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Último informe de Correia a su gobierno, chasquea Cantero en cifrado: Las vinculaciones internacionales de la Dictadura son vastas. Sus tentáculos se extienden al Plata, a la Banda Oriental, a Río Grande, a Santa Cruz de la Sierra. El objetivo fundamental está señalado en la formación de una Gran Confederación de la cual sería centro y cabeza el Paraguay. Ninguna duda cabe que el gobierno paraguayo está en inteligencia con el mariscal riograndés Barreto, y que no abandona el proyecto de revolucionar Río Grande del Sur y confederarlo a Montevideo contra Buenos Aires, en cuanto pueda contar con la alianza del Brasil para oponerse a las temerarias pretensiones porteñas. Al desligarse de las provincias del interior de Buenos Aires, el Dictador, que es el alma de esta nueva Federación, aunque todavía se conserva detrás de la cortina que mal le tapa, a la primera noticia del movimiento mandó recuperar la posición o campamento del Salto, que abandonara, y ha enviado a recorrer los puertos de sus futuros nuevos aliados. ¡Ah deslenguado e intrigante Correia! ¡Y eres tú el que viene ahora como embajador de los revolucionarios del Río Grande! ¡Te dejaría llegar hasta Asunción, sólo para plantar tu cabeza ensartada en una pica en el centro de la plaza de la República! ¡Puah, sucio bergante! ¡Ni ese honor de que tu sangre manche tierra paraguaya voy a concederte! ¡Vete al mismísimo demonio! El ingenuo Cantero me previene con la idiotez que le caracteriza: He averiguado, Excelencia, que el enviado del imperio es, además, archimasón y de los grados más elevados y terribles de esta tenebrosa asociación. No sería eso lo peor de Correia, mi estimado Cantero. Por el contrario, el ser masón, si es que lo es, vendría a constituir lo único poco bueno que tenga este picaro bandeirante disfrazado, ya de emisario del imperio, ya de embajador de la república de farrapos. ¡Pobres farrapos republicanos! ¡Pobres masones! Tener en sus filas a este superfluo superchero los llevará a la ruina. Continúa el parte de Cantero: El representante imperial y republicano, Excmo. Señor, considera a Vuecencia el jefe de la naciente y vasta confederación. En el día, expresa en su informe del 2 de abril, más jefe de la Federación Argentina que el propio Buenos Ayres, con inteligencias secretas en el Estado Cisplatino y en la República Peruviana, contando con un partido en Misiones y Río Grande, rico de inteligencia en Matto Grosso, el Dictador se aprovechará de la primera ocasión para dar la mano a los partidarios de la independencia absoluta de la Provincia de Río Grande y acabar enteramente con Buenos Ayres; ponerse sin rebozo a la cabeza de la actual Federación, invadir Matto Grosso, apoderarse de las Misiones Orientales a título de compensaciones o represalias, y llevar los horrores de la guerra al centro de la Provincia de San Pablo entrando por el Salto de Sete Quedas, bajo el mismo pretexto. La nunca interrumpida correspondencia entre el Gobierno Paraguayo y las provincias disidentes de la Federación del Río de la Plata, por vía Corrientes, durante la última pasada campaña del sur, la asombrosa restitución por parte del Dictador Paraguayo de los subditos cordobeses, santafesinos, paranaenses, pocos meses antes de que estas Provincias se declararan contra Buenos Ayres y le iniciaran una guerra; todas estas circunstancias y otras más de las que iré dando cuenta puntual en mis informes, llevan a la conclusión de que no existe otro camino para conjugar los peligros que por todas partes amenazan al Imperio, que concertar una alianza con el Paraguay y su astuto y levantisco Dictador… ¡Qué más quisiera yo, redomado bribón! Rivalizas con Cantero en poner sobre el papel una espanosa mescolanza de hechos contrahechos, patrañas, falsedades de todo calibre. Encerrado en tu canasta de intrigas, tu imaginación es más pobre que la de José León Ramírez para matar pulgas. Expulsa de una vez, José León, a este impenitente degenerado y cuídate de revisar muy bien su equipaje. No le permitas llevar ni siquiera una pulga de nuestras pertenencias. ¡Eh! ¡Mucho cuidado! Exprésale también de modo terminante que no se le ocurra nunca más volver a arrimarse a nuestras costas, si no quiere perder definitivamente la cabeza que no tiene. ¡Que se vaya al infierno con su imperio o su república y con ambos a la vez!

(En el cuaderno privado)

Malas del todo no son las ideas de este botarate. Núcleo, el Paraguay, de una vasta Confederación, es lo que desde un primer momento pensé y propuse a los imbéciles porteños, a los imbéciles orientales, a los imbéciles brasileros. Lo que no solamente es malo sino muy malo, estriba en que estos miserables conviertan en materia de intrigas un proyecto de naturaleza tan franca y benéfica como es el de una Confederación Americana, formada en figura y semejanza de sus propios intereses y no bajo la presión de amos extranjeros.

Otro asunto:

He destituido a José León Ramírez. ¡Mándeme fusilar, Excelencia!, me ha rogado a lágrima viva echándose a mis pies cuando le mandé que se presentara a rendir cuentas de sus fechorías, porque debes saber, José León, que a picada de pulga pierna de sábana. ¡Soberano histrión! Estuvo a punto de tragarse la hebilla de mi zapato. ¡Moriré contento ante el pelotón, Supremo Señor, si esos cartuchos a bala son el precio de haberme burlado de ese maula del imperio que ha pretendido burlarse de nuestra Patria y Gobierno!

No debí haberme fiado del arrepentimiento de ese falsario. Nueve meses justos después de su rehabilitación ha dado un hijo a mi supuesta sobrina Cecilia Maréeos. Cierto es que no ha tenido necesidad de encanastarla ni de fingir extrañas cacerías de pulgas o ladillas. Le he mandado que pase a la madre la pensión que le corresponde por ley. A fin de que pueda pagársela con dignidad, lo he puesto a trabajar engrillado en el desagote y limpieza de las letrinas del ejército. Tiene un buen tiempo por delante, hasta que el niño entre en mayoría de edad. Así los años aplacarán en José León sus copulativos humos.

(Circular perpetua)

Cuando recibí este desdichado Gobierno, no encontré en cuenta de Tesorería dinero, ni una vara de género, ni armas, ni municiones, ninguna clase de auxilios. No obstante estoy sosteniendo los crecidos gastos, la provisión, el apresto de artículos de guerra que demanda el resguardo, la seguridad nacional, a más de costosas obras, a fuerza de arbitrios, de maña, faenas, diligencias. Incesantes trabajos, desvelos, supliendo por oficios, ministerios, cargos que otros debían desempeñar en lo civil, en lo militar, hasta en lo mecánico. Recargado por esto y demás por tareas que no me corresponden ni me son propias. Todo esto por hallarme en país de pura gente idiota, donde el Gobierno no tiene a quién volver los ojos, siendo preciso que yo lo haga, industrie, amaestre, ministre hasta el menor de los detalles, en mi afán de sacar al Paraguay de la infelicidad, del abatimiento, de la miseria en que ha estado sumido por tres siglos.

Me encuentro pues aquí sin poder respirar. Ahogado en el inmenso cúmulo de atenciones/ocupaciones que cargan sobre mí solo, en este país donde es menester que yo supla a la vez por cincuenta oficios. Si esto ha de seguir así, será mejor descansar. Dejar que el Paraguay siga viviendo a la manera de antes, o sea a la moda paraguaya. Esto es, un pueblo de tapes, hecho a la mofa, al desprecio de las gentes de otros países. Al fin siempre quedarán en vano mis afanes; mis diligencias en nada. Todos mis planes, frustrados; los costos, perdidos. Plata echada a la basura. Los paraguayos vendrán a quedar siempre en paraguayos y no más. De esta suerte, con todos sus títulos de República Soberana e Independiente que la acreditan como la Primera República del Sur, no será considerada sino a la manera de una República de Guanas con cuya sustancia y sudor engordan los otros.

Si en medio de todo hay quienes deseen más de lo que yo puedo proporcionar, no tengo otro arbitrio que licenciarlos. No he de poder hacer eso que los frailes llaman milagro. Mucho menos en esta tierra de imposibles. ¡Ya los quisiera ver a ustedes lidiando desde el Gobierno con la incapacidad de los funcionarios en los ramos de Hacienda, Policía, Justicia Civil, Obras Públicas, Relaciones Exteriores, Relaciones Interiores, Inspección de Forros y otras menudencias! Andar a la desesperada riñendo al puro reniego con los empleados de la fábrica de cal, de la fábrica de armas, pólvora, municiones; con los astilleros, las carpinterías de ribera, donde no consigo que apronten la flotilla de guerra que cubrirá la defensa del río desde la Capital a Corrientes. El Arca del Paraguay, la gran nave de comercio, yace sepultada en la arena desde hace veinte años. Sumen a estas actividades el apresto, instrucción, enseñanza de tropas de artillería, de infantería, caballería, entre las terrestres; del personal apto para la armada en todos los usos que requieren nuestras necesidades; la atención, vigilancia, dirección de los talleres, artesanías, almacenes, estancias, chacras de la Patria; la organización del servicio de espionaje, bomberos, rastreadores, vicheadores, agentes de inteligencia, los más ignorantes e ineptos del mundo.