Выбрать главу

– Está bien, se la dejaré a Isaac. Y Abraham se quedará con mis acciones.

– ¡Ya te dije, mi adorado Jacobo, que Abraham no necesita nada! Yo me quedo con las acciones, y podré ser de ayuda para cualquiera de nuestros hijos, si algun día lo necesitaran.

– Tienes razón, Sara. Hablemos entonces de nuestras propiedades en Israel. Considero que debo dejárselas a Deborah.

– ¿Deborah? Pero has enloquecido, Jacobo. Ella ya tiene propiedades en Israel, ¿quieres que se transforme en una mujer de negocios, y termine arruinando su matrimonio? ¡Creo que nuestra hija Michele es la que necesita más ayuda!

Jacobo, haciendo acopio de sus últimas energías, se levantó, indignado:

– Mi querida Sarah, tú has sido una excelente esposa, una excelente madre, y sé que quieres lo mejor para cada uno de sus hijos. ¡Pero por favor, respeta mis puntos de vista! Al final de cuentas, ¿quién es que se está muriendo? ¿Tú o yo?

CONFUCIO Y LOS PROFESORES

Poco se conoce acerca de la vida del filósofo chino Confucio; se cree que vivió entre los años 551-479 A.C. Algunas de sus obras se le atribuyen a él, otras fueron compiladas por sus discípulos. En uno de estos textos, "Conversaciones Familiares", aparece un interesante diálogo que tiene que ver con el aprendizaje.