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Capítulo 5

El almuerzo de negocios duró más de lo que Brandon había esperado. Fue hacia su suite, preparándose para el montón de mensajes urgentes que sabía que le daría Kelly en cuanto entrara. Tenía ganas de tirar los mensajes a la papelera, agarrar a Kelly y conducir por las colinas a un lugar donde esconderse el resto del día.

Soltó una risita al pensar que, teniendo en cuenta las cosas que habían hecho Kelly y él la noche anterior, era una suerte que parte de su cerebro siguiera intacto. La erótica imagen de su fantástico cuerpo desnudo sobre la cama asaltó su cerebro y tuvo que apretar los dientes para controlar la excitación. Pensaba volver a pasar la noche con ella; aunque perdiera la cabeza del todo, habría merecido la pena.

De vuelta en su despacho, revisó los mensajes. Tiró el de Bianca, una mujer con la que salía de vez en cuando, a la papelera. No necesitaba más distracciones.

Se obligó a concentrarse en el trabajo, pero Kelly invadía su mente al menor descuido.

Sus hermanos llegarían en dos días, el jueves, y todo entraría en ebullición. Habría varias reuniones de última hora, conferencias telefónicas de urgencia, inspecciones y ensayos antes de que comenzaran las festividades, el viernes. Ese día llegaría su madre con sus amigas, y también los primeros huéspedes oficiales del Mansion.

La lista de huéspedes incluía a numerosos amantes del vino, a un crítico de una prestigiosa revista de viajes, a varios amigos de los hermanos Duke y a un importante cargo estatal con quien habían hecho negocios. Y también al idiota del exnovio de Kelly, claro. Roger y compañía no llegarían hasta el lunes.

En parte, seguía atónito por haber accedido a ayudar a Kelly a recuperar al tipo. Si realmente pretendía llevarse a Roger a la cama, no dudaría en obstaculizarle el camino.

Brandon sabía que lo más inteligente sería considerar lo ocurrido como una aventura de una sola noche. Sabía que estaban jugando con fuego y no deberían seguir acostándose juntos. Y también sabía que era él quien debía poner el punto final, antes de que la cosa fuera a más. Kelly lo entendería; ya habían hablado del tema.

Pero cada vez que lo pensaba, cambiaba de opinión. La deseaba demasiado. También sabía que ese sentimiento perdería fuerza. Cuando ocurriera, Kelly y él volverían a ser compañeros de trabajo y el aspecto sexual de su relación terminaría amigablemente. Sin líos ni complicaciones.

Por la noche, Brandon convenció a Kelly para que fuera a cenar con él a un agradable restaurante italiano en Napa. A los dos les apetecía escapar del hotel durante unas horas. Durante la comida hablaron de asuntos de negocios y familia. Kelly le habló a Brandon de sus hermanas y sus familias, y Brandon mencionó que su madre tenía el proyecto de buscar al hermano de su difunto esposo.

– El marido de Sally, William Duke, tenía un hermano, Tom -explicó Brandon-. Cuando sus padres murieron, enviaron a los chicos a un orfanato de San Francisco.

Kelly asintió mientras se servía alcachofas, pimientos y calabacín a la plancha.

– Sally me dijo que su esposo fue la razón de que quisiera adoptaros a los tres.

– Así es. El sueño de Bill era devolver simbólicamente lo que había recibido adoptando él a otros niños, pero murió antes de poder cumplirlo.

– Me alegra que Sally lo cumpliera por él.

– Doy las gracias al cielo por ello a diario -Brandon sonrió y tomó un sorbo de vino.

– ¿Ha sabido algo del hermano de Bill?

– Aun no. Por lo visto, el orfanato no era muy agradable y los chicos se escaparon unas cuantas veces. Bill fue adoptado y su hermano siguió allí. Años después, cuando Bill tuvo edad suficiente para buscarlo, descubrió que el orfanato se había incendiado y todos los registros se habían perdido.

– Eso es terrible. ¿Sabe Sally si el hermano de Bill sobrevivió?

– Sí. Tom ya tenía dieciocho años cuando se produjo el incendio, no estaría allí. Pero Bill lo buscó sin éxito. Su esperanza era que Tom hubiera sido adoptado y cambiado de apellido.

– Eso espero -dijo Kelly-. Por favor, dile a Sally que puedo ayudarla si necesita a alguien que investigue. Sabes que me gustan los retos.

– Gracias, Kelly -le sonrió-. Se lo diré.

– Ha sido divertido -dijo Kelly, mientras volvían hacia el hotel-. Y la pasta estaba deliciosa. Estoy llenísima.

– Sí, yo también -dijo Brandon-. Me alegro de que hayamos podido escaparnos un rato. Ya no habrá oportunidades de hacerlo.

– Lo sé -Kelly miró el cielo tachonado de estrellas. La luna llena iluminaba el camino-. Hace una noche preciosa.

– Y aún hace calor -comentó Brandon-. Es la noche perfecta para darse un baño.

– No creo que haga calor como para eso.

– Hace el suficiente para lo que tengo en mente -le agarró la mano-. Ven conmigo.

Intrigada, Kelly le permitió que cambiara de dirección y la condujera hacia la casa del propietario, en la que se alojaba él. La cómoda casa había sido construida en la colina, bajo el edificio principal. Era grande, con dos dormitorios, techo abovedado y chimenea en la sala de estar. Unas puertas de cristal daban paso a un bonito patio enmarcado por una pared de arbustos, flores y olivos. A un lado había un jacuzzi para dos.

Kelly miró a su alrededor. La espesa vegetación garantizaba una intimidad absoluta.

– Es precioso -dijo, mirando a Brandon.

– Eso creo yo -pulsó un botón, y Kelly vio, sonriente, cómo la superficie del agua empezaba a burbujear.

Brandon le quitó la chaqueta, la dobló y la dejó sobre una hamaca. Kelly hizo lo mismo con la de él. Se desvistieron rápidamente y entraron en el agua caliente y burbujeante.

– Oh, es una delicia -dijo ella, sumergiéndose hasta los hombros.

Brandon se sentó en el escalón y la atrajo para colocarla en su regazo, de cara a él.

– Sí, definitivamente es una delicia -puso las manos en sus mejillas y se inclinó para besarla.

Cuando sintió sus labios, la mente de Kelly se vació de todo pensamiento y se centró en el hombre. Él se tomó su tiempo, besándola, acariciándola con manos y lengua. Ella flotaba en un mar de placer, ingrávida en sus brazos.

– Eres bellísima -tomó sus senos en las manos e inclinó la cabeza para besar uno y luego el otro.

– Brandon -susurró ella.

– Quiero hacerte el amor.

– Sí.

Él se puso de pie en el agua, y ella se aferró a su cintura con las piernas. La deslizó lentamente sobre su miembro, hasta el final. Ella lo sintió tan dentro, tan profundo, que se preguntó si alguna vez volvería a sentirse tan completa. Después, él agarró su trasero y apretó con suavidad, provocándole una oleada de placer. Gritó cuando él empezó a moverse en su interior, más fuerte y más rápido, profundizando más y más. Se movió con él mientras las sensaciones pulsaban e irradiaban desde su centro hacia el exterior, removiendo cada átomo de su cuerpo y de su alma.

Deslizó las manos por los abultados músculos de su espalda, mientras sus poderosas caderas seguían empujándola, llevándola hacia el clímax. Sintió que su cuerpo se fundía con en el de él que, con un gruñido gutural, se dejó ir, lanzándose a un abismo de puro éxtasis.

* * *

Al día siguiente, Kelly empezó a comprender que su Plan Roger tenía fallos. Según pasaban los días, el plan de vengarse de Roger perdía más y más importancia. Eso era bueno porque necesitaba olvidarse de Roger de una vez por todas.

La verdad era que, en los últimos días, cuando buscaba en su mente, corazón y alma indicios de la tristeza que había sentido desde que Roger rompió con ella, no los encontraba. Eso era asombroso, y sabía que tenía que agradecérselo a Brandon. Él la había hecho ver que Roger estaba equivocado; era perfectamente capaz de atraer a un hombre.