"Esto es un sermón", se dijo Ogi mientras oía hablar a Patrón; la impresión que le hacía aquel discurso, sin contar la que igualmente les haría a Ikúo y a Bailarina, era la de sentirlo como incoherente, en medio del acoso emocional que transmitía. Incluso llegó a sentir ganas de interrumpir a Patrón a medio camino para mostrarle su disconformidad:
"Yo no soy creyente. Sólo soy un oficinista." En la nueva andadura de Patrón, Ogi había estado colaborando con él, y eso quedaba fuera de toda duda. Pero… ¿cómo vería Bailarina todo ello? Estando él en tales pensamientos, Bailarina interrumpió bruscamente a Patrón, aunque lo que ella dijo no venía a colmar las expectativas de Ogi:
– Eso ya lo hemos oído, tanto Ogi como yo, de boca de Guiador. Nos dio una charla muy detallada sobre el fin del mundo y el fin de los tiempos según Patrón lo veía en sus grandes visiones, ¿no es cierto?
Ogi, al verse inesperadamente urgido a confirmar aquellas palabras, asintió con un gesto, pero se sintió muy desazonado, al pensar cómo tomaría Patrón el hecho de su asentimiento.
– Todos nosotros, asimismo, leemos los artículos de opinión de los periódicos sobre la superpoblación, la escasez de recursos, la destrucción del medio ambiente…, pero la charla de Guiador en verdad nos llegó muy hondo, con sus nítidas imágenes.
"A1 mismo tiempo, era algo duro de sobrellevar. Patrón era quien contemplaba la profunda visión en vivo, y luego la relataba tal cual, usando excesivas palabras, como si fuera a saltar por los aires; y Guiador, mientras ponía eso en orden usando palabras y giros familiares para nosotros, se debatía con la inquietud de si estaría acertando o no; según él mismo nos contó.
– Más bien que decir que yo "he visto" visiones, habría que hablar de que "me asaltan" esas visiones -precisó Patrón-, y la cuestión es cómo transmitirlas con el lenguaje de aquí abajo. Para ponerlas con ilación lógica en palabras de acá, yo no podría dar ni un paso sin la colaboración de Guiador. Creo que el contenido de mis grandes visiones, considerado a nivel de su expresión mediante palabras, lo conoce Guiador mejor aún que yo.
– Pero tú, Patrón, tenías que ser quien estableciera el proyecto fundamental de la iglesia. Así lo veo yo -dijo Bailarina-. Por otra parte, es algo que le he oído decir a Guiador: el intento de traducir las terribles visiones que ha venido contemplando Patrón a palabras "de acá", y a palabras de hoy, es seguramente un esfuerzo en vano. Desde luego, así nos lo ha dicho, ¿verdad?
"La humanidad, por lo que toca a su futuro, se encuentra en un callejón sin salida y mirando a la pared que tiene-enfrente; y no se trata sólo de que a nadie se le ocurre un plan para escalar esa pared; es que ni siquiera hay conciencia de esa crisis en que están todos metidos. Sea como fuere, el ser humano está especialmente dotado para demorar el reconocimiento de sus crisis. La labor irrenunciable de una iglesia es poner ante los ojos de la gente el fin del mundo y el fin de los tiempos, y acercarles esa situación para hacérsela ver bien. ¿Cómo lograr eso? No hay otro medio que presentarles un modelo real de ese panorama de crisis, para urgirles el arrepentimiento. La táctica de la facción radical de Izu fue llevar a la realidad concreta su ideal estratégico, hasta las últimas consecuencias. Así nos lo contó Guiador. Es lo mismo que ahora nos estás diciendo, Patrón. Pero yo quería insistir en que los dos estabais de acuerdo por aquellas fechas.
Por lo que Ogi estaba viendo, la intervención de Bailarina iba encaminada a proporcionarle a Patrón una ocasión de descansar, ya que había llevado él solo el peso de la conversación; pero, en la práctica, esa ruptura podía animar a los demás a expresarse. Y así fue cómo Ikúo suscitó una cuestión:
– Si es cierto que las visiones de Patrón configuraron la base de las enseñanzas de la iglesia -y dejemos ahora aparte el tema de que por entonces apareció la facción radical de Izu-, la doctrina en sí misma era correcta y, ¿no sigue acaso siendo correcta hasta el día de hoy? Durante los diez últimos años, ese problema de la crisis a que se ha referido Bailarina no se ha resuelto ni mucho menos. Siendo esto así, ¿cómo es que con ocasión del Salto Mortal renegasteis de esa doctrina? Guiador y tú, Patrón, ¿no anunciasteis que las enseñanzas que habíais predicado eran un completo dislate?
Patrón, sentado en aquella butaca de un violeta desvaído que tantos recuerdos guardaba para Ogi desde su niñez, trató de orientar su rechoncho cuerpo hacia Ikúo. Pero Bailarina se hizo oír, acaso para poner freno a la tensión anímica y física de Patrón.
– Puestos a hablar de la actitud de Patrón cuando el Salto Mortal, nosotros, que entonces no estábamos en contacto con los hechos, tenemos que pensar, lo primero, cómo se originó toda aquella situación, ¿no es cierto, Ikúo? Aquel grupo selecto que Guiador había formado, de repente echó a volar solo. Querían poner a la gente de nuestra sociedad actual en contacto con el panorama que Patrón había visto en sus grandes trances. Cuando se imaginaban ya que toda la iglesia avanzaría con ellos en esa dirección, la facción radical misma se adelantó a todos lanzándose a actuar, y pretendió implicar a la iglesia entera en su acción. Mientras todavía la iglesia no había tomado postura, ya los radicales habían roto brecha y discurrían por sus caminos de aventura.
A pesar de todo, Ikúo no renunciaba a hablarle directamente a Patrón:
– Cuando todavía podía decirse de mí que era un niño, vi por televisión el episodio del Salto Mortal. La declaración que hiciste, Patrón, tenía todo el aspecto de una broma más entre una sarta de chistes. Como acababa de pasar lo de Chernóbil, recuerdo que mi reacción fue muy viva, pues me parecía un total abuso aquel plan de provocar artificialmente un accidente de ese calibre. Aunque al mismo tiempo me inquietaba la idea de si no estaría Dios transmitiendo a la facción radical aquella orden de "¡Hazlo!".
– Si Dios les hubiese dicho "¡Hazlo!", entonces la facción radical no se habría venido abajo tan pronto, ¿eh? -apuntó Bailarina, sin darle lugar a Patrón para responder-. Con la información transmitida por Patrón y Guiador cuando protagonizaron el Salto Mortal, el comando operativo de radicales fue detenido cuando se encaminaba a la central nuclear cercana al monte Fuji, y entonces se vio concretamente cuáles eran sus planes para después de ocupar aquella central. Las autoridades dieron un parte oficial tratando de minimizar lo que realmente había tras aquella trama. Una vez que el atentado se abortó por la fuerza, todo el asunto se trató como si fuera una farsa. Yo le oí decir a Guiador que, como al gobierno le resultaba muy difícil reconocer que las centrales nucleares, una por una, habían sido el objetivo de unos auténticos planes de voladura bien avanzados, tratando de calmar a la opinión pública se dio la imagen de dichos planes como de algo inmaduro e infantil. Y como un medio efectivo de minimizar los hechos 'y tratarlos como una farsa burlesca, se utilizó el Salto Mortal de Patrón y Guiador; como tú, Ikúo, bien sabes. ¿No vino a propósito aquella cómica aparición en televisión, ya por añadidura?
Desde el punto de vista de Ogi, lo que había dicho Ikúo al preguntarle a Patrón parecía tocar la médula de cuanto concernía personalmente al propio Ikúo. No creía Ogi que, habiendo accedido Patrón a viajar hasta esa casa de campo con Ikúo, tuviera aquél ahora razón alguna para retraerse de darle respuesta. En suma, que Ogi no entendía la insistencia de Bailarina en impedir que Patrón le contestara a Ikúo. Ogi estaba ya animándose para darle una voz a Bailarina y decirle "¡Vamos a escuchar a Patrón!".
Entonces empezó a sonar el teléfono, desde el comedor adjunto a la amplia sala de estar donde estaba la chimenea, aunque el comedor se mantenía aislado de esa sala mediante una puerta de cristal que estaba cerrada, para evitar la fuga del calor en tiempo, invernal. Los que estaban reunidos ante la chimenea se quedaron desconcertados por lo imprevisto de la llamada. Aún no eran las nueve de la noche, pero las casas de campo vecinas estaban cerradas, y la quietud de la altiplanicie hacía pensar que fuera ya de madrugada. Ogi se levantó para responder a la llamada, no sin advertir que Patrón estaba particularmente tenso.
Después de todo la llamada tenía una procedencia de lo más natural, pues quien la hacía era Tachibana, la cual se había quedado a cargo de la oficina en la ausencia de ellos; pero lo que decía era preocupante. Ese mismo día por la tarde Guiador había estado esperando en la oficina a algunas personas que, tiempo atrás, habían mantenido relación con la iglesia. Guiador le dijo a Tachibana que, por supuesto, no iban a darles de cenar, pero que si los visitantes no habían llegado cuando ella se tuviera que ir, él mismo les ofrecería un té; así que le rogaba únicamente que le dejara las cosas preparadas. También -según contó Tachibana- Guiador le había dicho que si por casualidad Bailarina, de viaje hacia la altiplanicie de Nasu, llamara, no se le debía contar nada sobre ese asunto de las visitas. Al cabo del día los visitantes no habían aparecido estando allí Tachibana. Ella preparó la cena para Guiador según las instrucciones dejadas por Bailarina -ya que, después del ataque que él sufrió, tenía que seguir una dieta estricta-. Tachibana lo dejó todo preparado sobre la mesa del comedor, y se volvió a ^su apartamento de la ciudad universitaria, donde la esperaba su hermano. Cuando dieron las ocho, le entró preocupación por el asunto del té, y llamó al anexo de Guiador para decirle que tanto el juego de té como los otros oplatos y demás, lo dejara todo sin fregar, que ya ella se encargaría; pero no hubo respuesta. También llamó al teléfono de la oficina, con el mismo resultado. En vista de eso, dijo que se disponía a volver a Seijoo para ver qué pasaba.