– ¿Y por qué no te casaste con ella?
– ¡Ah, compañero mío! Lamentablemente ella también quería un hombre perfecto.
MOGO QUIERE MEJORAR SIEMPRE
Hace muchos años, vivía en China un joven llamado Mogo, que se ganaba el sustento picando piedras. Aunque era sano y fuerte, el joven no estaba contento con su destino, y se quejaba noche y día. Tanto blasfemó contra Dios, que su ángel de la guarda terminó por aparacérsele:
– Tienes salud, y una vida por delante -dijo el ángel. -Todos los jóvenes comienzan haciendo algo como lo que haces tú. ¿Por qué vives quejándote?
– Dios fue injusto conmigo, y no me dio oportunidad de crecer -respondió Mogo.
Preocupado, el ángel fue ante la presencia del Señor, pidiendo ayuda para que su protegido no terminara por perder el alma.
– Hágase tu voluntad -dijo el Señor. -Todo lo que Mogo quiera le será concedido.
Al día siguiente, Mogo picaba piedras cuando vio pasar una carroza en la que iba un noble, cubierto de joyas. Pasándose las manos por el rostro sudoroso y sucio, Mogo dijo con amargura:
– ¿Por qué no puedo yo también ser un noble? ¡Ése debería ser mi destino!"
– ¡Sélo, pues! -murmuró su ángel, con inmensa alegría.
Y Mogo se transformó en el dueño de un palacio suntuoso, de muchas tierras, donde vivía rodeado de servidores y caballos. Acostumbraba salir todos los días con su impresionante cortejo, y le gustaba ver que sus antiguos compañeros, alineados a la vera del camino, lo miraban con respeto.