Fue a vivir con la profesora, que era extremadamente pobre.
Al final del primer año, Miye regresó al Japón por algunos días, y regresó al Tibet con regalos mal elegidos. Cuando la profesora vió lo que le había traído, comenzó a llorar, y le pidió a Miye que no volviera más a su casa, diciendo:
– Antes, nuestra relación era de igualdad y amor. Tú tenías techo, comida y pinturas. Ahora, al traerme estos regalos, has establecido una diferencia social entre nosotras. Si existe esta diferencia, no puede existir ni comprensión ni entrega".
LA IMPORTANCIA DE SABER LOS NOMBRES
Zilu le preguntó a Confucio:
– Si el rey Wen lo llamase para gobernar el país, ¿qué es lo que haría primero?
– Aprender los nombres de mis asesores.
– ¡Qué tontería! ¿Es ésta la preocupación de un primer ministro?
– Un hombre nunca puede recibir ayuda de lo que no conoce -respondió Confucio. -Si él no entiende a la Naturaleza, no comprenderá a Dios. De la misma manera, si no sabe quién está de su lado, no tendrá amigos. Sin amigos, no puede establecer ningún plan.