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La famosa y sofisticada actriz, vestida con un traje gris perla y un moño italiano, asintió.

—Sí. Asturiana para más señas. Ella siempre me habló de su Asturias y de España como un lugar maravilloso para vivir.

—¿Se ha planteado alguna vez buscar casa en Asturias o en otro lugar de España?

A pesar de su dolor de cabeza sonrió y respondió.

—Me encantaría, aunque mi vida y mi trabajo están en Estados Unidos.

—¿Qué sintió cuando supo que estaba nominada como Mejor Actriz en los Oscar por su película La lluvia y el viento?

—Me sentí muy feliz. Estar nominada por la Academia significa que has conseguido emocionar y convencer a crítica y publico.

—¿Es cierto que entre usted y Mike Crisman existe algo mas que amistad?

El galán al oír su nombre la miró. Él no entendía nada de español y ella, a pesar de lo enfadada que estaba con él, sonrió y se lo tradujo. Ambos sonrieron. Aquella pregunta les perseguía allá donde fueran y finalmente, ella se apresuró a contestar.

—Nos hemos conocido en el rodaje de Brigada 42 y se puede decir que somos compañeros y buenos amigos.

El periodista de la prensa de corazón insistió.

—¿Amigos con derecho a roce?

Aquel comentario hizo que la sala prorrumpiera en carcajadas. Mike volvió a mirar a su compañera y esta le tradujo de nuevo la pregunta. Mientras él sonreía cómplice, la actriz respondió con una sonrisa en los labios.

—Amigos y compañeros de rodaje.

Las preguntas continuaron hasta que, de pronto, se oyó el grito de una de las reporteras y un desenfrenado caos se produjo en el salón. De pronto sonaron un par de detonaciones. Nadie sabía lo que pasaba, pero todo el mundo se tiró al suelo. Noelia, asustada, miró en dirección a Mike pero este ya no estaba sentado en su silla. Él y todo el que pudo, había desaparecido dejándola sola ante el peligro. Horrorizada, vio a Sean, su guardaespaldas, inconsciente en el suelo y se asustó. Se oyeron de nuevo unos disparos y se metió como pudo debajo de la mesa. Estaba aterrada y respiraba con dificultad hasta que vio aparecer junto a ella a su inseparable primo Tomi gateando.

—¿Qué ocurre? —preguntó con gesto desencajado.

—Oh, my God! ¡Pistoleros! ¡Terroristas!

—¡¿Pistoleros?! ¡¿Terroristas?! Pero ¿qué estás diciendo? —gruñó la joven.

Histérico, susurró mientras le temblaba la barbilla:

—Esos hombres están locos, craz! —Y con un hilo de voz temblona añadió—: Solo he podido ver unos hombres con dos enormes, que digo, gigantes armas gritando algo ininteligible.

Con cuidado, retiraron los faldones de la mesa y a través del encaje pudieron ver a la prensa tirada en el suelo con las manos en la cabeza y a los hombres que Tomi calificó de pistoleros y terroristas gritando con un acento extranjero:

—¡Todo el mundo quieto! ¡Que nadie se mueva o morirá!

Soltando los faldones se miraron con cara de terror.

—Oh, my God! ¡Vamos a morirrrrr! No… no… soy muy joven. Todavía no he conseguido ligar con Pierce Brosnan y…

La joven le tapó la boca y siseó con cara de pocos amigos, mientras observaba que su guardaespaldas no se movía:

—Cierra el pico si no quieres que sea yo quien te mate, ¿de acuerdo?

Asintió asustado y ella le retiró la mano de la boca. Segundos después uno de aquellos desalmados llegó hasta ellos. Les sacó de debajo de la mesa y les obligó a sentarse junto al resto de los periodistas. Temblando, obedecieron a los cuatro hombres armados. Se habían colado con falsos carnés de prensa y ahora los tenían retenidos.

—¡Aquí tenemos a la Ponce! —gritó el más alto y mirándola murmuró—: Veo que tu galán, Mike Crisman, te ha dejado sólita. Menudo mierda de tío. Sí ya decía yo que ese es todo fachada, pero que a la hora de la verdad es un rajao.

—Mamasita. Estás más buena en persona que en la pantalla —dijo otro rodeando a Noelia mientras le dirigía una mirada obscena.

Tomi, a pesar de no medir más de uno metro sesenta y cinco, sacó su carácter varonil en defensa de su querida prima.

—Ni se os ocurra ponerle la manita encima o yo…

El puñetazo que le propinaron en el estómago hizo que se doblara en dos.

—Cállate, mariquita.

La joven estrella de cine al ver aquello y sin pensar en su seguridad, se echó sobre él para protegerle.

—¡No le toques desgraciado!

Sin ningún miramiento otro de los hombres cogió a Noelia por el cuello y, tirándola hacia atrás, la lanzó contra la pared. El golpe hizo que se mordiera el labio y un hilillo de sangre comenzó a correr por su barbilla.

Varios periodistas intentaron auxiliarla, pero uno de aquellos hombres vociferó apuntándoles con la pistola:

—Si pretendéis ser héroes, os mato ahorita mismo. ¿Entendido?

Tomi, al verla sangre en la boca de su prima, chilló horrorizado y sin hacer caso de la advertencia, se acercó hasta ella. Solo cuando ella le indicó con la cabeza que estaba bien, se tranquilizó. El que parecía el jefe se acercó hasta la joven y le agarró con brusquedad del pelo para que alzara el rostro.

—La Ponce es más valiosa que el mariquita de Mike Grisman. Tratémosla bien.

Dicho esto, dio una patada a Tomi en la cara que lo dejó totalmente K.O. Noelia reaccionó y pateó al individuo que finalmente la soltó con una risotada. Asustada al ver que su querido Tomi no se movía, se dirigió a los secuestradores con la voz truncada por la tensión.

—¿Que queréis? ¿Por qué hacéis esto?

Los desalmados se miraron y apuntándola con una pequeña pistola, el que estaba a su lado le respondió:

—Mi hermano, Juancho Vázquez, está en el centro penitenciario de Valdemoro por tráfico de drogas.

—¡¿Valdemoro?! —susurró asustada. No sabía de qué hablaba.

—Sí, un pueblo de Madrid. Y tú, una actriz a la que medio mundo adora, vas a ser nuestra moneda de cambio.

Este hombre está loco pensó la joven al escucharle.

—Yo devolveré al país del Tío Sam a su famosa actriz sana y salva si aquí, en España, sueltan a mi hermano. Ven aquí —tiró de ella ante las docenas de ojos curiosos que la miraban espantados—. Vamos a enviar un mensajito.

Miró a Tomi aterrorizada. Estaba volviendo en sí e iba a decir algo, pero ella le ordenó callar con un rápido ademán. Era lo mejor. Él obedeció. No era ningún héroe.

Una vez habló ante una cámara, dejaron que la estrellita regresara junto a su primo. Tomi la tomó de las manos y la acurrucó contra él dándole calor. Estaba helada.

6

Cuando recibieron el aviso en la base de los geo, tres comandos se pusieron en marcha en furgones hasta Madrid. Debían liberar a más de un centenar de personas secuestradas desde hacía horas por varios individuos armados en el hotel Ritz de Madrid.

De camino, el equipo se informó de lo ocurrido, y Juan, al escuchar el nombre de Estela Ponce, se tensó. Y todavía más al ver el video que ella había grabado, donde se veía sangre ni su barbilla. No quería tener nada que ver con ella y menos que lo relacionasen con aquella actriz, pero era su trabajo y, como tal, debía proceder. Carlos, al ver el gesto de su amigo, llamó su atención tocándole el brazo. Entendía lo que estaba pensando, pero era momento de actuar y mantener la cabeza fría.

Tras abandonar el furgón negro y ver que los alrededores estaban acordonados, el equipo de los geo entró sin demora en uno de los salones del hotel. Allí estaba la policía nacional y algunos miembros de la embajada americana, pues entre los retenidos había tres estadounidenses y querían colaborar. Finalmente, la prioridad se impuso y cuando el Grupo Especial de Operaciones entró en acción el resto de las fuerzas tuvo que mantenerse en un segundo plano.