CONFUCIO Y EL GOBIERNO
Zizhang buscó a Confucio por toda China. El país atravesaba un momento de gran convulsión social, y él temía un derramamiento de sangre.
Encontró al maestro junto a una higuera, meditando.
– Maestro, precisamos urgentemente su presencia en el gobierno -dijo Zizhang. -Estamos al borde del caos.
Confucio continuó meditando.
– Maestro, nos enseñaste que no podemos quedarnos al margen -continuó Zizhang. -Dijiste que somos responsables del mundo.
– Estoy rezando por el país -respondió Confucio. -Después iré a ayudar a un hombre en la esquina. Haciendo lo que está a nuestro alcance beneficiamos a todos. Si únicamente tratamos de tener ideas que salven al mundo, no nos ayudaremos ni a nosotros mismos. Existen mil maneras de hacer política: no se necesita ser parte del gobierno.
EL LENGUAJE DEL ASNO
El sabio Saadi de Xiras caminaba por una calle con su discípulo, cuando vió a un hombre tratando de hacer que su asno se moviera.
Como el animal se rehusaba a moverse de ese lugar, el hombre comenzó a insultarlo con las peores palabras que conocía.
– No seas tonto -le dijo Xiras. -El burro jamás entenderá tu lenguaje. Lo mejor será que te calmes y aprendas el lenguaje de él.