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Venciste tu parálisis y te acercaste a Matilde:

—Tenemos que hablar.

—No. Ya no —te dijo, acariciando la gata de Aisha.

QUINTA PARTE

Un tiempo agoniza y desde el alba

unos corceles desbocados

esbozan la imagen antigua

de mis amigos perdidos

en las riberas desoladas,

en el confín de los desiertos.

ADONIS