Aún cuando sabía que tenía que pasar el día siguiente trabajando, Bruno comenzó a escribir una historia extraña, donde dicho amigo, John Salmon, hacía un largo viaje desde la Patagonia hasta Australia. Mientras escribía sintió una sensación de libertad muy grande, como si la inspiración brotara sin interferencia alguna.
Cuando terminó de escribir la historia, recibió un telefonema de su madre: ella acababa de enterarse que John Salmon había muerto.
CONVENCIENDO A LOS OTROS
Un profeta llegó cierta vez a una ciudad para convertir a sus habitantes.
Al principio, las personas parecían entusiasmadas con lo que oían. Pero -poco a poco-la rutina de la vida espiritual se hizo tan difícil, que los hombres y las mujeres se apartaron, hasta que no quedó ni un alma que lo escuchara.
Un viajante, al ver al profeta que predicaba solo, preguntó:
– ¿Por qué continúas exaltando las virtudes y condenando los vicios? ¿No ves que aquí nadie te escucha?
– Al principio, yo esperaba cambiar a las personas -dijo el profeta. -Si todavía hoy sigo predicando, es sólo para impedir que las personas me cambien a mí.
LA MANERA DE REZAR
Un labrador que tenía a su esposa enferma le encomendó una serie de plegarias a un sacerdote budista. El sacerdote comenzó a rezar, pidiendo que Dios curase a todos los enfermos.