Una vez que la crisis pasó, Carmichael decidió que yo debería quedarme permanentemente en el hospital. Hey, yo no lo discutiría. Cualquier cosa por estar fuera de mi celda y un nivel más cerca de la libertad. Naturalmente, Matasumi no las tenía con la idea. Discutió con Carmichael y, como de costumbre, perdió. Me dieron una cama en el hospital y guardias las veinticuatro horas, uno en el cuarto y dos fuera de mi puerta. Entonces exigí algo para mí misma. Quería que me sacaran las esposas. Si Bauer recobrara el conocimiento, yo tenía que ser capaz de defenderme. Tres de nosotros discutieron sobre esto, pero Matasumi y Carmichael finalmente se ablandaron, consintiendo en quitar mis esposas a cambio de poner un segundo guardia dentro del cuarto.
Todavía convencida de que tendría noticias de Paige, mentalmente hice una lista de preguntas para hacer a Jeremy. Había tantas cosas que no podía recordar de mi propia transformación. Lo recordé explicando que no podía darme nada para el dolor, constantemente reiterando “la naturaleza debe seguir su curso”, pero en una ocasión él me había administrado sedantes. ¿Por qué? No podía recordarlo, pero eso significaba que debía haber excepciones a la regla “nada de medicinas”. ¿Cuáles eran? ¿Cómo de mal tenían que ponerse las cosas antes de que no drogar Bauer fuera más peligroso que drogarla? ¿Y las cadenas? ¿Cuán apretadas era demasiado apretadas? ¿Cuán sueltas era demasiado sueltas? La locura otorgaba fuerza, pero ¿Hacía esto a Bauer más fuerte que un werewolf con experiencia, físicamente preparado como yo? ¿Y la transferencia de saliva? Una mordedura inyectaba una cantidad limitada de saliva. Bauer se había sobremedicado. ¿Era un problema? ¿El hecho de que ella había inyectado la saliva en vez de recibirlo a través de una mordedura ocasionaba problemas? Yo estaba segura de que Jeremy lo sabría. Todo lo que tenía que hacer hablar con él.
No sucedió. Estuve sin dormir mientras pude, pero después de treinta y seis horas repletas de tensión, e insomnio, no pude detener el sueño mucho tiempo. Paige nunca se puso en contacto conmigo.
El día siguiente comenzó con más crisis médicas. Primero, más cadenas. Luego, antes de que Bauer se repusiera de esto, dejó de respirar. Su garganta se hinchó y los músculos se hincharon cuando ella comenzó a cambiar de humano a lobo. Su anatomía subyacente no estaba lista aún para la transformación, de modo que, mientras su cuello cambiaba, el interior de su garganta -tráquea, esófago, lo que fuera- permanecía humano. No me pidan datos concretos. No soy doctora. Incluso Carmichael parecía aturdida. El punto era que Bauer dejó de respirar. Si nos hubiéramos quedado preguntándonos por qué, ella se habría asfixiado. Incliné su cabeza hacia atrás, enderezando su tráquea, y masajeé su cuello, presionándolo de vuelta a la forma humana. Esto funcionó, pero demasiado despacio. Carmichael comenzó a preocuparse por la privación de oxígeno, y tuve que estar de acuerdo. Entonces realizó una traqueotomía de emergencia. Mucho entretenimiento. Una vez que Bauer respiró, pudimos relajarnos. Un rato.
Estar en el hospital tenía más ventajas de lo que había imaginado. No sólo estaba más cerca a la libertad, sino que después del primer día la gente me trató más o menos del mismo modo que a Tess. No como a un presidiario, sino como a la ayudante de Carmichael, tan poco importante en la jerarquía total que mi presencia era ignorada. En otras palabras, la gente hablaba alrededor de mí como si yo fuera parte del mobiliario. Matasumi hablaba con Carmichael, las guardias hablaban los unos con los otros, Tess hablaba con el guapo portero. Todos hablaban. Y escuchaba. Asombroso lo que yo podía recoger, no sólo información sobre el complejo y su estructura organizativa, sino pequeñas cosas como que los guardias tenían una reputación que guardar. Un asunto fascinante.
Más tarde ese mismo día, incluso conseguí ver a Armen Haig otra vez y al sacerdote Vudú, Curtis Zaid, que estaba todavía muy vivo. No tuve mucha suerte con Zaid. Si, como Bauer había implicado, Leah hubiera ofrecido su amistad al sacerdote Vodú, ella tenía aún mejores habilidades sociales de lo que creí. Cuando traté de hablar con Zaid, él bloqueó incluso las cortesías típicas como “buenos días” con miradas funestas y silencio. Definitivamente no era un aliado potencial. Armen, por otra parte, era una perspectiva muy prometedora. No sólo quería escaparse -y quería ayuda- sino que había estado haciendo sus tareas. Conocía el sistema de seguridad, las rotaciones de los guardias, y la disposición del complejo. Todavía mejor, él logró comunicarme esta información directamente delante de Carmichael, insertándola en tal conversación banal que ella nunca lo notó. Observador, astuto, y muy brillante. Mi clase de tipo… para un socio de fuga, quiero decir.
SALIDA
La siguiente crisis fue otro combate con sus cadenas. Después de que pudimos someter a Bauer, no podía quedarme quieta. Merodeé por el hospital, tocando esto, jugando con lo otro, hasta que mi rodilla golpeó un carro de acero y Carmichael finalmente levantó la vista de su papeleo.
– ¿Te podrías sentar? -refunfuñó ella-. Antes de que rompas algo.
Caminé hacia la silla, la miré, luego avancé hacia la máquina de Bauer.
– No… -comenzó Carmichael.
– ¿Qué hay allí?
– Es una solución general, sobre todo agua con… -Carmichael se detuvo, viendo que yo había avanzado ya, mi atención ahora atrapada por el monitor de los latidos del corazón, que emitía una señal sonora-. ¿Está cerca tu tiempo para Cambiar?
Lo consideré. Mi último Cambio había sido la mañana del lunes, hace cinco días. Como la mayor parte de los werewolves, mi ciclo seguía un orden semanal. Esto significaba que, aunque yo pudiera Cambiar tan a menudo como quisiera, tenía que Cambiar al menos una vez por semana, o arriesgarme a tener un Cambio a la fuerza. Ya podía sentir la agitación de mi cuerpo. Pronto mis músculos comenzarían a punzar y doler. Por el momento, sin embargo, podría controlarlo. Tenía unos pocos días más. Si tuviera que Cambiar en este lugar, ellos probablemente me pondrían en una celda segura con un auditorio lleno y una cámara de video. Soportaría el más grande de los dolores antes de dejar que sucediera eso.
– No, todavía -dije-. Sólo estoy agitada. No estoy acostumbrada a estar en un espacio tan pequeño.
Carmichael tapó su pluma-.Yo probablemente podría pedir que tomaras un paseo por el complejo. Bajo guardia suficiente. Debería haber recomendado un poco de ejercicio en tu programa.
– ¿Ejercicio? -dijo una voz desde la puerta-. No hablen así en mi complejo.
– Hola, Tyrone -dijo Carmichael sin darse vuelta para afrontarlo-. ¿Necesitas algo?
Winsloe entró en el cuarto y me sonrió abiertamente-. Sólo lo que tienes allí. Creo que tomaré la compañía de Elena por un rato, te dejaremos hacer tu trabajo.
– Es muy… considerado de tu parte, Tyrone, pero temo que tendrás que esperar si tienes que hablar con la Sra. Michaels. Estuve a punto de pedir algunos guardias adicionales par que la llevaran a pasear. Ella está agitada.
– ¿Agitada? ¿Ella está lista para Cambiar?
– No, no lo está -Carmichael golpeó su sujetadatos en la mesilla y se dirigió hacia el intercomunicador.
– Debería ser pronto. Tal vez ella necesita…
– Ella no necesita nada.
Carmichael golpeó el botón del intercomunicador. Winsloe avanzó detrás de ella y lo apagó.
– ¿Dice que ella tiene que hacer ejercicio? -dijo Winsloe-. ¿Y el cuarto de pesas? Consiga algunos guardias extras y la escoltaré yo mismo.