—Ahora no lo llevo —se defendió Almudena , pero en cuanto mi cuerpo vuelva a ser lo que fue, me lo volveré a poner. ¿Y sabes por qué? Porque me gusta y porque me gusta gustar, ¿has oído bien?
—Ya te vale, rica. La sarta de tonterías que tengo que escuchar, ahora que eres madre —protestó su hermana mayor.
—Vale. Soy madre soltera pero no tonta. Me gusta el sexo, me gustan los hombres y me gusta gustar. Y eso, querida hermanita, me seguirá gustando siendo madre o no. ¿Te enteras?
—Sí… si ya te vi cómo tonteabas con el municipal ese —le recriminó.
—Enfádate todo lo que quieras, pero creo que a Lolo un cambio en tu apariencia le encantaría. Joder Irene… que es un hombre —insistió Eva—. Tú imagen es antigua y por lo visto no soy la única que lo piensa.
—¿Y tú qué tienes que hablar de mi marido Eva María?
—Yo nada —suspiró su hermana—. Solo que Lolo es un hombre y estoy segura de que le gustaría verte guapa y diferente. Chica, un poquito de morbito y atracción no os vendría mal. Además, no me digas que no te gustaría que te ocurriera algo emocionante y altamente estimulante con él, en cualquier lugar, y…
—Yo no soy una libertina como tú o ella. Yo soy…
Almudena molesta por aquel comentario, escudriñó a su hermana y siseó:
—Sí… tú eres la santa de la familia ¡Santa Irene! Y te vamos a canonizar cuando la palmes. Oh Dios. ¿Por qué tendrás que siempre tan negativa? Necesitas un cambio y punto, o dentro de poco tu bigote será más largo que el del tío Jacinto.
—Oh… las cosas que tengo que escuchar —refunfuñó aquella, mientras se tocaba el labio superior. ¿Tanto bigote tenía?
—Vamos a ver, Irene —protestó Eva—. Te pasas media vida quejándote porque Lolo no te mira, y ahora que te proponemos que te actualices exteriormente como mujer, y le enseñes tu potencial ¿también protestas? Joer chica, a ti no hay quien te entienda.
Esto es un desastre pensó Noelia al ver como aquellas se enfadaban, pero fue a hablar cuando su primo se le adelantó.
—Stop… Stop… Stop… —exigió Tomi y mirando a la malhumorada hermana mayor indico: —Querida, para estar divina y actual ¡no hay edad! Puedes ser una mamá respetuosa y un bombón de mujer. Puedes ser una woman respetable y una mujer divina.
—Pero…
—No hay peros, ni excusas. Soy un profesional y tú necesitas un extreme makover.
—¿Un qué? —preguntó Irene.
—Un cambio radical —asintió aquel—. Si no he oído mal tus sisters creen que necesitas un cambio in your life y fíjate my love, yo no te conozco, pero solo con verte pienso como ellas. Eres muy joven querida para parecer la abuela de cualquiera de ellas. Pero ¿no lo ves lady? Puedes ser una woman espectacular. ¿Por qué te lo niegas?
Irene metiéndose la mano en el bolsillo de su chaqueta granate, sacó un pañuelo y se lo llevó a la nariz. Pensar en Lolo, su marido, le hacía llorar. Desde que tuvieron a la pequeña Ruth, apenas la miraba. Prefería irse al bar a echar la partidita con sus amigos a pasear con ella o ir simplemente al cine, como hacían antes. Tras sonarse y secarse las lagrimillas de los ojos, miró a aquel desconocido y preguntó:
—¿Por qué hablas tan raro?
—¡¿Yo?! Oh my God si yo hablo divinamente el spanish.
—Pues metes cada patada al diccionario que me dejas sin palabras.
Ahora el desconcertado era Tomi. Noelia al ver la cara de Tomi, respondió adelantándose:
—Es que mi primo tiene una particular manera de hablar. Digamos que habla espanglish. Mezcla el español con el inglés, y eso se debe a nuestro trabajo. Y aunque creas que somos unos entrometidos, si quieres nuestra ayuda para cambiar en algo, aprovéchate del momento. Aquí nos tienes.
Irene, tras cruzar una mirada con sus hermanas sonrió, y mirándoles murmuró:
—De acuerdo. Quiero volver a ser guapa y sorprender a mi Lolo. ¿Podéis ayudarme?
—Sí —dijeron al unísono los implicados.
—¡Genial! —aplaudió Eva.
—Copón ¡ya era hora! —rio Almudena llamar mi amiga y le diré que iremos a visitarla. Ya veréis que cosas más chulas tiene en su tienda de ropa y a unos precios impresionantes.
Durante un rato hablaron sobre compras, trapos, cremas y Eva, al fijarse de nuevo en el reloj que Noelia llevaba, dijo:
—Me encanta ese reloj. Te lo dije ya una vez, pero es que es precioso.
Noelia sonrió y Tomi saltó:
—Es un glamuroso Limelight de la marca Piaget inspirado en la alta costura con diamantes talla grande engastados. ¿Como no va a ser precioso?
—¿Lo dirás en broma no? —insistió Eva al escucharle.
—Pues no, reina. Ese reloj es magnifico, además de un símbolo del glamour.
Eva, sorprendida por lo que le decía, y en especial por lo que esos relojes costaban se acercó aún más y mirándolo de cerca preguntó:
—¿De verdad que es un Piaget de pata negra?
Noelia al darse cuenta de su error, pellizcó a su primo para que se callara y actuando como solo ella sabía hacer sonrió y dijo:
—No, mujer. Es una estupenda imitación, pero ¿a que parece auténtico?
Eva aún sorprendida asintió y cuando fue a responder su hermana Almudena preguntó:
—Por cierto, vuestra empresa de personal shoppers ¿cómo se llama?
Noelia y Tomi se miraron, y este último rápidamente y sin pensar contestó.
—Crazy Life, vamos para que nos entendamos, Vida loca.
Todos sonrieron, excepto Eva. No recordaba que Noelia le hubiera dicho aquel nombre. Pero decidió olvidarlo y centrarse en planear junto al grupo el maravilloso día de compras que les esperaba en unos días. Tenían mucho que hacer.
49
El 24 y 25 de diciembre lodos se reunieron para cenar y comer en la casa familiar y la reunión fue todo un éxito. Noelia convenció a Tomi para que les acompañara, aunque tuvo que pelear con él para que se pusiera algo discreto, mientras Juan como siempre sonreía ante la locura y el excentricismo de aquel. Antes de salir hacia la casa de Manuel, Noelia le recordó a su primo aquello que su abuela siempre le decía: «Sé tú mismo, pero no asustes a los demás». Por lo que Tomi intentó ser moderado en sus actos.
Manuel estaba encantado de que fueran más invitados de los que esperaba y se emocionó al tener a Noelia de nuevo entre ellos. El abuelo Goyo se quedó sin palabras tras conocer a Tomi. No le quitó el ojo de encima en toda la noche. Aquello no pasó desapercibido para nadie y todos temían que el abuelo, de un momento a otro, soltara alguna de las suyas, Pero no, sorprendiéndoles a todos no lo hizo. Fue discreto, aunque todos sabían lo que pensaba, incluido el observado.
Aquella noche tras una divertida y exquisita cena en la que lo pasaron a lo grande, Tomi se marchó de juerga con Eva. Ambos tenían ganas de tomarse una cervecitas y bailar. Noelia y Juan regresaron solos a casa. Tras saludar a una efusiva Senda, Juan cogió una botella fresca de champán de la nevera, dos copas y entre risas y besos subieron a la habitación. Una vez allí, el joven dejó lo que llevaba en las manos sobre la mesilla y abriendo un cajón sacó algo y dijo:
—Toma canija. Papá Noel, ya sabes, ese señor gordo vestido de rojo que baja por las chimeneas, ha debido de pensar que has sido buena y dejó algo para ti.
Con una deslumbrante sonrisa ella lo cogió y abriendo su trolley, que estaba en un lateral de la habitación, sacó otro paquete y se lo entregó.