Выбрать главу

– ¿Qué es eso? -preguntó ella muy sorprendida.

– Parece un anillo.

– No me puedo creer que alguien haya dejado un anillo en esta hucha. El dependiente de la tienda debería haberlo sacado. Sé que el precio que pagué no incluía esto. ¿Crees que deberíamos tratar de descubrir quien fue el último dueño de esa hucha? Así podríamos devolverles el anillo.

Aidan soltó una carcajada. Menudo gesto romántico. ¿Por qué estas cosas funcionaban tan bien en las películas y fallaban en la vida real?

– He sido yo quien ha puesto el anillo en la hucha, Lily.

– Pero… ¿Por qué ibas tú a…?

– Porque quería que tú lo encontraras. Quería que lo tomaras y que te dieras cuenta de que era para ti -afirmó Aidan. Se lo quitó suavemente de la mano y se lo enseñó-. Es tuyo. Lo he comprado para ti. Quiero que te cases conmigo, Lily.

– ¿Quieres casarte conmigo? -preguntó ella con incredulidad.

– Sí. La tradición indica que debes dar una respuesta inmediatamente. En las películas, la protagonista siempre empieza a llorar y luego se arroja a los brazos del actor principal mientras dice que sí. Sin embargo, por el modo en el que tú me estás mirando, veo que no te vas a comportar así.

– Quieres casarte conmigo… -murmuró ella mirando el anillo.

– Sí. Creo que eso ya ha quedado claro.

Lily lo miró y él vio que los ojos se le habían llenado de lágrimas.

– Sí -contestó ella, por fin-. Me casaré contigo.

Arrojó el manuscrito. Las páginas volaron por todas partes. Entonces, se lanzó a los brazos de Aidan y le dio un largo y delicioso beso.

– ¿De verdad? -preguntó él.

– Por supuesto.

– ¿No te da miedo ya que podamos terminar como tus padres?

– Creo más bien que terminaremos como los tuyos.

– Nos va a costar. Tenemos que asegurarnos de que nosotros somos lo primero y no nuestros trabajos.

– Lo conseguiremos. Te amo, Aidan. Nada podrá nunca cambiar eso.

Aidan le apartó el cabello del rostro y la besó suavemente.

– Yo también te amo a ti, Lily -susurró. Tomó el anillo y se lo puso en el dedo anular de la mano izquierda-. Supongo que ya es oficial.

– Así es.

– Ha sido bastante romántico, ¿no crees?

– Sé cómo podemos conseguir que lo sea aún más -musitó ella-. Puedes hacerme el amor en este mismo instante. Tienes diez minutos para convencerme de que serás un buen marido

Lily se puso de pie y lo agarró a él de la mano para que se levantara también.

Aidan soltó una carcajada y la tomó en brazos.

– Cariño, te aseguro que voy a tardar mucho más de diez minutos.

– Entonces, una vida entera -dijo Lily rozando los labios contra los de él-. Te concedo toda una vida.

Kate Hoffmann

***