Antes lo has dicho tú y es verdad, sí, todo viene a destiempo; según lo decías te miré y me extrañó que lo dijeras por la coincidencia, porque estaba yo pensando lo mismo exactamente, lo pienso todo el rato mientras hablas, que quién me hubiera dado a mí en esos años malos de la infancia poder estar aquí contigo como hoy en esta casa oyéndote contar y contar cosas de mamá, sin miedo, sin prisa, con toda la noche por delante para ti y para mí, dando forma al relato entre los dos; es justo el juego al que habría querido jugar, al que he estado intentando en vano desde entonces jugar con alguien, quimera que ha presidido y ha hecho fracasar todos mis intentos amorosos. Y un ambiente así ya es que ni lo soñaba, ¿te das cuenta de lo bien que se está y de lo bien que hablamos?, va todo como una seda, pero es también el sitio y el momento y la casualidad y saber que luego cada uno nos iremos a lo nuestro y que esta noche no se repite, ni esa luna encima de los árboles, qué despierto estoy, ni gota de sueño tengo, hasta puede venir si quiere el hombre ése del caballo, yo contigo no tengo miedo a nada, sólo lo sentiría porque si viene será aviso de que se muere la abuela y entonces se acabará la conversación, no, que no venga el caballo, no quiero. Sí, se está muy a gusto, pero viene a destiempo, eso qué duda cabe, nunca consigue uno dar las cosas en el momento en que verdaderamente otro las necesita recibir. Tal vez hice mal no escribiéndote a la India, ahora ya esas historias de la chica de Palencia no son el suero en vena capaz de devolverme la vida y el aliento, ahora es un lujo oírte, no estoy en la indigencia, lo he pasado bien muchísimas veces, he hecho el amor, he viajado, he recibido cartas que esperaba y sobre todo no lloro por las noches, leo libros que ponen en tela de juicio la institución familiar, muchos de mis amigos han roto con sus padres y sus mujeres por propia decisión, y si viene el insomnio, que muchas noches viene, hay alcohol y somníferos, hay teléfono a mano, y motos, coches, discotecas, chicas que me gustan y que me quieren ver y toda la ciudad llena de luces a mi disposición, la herida de mamá ya se ha cerrado, posiblemente en falso, no te digo que no, yo bien quería que cicatrizara a base de cuidados, pero nadie me vino a socorrer. Y quizá fue mejor, cualquiera sabe.