Cuando empecé a estudiar pantomima, la primera cosa que nos enseñaron fue que, para hacer gestos, no hay que hacer gestos. El principio de la pantomima es permanecer neutro. Después se harán todos los gestos que se quieran. Por lo mismo, la base de la imaginación es no tener imaginación, es llegar a romper todo lo imaginario. A partir de ahí, se puede hacer lo que se quiera. Si no se rompe lo imaginario, se estará siempre con los parásitos. Durante todo el tiempo hay cosas que se mueven en nuestro imaginario. Hace falta romper el diálogo interior, el lenguaje interior, ordenar el caos emocional, la invasión de los deseos, el cuerpo indisciplinado. Hay que poder llegar a dominar todo eso.
Sed un punto
Se puede hacer un ejercicio que es muy sencillo: la cosa más simple en que se puede pensar es un punto, ¿no? Supongamos que tenemos un pincel o un lápiz y que vamos a dibujar un punto. Tendremos que crear verdaderamente el punto con todo el espíritu, con todo lo emocional, como si abriéramos un punto en el espacio. Hagamos el punto. Si es posible crear el punto, haremos después muchas cosas con él. Pero hay que poner verdaderamente toda la concentración en crear un punto. Es la primera cosa que se hace en los movimientos de kárate. Los karatekas son personas capaces de crear un punto, un punto de concentración mental y emocional. Creemos un punto intensamente, como si en ese punto estuviera toda la energía del universo. Un punto de energía total. Todo debe estar ahí. Hay que poner mucha fuerza para crear el punto. Hay que hacerlo con todo nuestro ser. Toda nuestra concentración en un punto, un punto, un punto… ¡Eso es todo! Bien, ¿podemos hacer un buen punto, un punto perfecto, un punto concentrado? Bravo, es un buen esfuerzo. Ahora, observemos. Yo tengo el punto aquí en la frente. Toda mi mente es un punto. Estoy concentrado en un solo punto. Tengo un punto emocional, tengo el punto aquí en mi pecho, y en el sexo, por todas partes. Puedo mover el punto, puedo ponerlo en mi boca, aquí, allá, en mis ojos… ¡Mi voluntad es un punto! ¡Eso es todo! Haced este ejercicio. Trabajad con el punto. Concentraos en la energía del punto, introducid el punto en vuestro cuerpo. Es como el ejercicio del espacio. Aquí todas las direcciones se concentran en un punto. Todos los pensamientos, todos los sentimientos, todos los deseos. Cuando se aprende a hacer el punto, se pueden realizar ya todos los movimientos que se quieran. Sea cual sea la disciplina que se desee practicar, danza, teatro, kárate, artes marciales, todo se pone en su lugar. Porque no es más que eso: hago un gesto, y mi intención va allí. Haga lo que haga. Todo está concentrado, toda mi atención va allí, toda mi concentración es clara, precisa. El kárate, en el fondo, consiste en crear un punto concreto donde se pueda golpear, y así se puede llegar a romper una mesa. Pero en desarrollar el punto se tarda años.
Bellas Artes
Ahora cantaremos, pero de forma imaginaria, sin voz. Cantaremos la canción más maravillosa. ¡Cantad la más maravillosa canción sin sonido! Imaginad que cantáis con una voz maravillosa. Adelante. Esto es la creatividad. Tenéis que cantar como los pájaros. Así se aprende. Con concentración, con fuerza, hacedlo, esto no es un teatro… Podéis moveros, avanzar, no estéis quietos. Cantad, poned toda la intensidad de un gran cantante. Poned todo vuestro talento a cantar. ¿Os gusta, verdad? Es genial, podéis cantar todo lo que queráis en el más completo silencio, con la boca cerrada.
Ya hemos cantado. Ahora vamos a crear. Haced lo que podáis, yo no puedo daros lo que vosotros no hacéis. Si cantáis, hacedlo a fondo, será un gran progreso para todos, porque para el inconsciente vosotros cantáis. Vuestro inconsciente os va a considerar cantantes si hacéis como que sabéis cantar. El mensaje pasa hasta él, y estará satisfecho. Ya sabéis cantar, ¿entendéis? Ahora, en mi imaginación, puedo tocar el piano. Podéis utilizar otros instrumentos, pero son más difíciles. Comencemos con el piano, con el que se usan las dos manos, y luego podéis pasar al instrumento que queráis. Os relajáis, tocáis apasionadamente el piano invisible y tratáis de imaginar lo que estáis interpretando. Lo que queráis, pero tocad el piano. Este ejercicio es maravilloso. Y cuando estéis cansados del piano, pasáis a otro instrumento. Y llegaréis a lo mejor de vosotros. ¡Llegad a lo sublime con la música!
(Pequeño paréntesis. Hasta ahora era un juego de niños. Los niños juegan así. Pero ahora va a ser vuestra profesión. Hace falta llegar a lo sublime de vosotros mismos. No como una diversión. Hay que tocar, pero sintiendo solamente lo mejor de vuestra alma. Que lo mejor de vosotros toque. Hacéis una música de una inmensa espiritualidad. Tocad eso. Os pido la mayor belleza espiritual, lo sublime. Sois los más bellos, podéis seducir a la humanidad entera con vuestra música. No hay que infravalorarse, al contrario, hay que valorarse. Eso llega solo. Empiezas, y después eso llega. El concierto podría durar todo el día. Sería bueno que hicierais estos ejercicios hasta dominarlos. Poco a poco, con la práctica, se van despertando nuestras capacidades creativas, hasta alcanzar lo sublime.)
Tened talento
Ahora voy a proponer un ejercicio muy simple que va a estimular vuestro talento. ¿No tenéis talento? Pues vais a tenerlo enseguida. No hay que dudar de uno. Tengo el talento cuando tengo la potencia. Y tengo la potencia cuando tengo el derecho de vida o de muerte sobre los otros. A partir de ese momento tengo la potencia. Dios es todopoderoso porque puede matar cuando quiere. Y porque puede crearme cuando él quiere. Y si estoy vivo es porque él me perdona. Luego la capacidad de matar, de perdonar, va a crear el talento. Es simple. Me imagino que soy una cobra, que tengo veneno y que delante de mí hay un mono. Estoy delante del mono, concentrado, completamente ensimismado, me muevo, lo miro, lo hipnotizo, y el mono hace lo que yo quiero. Es una actitud de talento. Os digo la verdad. Yo provoco que vosotros me miréis. Yo provoco que vosotros estéis aquí. Yo os he creado. Hace falta que os convirtáis en cobra. En vez de ser la víctima siempre, la ratita que está hipnotizada, pasamos al otro lado. Somos nosotros quienes hipnotizamos a la gente, ¿de acuerdo? Para eso hay que relajarse y después crear el punto, hacerlo subir, y después nos balanceamos porque estamos listos para saltar, pero no saltamos. Hacemos como que saltamos, pero no saltamos. Es así como se hipnotiza al mono. Tampoco le mordemos. Sólo se le hipnotiza. Tenéis que desarrollar esa capacidad de mirar hipnotizando. No es seducir, es muy diferente a seducir. Con mi concentración mental, tengo al otro. Trabajad eso. Eso es el talento. No estamos asistiendo a una reunión de cobras, sino a una cofradía de sabios que son como cobras, que se respetan unos a otros porque saben que su conocimiento es mortal. Ahora probad a rebasar vuestra cabeza al expulsar la fuerza. Probad a sobrepasar el interior de vuestra cabeza: imaginad que vuestros ojos están treinta centímetros más altos que el cráneo y, sintiendo que sois una cobra, pensad que tenemos bajo el ombligo, dos o tres dedos más abajo, un punto de concentración y que hay una fuerza que sale de ahí hacia el exterior, que puede entrar en los otros. En el vientre. Eso es la carta del tarot el Emperador. Él está sentado así, y la fuerza está ahí.
Dibujad
Ahora haremos un ejercicio de creatividad aplicada. Como tenemos todas las herramientas mentales necesarias, la concentración, la fuerza, todo lo que hemos estudiado en este curso, vais a imaginar que tenéis una tela, del tamaño que queráis. Tenéis un pincel que puede cambiar de color según vuestro deseo. Y vais a hacer un cuadro, un cuadro imaginario. Podéis dibujar, podéis hacer grandes manchas, podéis cambiar los colores, como más os guste. Después, sentaos por grupos y, haciendo gestos, describid el cuadro que se ha pintado, ¿de acuerdo? ¡Empecemos! Mientras pintáis podéis poner una música imaginaria para que os guíe. Si queréis ser creativos, ¡creatividad! Y si alguien tiene potencial creativo, que continúe, que siga hasta que aparezca alguna cosa. Para el inconsciente es como si se hubiera hecho un cuadro, ¿sabéis? Para el inconsciente, lo que se ha hecho en lo imaginario es como si se realizara realmente. En el sistema nervioso, cuando se imagina alguna cosa, se activan las mismas conexiones. Lo que pasa es que la gente normal no se propone hacer cosas semejantes, porque ellos no lo creen. En realidad, si se quiere ser creativo sólo hace falta hacerlo. Si yo pinto diez o veinte cuadros como éste, imaginarios, después podré hacer un cuadro real, estaré preparado para pintar. ¿Lo veis?