cabo Trujánov y allí levantaron una pirámide de piedras en torno a un asta en la que fue izada la bandera rusa al triple saludo de los cañones delEstrella Polar.

La pirámide debía servir también de punto de orientación, tanto para el barco que iba a cursar a lo largo de la costa para fijar sus contornos y estudiarla, como para la expedición de trineos que se dirigía hacia el interior del país, pero debía regresar al mismo cabo para reembarcar. Entre las piedras de la pirámide fué colocado un pequeño cajón de cinc soldado que guardaba la declaración de que aquella tierra había sido descubierta el 4/17 de junio de 1914 por la expedición de Trujánov a bordo delEstrella Polary había recibido el nombre de Tierra de Fridtjof Nansen. La declaración fué firmada por todos los miembros de la expedición y refrendada con el sello del barco.

Al día siguiente por la noche, todos los miembros de la expedición se reunieron por última vez en la sala de oficiales delEstrella Polarpara una cena de despedida, durante la cual quedaron definitivamente resueltas las cuestiones del rumbo que debía seguir el barco y de las medidas a tomar en auxilio de la expedición de trineos en caso de que no regresara para la fecha fijada.

ElEstrella Polardebía dejar junto a la pirámide un depósito de víveres, combustible y ropa para varios meses a fin de que la expedición, si por alguna causa no encontraba al barco en aquel sitio, pudiera quedarse allí a invernar.

La expedición debía marchar en línea recta hacia el Norte durante seis u ocho semanas y luego regresar hacia el Sur, a ser posible por otro camino, pero procurando salir de nuevo al cabo Trujánov. Para aligerar su carga y tener seguro el regreso, debía dejar, aproximadamente cada cincuenta kilómetros, depósitos de víveres para tres días y datos acerca de la dirección que seguía para el caso en que fuese necesario salir a buscarla.

Por la mañana, elEstrella Polar, empavesado, despidió a la expedición con una salva de sus dos cañones. En el momento de despedirse, Trujánov entregó a Yashtánov un sobre lacrado diciéndole:

— Si durante el recorrido por la Tierra de Nansen se encuentra usted en una situación sin salida o tan desconcertado que no logre explicarse lo que ocurre a su alrededor ni sepa qué hacer, abra usted este sobre. Quizá le ayude su contenido a adoptar la decisión conveniente. Pero, sin necesidad apremiante, se lo ruego, no abra el sobre. En caso de que todo marche más o menos normal mis indicaciones no le harán ninguna falta y, además, podrán parecerle absolutamente infundadas.

Después de amistosos apretones de manos en la superficie de la barrera de hielo, adonde casi toda la tripulación había subido a despedirlos, echaron a andar hacia el Norte seis hombres con tres trineos bien cargados, de cada uno de los cuales tiraban ocho perros. Seis perros de reserva corrían al lado.

Capítulo VIII

A TRAVÉS DE LA CORDILLERA RUSSKI

La expedición se adentró durante dos días en la tierra de Nansen a través de una llanura de nieve que ascendía suavemente hacia el Norte y no presentaba ninguna dificultad para el rápido avance. El hielo tenía pocas grietas y, en su mayoría, cegadas por la nieve. El tiempo era gris y del Sur llegaban, empujadas por el viento, unas nubes compactas que a veces se deshacían en nieve y ocultaban la lejanía. Los hombres y los perros iban amoldándose poco a poco a la marcha. Borovói iba en cabeza, probando con su palo la nieve para descubrir a tiempo las grietas y consultando la brújula para mantenerse en la orientación elegida. Makshéiev, Pápochki e Igolkin iban cada uno al lado de su trineo, dirigiendo a los perros. Gromeko corría un poco apartado, pero cerca para ayudar al trineo que se atascara, y Kashtánov cerraba la columna, también con la brújula en la mano, levantando la carta del itinerario. En la parte trasera del último trineo iba fijado un odómetro, ligera rueda unida a un contador, que marcaba la distancia recorrida. Por eso había que evitar sobre todo cualquier avería de ese trineo.

Todos los viajeros llevaban idénticos trajes polares; lakujliankachukchi, camisa de pieles con el pelo hacia dentro y capota para la cabeza. En caso de grandes fríos iban en los trineos otraskujdiankasque se podían poner encima de las primeras, pero con el pelo hacia fuera. Ahora, por ser verano, bastaba una sola que, además, debía ser sustituida por una chaqueta de punto de lana en caso de lluvia, ya que las prendas de piel de reno no se deben mojar. El resto de la indumentaria se componía de unos pantalones también de piel con el pelo hacia dentro, y de torbás, ligeras botas altas de pieles. En caso de que subiera mucho la temperatura se podía sustituir toda la ropa de pieles por otra de lana que llevaban de repuesto.

Todos marchaban en esquís, ayudándose con los palos. La llanura estaba cubierta de hileras de accidentes, cavidades y chepas, causadas pon las nevascas del invierno y sólo en parte suavizadas por el deshielo, que dificultaban la marcha más que las grietas, no muy frecuentes. Makshéiev divertía a todos hablando con los perros de su trineo, a los que había puesto nombres graciosos. El perro de cabeza grande, negro, había sido bautizado General. Para pasar la noche instalaban unayurtade tipo ligero, con liviana aunque sólida armadura de bambú. Dentro colocaban en círculo los sacos de dormir a lo largo de las paredes; en el centro, una estufa de alcohol piara hacer la comida, y arriba, de una traviesa. colgaban un farolón. Los perros eran atados a los trineos en torno a layurta. Al finalizar la segunda jornada de viaje, y recorridos cincuenta kilómetros desde el lugar de desembarco, instalaron el primer depósito de víveres para el camino de vuelta, dejándolo marcado con una pirámide de bloques de nieve y una bandera roja en lo alto.