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La primera nave waldahud fue alcanzada por una metralla de pedazos de hielo, con la velocidad de la nave acercándose a Starplex añadiéndose a la velocidad de los fragmentos, convirtiéndose auténticamente en una colisión a alta velocidad. La primera media docena de pedazos fue desviada por las pantallas de fuerza de la nave, que estaban diseñadas para proteger contra impactos individuales de micrometeoroides, no contra un ataque continuo. Y entonces…

Partículas de hielo desgarraron el casco waldahud como dientes sobre carne, destrozando el habitáculo, con el aire expulsado congelándose y contribuyendo a la granizada espacial.

En el puente, Keith exclamó:

—¡Ahora, Thor! ¡Sacude la nave!

Thor obedeció. Un nuevo chorro de trozos de hielo partió en otra dirección, alcanzando una segunda nave waldahud y reventándola. Luego una tercera nave explotó como una flor silenciosa contra el fondo oscuro, cuando los helados proyectiles desgarraron los tanques que contenían el combustible para maniobras en atmósfera.

Thor sacudió la nave hacia el otro lado, y los fragmentos de hielo se dirigieron hacia la cuarta nave. A estas alturas, el piloto había encontrado una defensa. Hizo girar su nave de modo que su cono de emisión mirara hacia Starplex, y conectó su motor principal, fundiendo el hielo en gotitas de agua que evaporaron de inmediato antes de que pudieran alcanzar la nave. Pero el piloto de otra de las naves no estaba preparado para esa maniobra, o había estado demasiado ocupado intentando salvar la piel huyendo hacia el atajo. Su rumbo lo puso justo en la trayectoria de la emisión de fusión de su camarada, y las llamas al rojo blanco le dieron de lleno. Explotó, dejando sólo dos naves, una de ellas la de Gawst.

El anillo creciente de partículas de agua desvió la mayoría de los restos de la nave del camino de Starplex, pero la tripulación de la nave waldahud que había intentado el truco del motor de fusión no tuvo tanta suerte. Una larga y dentada pieza de casco chocó contra ellos. El impacto envió la nave girando, fuera de control, directamente hacia el campo de materia oscura. El piloto pareció estar a punto de recuperar el control cuando estaban a pocos millones de kilómetros de la más cercana de las grandes bolas de gas, pero para entonces ya estaba atrapado en su gravedad. La letal trayectoria tardaría horas en completarse, pero la nave estaba destinada a chocar contra el darmat, y, a esa velocidad, incluso el blando impacto que tenía lugar cuando la materia normal chocaba contra la materia oscura bastaría para pulverizar la nave.

La nave de Gawst estaba todavía intacta, manteniéndose en posición con un rayo tractor apuntado bajo el disco central. No había modo de que Thor apuntara el chorro de fragmentos de hielo hacia allí. Aun así, Starplex podía seguir girando hasta que Gawst se quedara sin combustible, si fuera necesario.

—Oh-oh —fue la traducción de PHANTOM de las luces ondulantes de Rombo.

Thor miró hacia arriba.

—Mierda —dijo.

Emergiendo tras el borde de la estrella verde había una… dos… cinco cazas waldahud más. Gawst no había sido tan estúpido como para usar todas sus fuerzas en el ataque inicial. Uno de los recién llegados era un gigante, diez veces el tamaño de la nave-sonda más pequeña.

Las cinco naves de Starplex pilotadas por delfines habían retrocedido para evitar el bombardeo de hielo. Pero ahora estaban de nuevo en formación, y dirigiéndose a la fuerza atacante que se aproximaba, decididos a impedir que se acercara a la nave nodriza.

Y entonces…

—¿Qué demonios…? —dijo Keith, aferrando los brazos de su asiento.

—Jesús —dijo Thor—. ¡Je-sús!

El enorme campo de materia oscura había empezado a moverse, despacio al principio, pero adquiriendo velocidad. Estaba girando en cintas bulbosas, verdosas por el lado de la estrella verde, negras por el otro lado. Las cintas crecieron hasta que se extendieron a lo largo de millones de kilómetros, tubos de gravilla con esferas del tamaño de planetas distribuidas a lo largo, como nudillos en dedos etéreos.

Las naves-sonda de Starplex se desviaron arriba o debajo de las cintas. Los pilotos waldahud se encontraron con sus naves trazando cursos errabundos, incapaces de compensar la atracción gravitatoria de las cintas. En el holograma esférico, Keith podía ver las naves atacantes moviéndose en espasmos y zigzags, desviadas de sus rumbos por los cientos de masas de Júpiter dentro de cada cinta de materia oscura.

Las cintas crecían a velocidad sorprendente. Keith todavía tenía problemas con el concepto de macrovida libre en el espacio, pero por supuesto la mayoría de las formas de vida podían moverse rápidamente cuando querían…

Los pilotos de las naves waldahud se estaban dando cuenta de que tenían problemas. Uno de ellos detuvo lo que había sido claramente una trayectoria de ataque hacia Starplex, y estaba ahora desviándose en un ángulo agudísimo. Otra disparó sus cohetes de freno, cuatro puntos rubí contra la negrura. Pero los darmats continuaron yendo hacia ellas, dedos inflados en la noche.

Las naves hubieran podido usar hiperpropulsión, hubieran podido escapar. Pero el pozo gravitatorio de la estrella verde y los pozos menos profundos pero aún significativos de los darmats lo impedían.

El más alejado de los nuevos cazas estaba sólo unos pocos kilómetros por delante de uno de los zarcillos de materia oscura. Keith miró cómo la distancia se cerraba y la nave desaparecía en la neblina de grava.

Thor aportó un esquema, mostrando la posición del caza dentro de la cinta, una cinta que ya no avanzaba, sino que empezaba a retroceder, con su gravedad arrastrando a la nave waldahud…

Pronto un segundo tentáculo de materia oscura envolvió otra nave waldahud. Un tercer caza intentaba escapar desesperadamente; Keith pudo ver el destello de las explosiones cuando expulsó sus secciones de armamento para disminuir su masa global. Pero la materia oscura todavía se acercaba.

Mientras tanto, los dos zarcillos que ya habían atrapado naves seguían retrocediendo, y —esto era curioso— se estaban curvando sobre sí mismos, como cobras hechas de ceniza.

La tercera nave pequeña fue atrapada por fin, y su dedo gris también empezó a retroceder. Tentáculos de materia oscura se acercaban también a la nave waldahud gigante desde arriba y desde abajo. Parecía que sólo la quinta nave iba a poder escapar, aunque el corazón de Keith latió con fuerza al ver que Rissa y Morrolargo la estaban persiguiendo. La cara de su hijo apareció ante sus ojos, aún un niño a los diecinueve, perilla aparte. ¿Cómo podría decírselo, si su madre moría?

Los dos primeros tentáculos se habían arqueado hasta convertirse en semicírculos, con el extremo lejos de la estrella verde. En el mismo momento en que la nave grande fue engullida por las dos cintas convergentes que la habían estado persiguiendo, el primero de los dedos de materia oscura se sacudió hacia delante como un látigo. El caza waldahud que había estado atrapado dentro salió disparado, dando tumbos. Keith vio las lucecitas de los propulsores ACS, pero la salvaje rotación de la nave continuó hasta…

Keith quedó boquiabierto. ¡Buen Dios!

… hasta que la nave fue arrojada a la estrella verde.

La nave siguió girando mientras la distancia entre ella y la estrella disminuía rápidamente. El piloto recuperó finalmente el control, pero estaba demasiado cerca de la bola de fuego de 1,5 millones de kilómetros de diámetro. Se alzaron prominencias hacia el objeto que se aproximaba…

… y la nave se convirtió en vapor en la atmósfera superior de la estrella.