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En el sultanato de Ramat se ha producido una grave insurrección: el príncipe Alí Yusuf confía las fabulosas joyas de la familia a su piloto Bob Rawlinson, quien las esconde en el equipaje de su hermana Joan. Poco después el príncipe y su piloto mueren en un accidente de aviación. Joan viaja a Inglaterra con su hija Jennifer a la que interna en un distinguido colegio para señoritas. Allí entre las palomas se ha escondido un gato asesino, al que sólo la sagacidad de Hércules Poirot podrá cortar sus afiladas uñas.

Agatha Christie

Un gato en el palomar

Hércules Poirot - 34

ePUB v1.0

Ozzeman 08.09.12

Título originaclass="underline" Cat Among the Pigeons

Agatha Christie, 1959.

Traducción: Francisco Abril Mallorquí

Diseño/retoque portada: Tom Adams / Ozzeman

Editor originaclass="underline" Ozzeman (v1.0)

ePub base v2.0

Guía del Lector

En un orden alfabético convencional relacionamos a continuación los principales personajes que intervienen en esta obra:

ATKINSON: Un periodista político del príncipe Alí Yusuf.

BLAKE: Una de las maestras del colegio Meadowbank, internado para señoritas.

BLANCHE (Angele): Profesora de francés en el citado colegio.

BRIGGS: Viejo jardinero de ese mismo centro.

BULSTRODE (Honoria): Fundadora y directora del colegio nombrado.

CHADWICK: Cofundadora con la anterior y profesora de matemáticas de Meadowbank.

EDMUNDSON (John): Tercer secretario de la Embajada Británica en Oriente. Amigo de Bob.

GEORGE: Fiel ayuda de cámara de Hércules Poirot.

GOODMAN (Adam): Joven jardinero del nombrado colegio.

HOWARD: Del consulado británico en Ankara.

JOHNSON (Bárbara): Prefecta de Meadowbank.

KELSEY: Detective inspector.

O'CONNOR (Derek): Funcionario del Foreign Office.

PIKEAWAY (Ephraim): Coronel, al Servicio del Foreign Office.

POIROT (Hércules): Célebre detective belga.

RAWLINSON (Bob): Capitán aviador, íntimo amigo del príncipe Alí Yusuf.

RATHBONE (Dennis): Pretendiente de Ann Shapland.

RICH (Eileen): Eficiente profesora del ya citado colegio.

ROWAN: Una joven maestra del repetido internado.

SHAISTA: Princesa egipcia, sobrina del emir Ibrahim, prima de Alí Yusuf y alumna de Meadowbank.

SHAPLAND (Ann): Secretaria de la señora Bulstrode.

SPRINGER (Grace): Profesora del repetido centro escolar. Asesinada.

STONE: Comisario de Policía.

SUTCLIFFE (Joan): Hermana de Bob.

SUTCLIFFE (Jennifer): Joven hija de la anterior y alumna de Meadowbank.

UPJOHN: Señora amante de los viajes y madre de Julia.

UPJOHN (Julia): Alumna del repetido colegio.

VANSITTART: Profesora y secretaria del centro escolar citado.

YUSUF (Alí): Caíd del principado hereditario de Ramat y depuesto por los revolucionarios.

Prólogo

El último trimestre del curso

1

Era el día de apertura del último trimestre de curso en el Colegio de Meadowbank. Los rayos del Sol poniente caían sobre la amplia explanada de grava situada delante del edificio. La puerta de la fachada principal estaba hospitalariamente abierta en toda su amplitud, y bajo su dintel, encajando admirablemente con el estilo georgiano del soportal de la casa, permanecía erguida la señorita Vansittart, cada cabello en su sitio, vistiendo un traje de chaqueta de corte impecable.

Aquellos padres que no estaban mejor informados, la tomaban por la misma señora Bulstrode, eminente persona, ignorando que ésta tenía por norma retirarse en tales coyunturas a una especie de sanctasanctórum, en donde sólo recibía a una minoría selecta y privilegiada.

A un lado de la señora Vansittart, operando en un plano ligeramente distinto, se encontraba la señorita Chadwick, confortativa, todo ella erudición, y tan vinculada al internado que hubiera sido imposible imaginarse Meadowbank sin ella. Nunca se había separado de allí. Las señoritas Bulstrode y Chadwick habían fundado el colegio de Meadowbank conjuntamente. Esta última usaba lentes de pinza, era cargada de espaldas, vestía con desaliño, conversaba con amable vaguedad, pero resultaba ser una lumbrera en matemáticas.

De un extremo a otro de la casa notaban diversas palabras y frases de bienvenida, proferidas por la señorita Vansittart con cortesía.

—¿Qué tal, señora Arnold…? Cuénteme, Lydia, ¿saboreó usted su crucero por las islas del Egeo? ¡Qué oportunidad tan maravillosa! ¿Sacó usted buenas fotografías?

—Sí, lady Garnett, la señorita Bulstrode recibió su carta referente a las clases de arte, y todo se ha puesto ya.

—¿Cómo está, señora Bird? Pues no me parece que la señorita Bulstrode tenga hoy tiempo para discutir esos pormenores. La señorita Rowan anda por aquí cerca. Si desea tratarlo con ella…

—Te hemos cambiado de dormitorio, Pamela. Ahora estás en el ala opuesta, dando al manzano…

—En efecto, lady Violet, hemos padecido un tiempo aborrecible en lo que va de primavera. ¿Es éste el más pequeño de sus hijos? ¿Cómo se llama? ¿Héctor? ¡Qué aeroplano más bonito tienes, Héctor!

Très heureuse de vous revoir, madame. Ah, je regrette, ce ne serait pas possible, cet après-midi. Mademoiselle Bulstrode est tellement occupée.

—Buenas tardes, profesor. ¿Ha descubierto usted nuevos objetos de interés en sus excavaciones?

2

En una salita del primer piso, Ann Shapland, la secretaria de la señorita Bulstrode, pulsaba las teclas de una máquina con rapidez y eficiencia. Ann era una joven de treinta y cinco años, de agradable apariencia, con el pelo peinado tan tirante que producía el efecto de llevar encasquetado un gorrito negro de satén. Conseguía resultar atractiva cuando éste era su propósito, pero la vida le había enseñado que siendo activa y competente se lograban a menudo mejores resultados y se evitaban enojosas complicaciones. Por el momento se estaba concentrando en ser todo aquello que para secretaria de la rectora de un afamado internado de señoritas se requería.

De rato en rato, y al tiempo que insertaba una nueva hoja en la máquina de escribir, echaba una ojeada a través de la ventana, registrando interés en quienes llegaban.

—¡Cielo Santo! —exclamó, asombrada, Ann, para sí misma—. No tenía idea de que todavía nos quedaran tantos chóferes en Inglaterra.

Mientras un majestuoso «Rolls Royce» se ponía en marcha, ella, a pesar suyo, sonrió al ver subir un pequeño «Austin» deteriorado por el paso implacable de los años. De él se apeó un padre, de aspecto fatigado, con su hija, que parecía encontrarse mucho más sosegada.

Cuando él aguardaba indeciso, la señorita Vansittart emergió de la casa dispuesta a cumplir con su cometido.

—¿El mayor Hargreaves? ¿Y usted es Alison? Pasen dentro. Me agradaría que examinara personalmente el cuarto que va a ocupar Alison, y así…

Ann hizo una mueca burlona y se dispuso a continuar tecleando.

«La Vansittart, toda perfección, parece una actriz consumada —comentó Ann para su coleto—. Sabe imitar todo el repertorio de recursos escénicos de la Bulstrode. En realidad, es lo que se dice una buena cómica».