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Annotation

Publicada por Nabokov al cumplir sus setenta años, "Ada o el ardor" supone el felicísimo apogeo de su larga y brillante carrera literaria. Al mismo tiempo que crónica familiar e historia de amor (incestuoso), Ada es un tratado filosófico sobre la naturaleza del tiempo, una paródica historia del género novelesco, una novela erótica, un canto al placer y una reivindicación del Paraíso entendido como algo que no hay que buscar en el más allá, sino en la Tierra. En esta obra, bellísima y compleja, destaca por encima de todo la historia de los encuentros y desencuentros entre los principales protagonistas, Van Veen y Ada, los dos hermanos que, creyéndose sólo primos, se enamoraron pasionalmente con motivo de su encuentro adolescente en la finca familiar de Ardis (el Jardín del Edén), y que ahora, con motivo del noventa y siete cumpleaños de Van, inmersos en la más placentera nostalgia, contemplan los distintos avatares de su amor convencidos de que la felicidad y el éxtasis más ardoroso están al alcance de la mano de todo aquel que conserve el arte de la memoria.

VLADIMIR NABOKOV

Ada o el ardor

Título originaclass="underline" Ada or Ardor: a Family Chronicle

Traducción: David Molinet

© Vladimir Nabokov, 1969

Revisión fb2: solsticio 2011

Publicada por Nabokov al cumplir sus setenta años, Ada o el ardorsupone el felicísimo apogeo de su larga y brillante carrera literaria. Al mismo tiempo que crónica familiar e historia de amor (incestuoso), Ada es un tratado filosófico sobre la naturaleza del tiempo, una paródica historia del género novelesco, una novela erótica, un canto al placer y una reivindicación del Paraíso entendido como algo que no hay que buscar en el más allá, sino en la Tierra.

En este libro preñado de nostalgia hay de todo: desde copiosas complicaciones de la intriga y los personajes —irónica imitación de las sagas decimonónicas— hasta la construcción de un mundo hipotético, Antiterra, en el que Nabokov recrea a su aire las referencias geográficas, históricas, culturales y lingüísticas que siempre le habían apasionado, y en donde se mueve a sus anchas sin sentirse jamás condicionado por ninguna «realidad». Pues Ada proclama la aplastante victoria de la realidad del pasado sobre la dudosa realidad del presente, y la victoria final de la imaginación sobre cualquier clase de limitaciones.

Más allá, sin embargo, de todos los anacronismos y travesuras diversas preparadas por Nabokov destaca por encima de todo la historia de los encuentros y desencuentros entre los principales protagonistas, Van Veen y Ada, los dos hermanos que, creyéndose sólo primos, se enamoraron pasionalmente con motivo de su encuentro adolescente en la finca familiar de Ardis (el Jardín del Edén), y que ahora, con motivo del noventa y siete cumpleaños de Van, inmersos en la más placentera nostalgia, contemplan los distintos avatares de su amor convencidos de que la felicidad y el éxtasis más ardoroso están al alcance de la mano de todo aquel que conserve el arte de la memoria.

« Ada o el ardores el apogeo de la obra de Nabokov... Una de las más bellas e imaginativas visiones de la pasión amorosa que haya dado la literatura moderna.» (Laurie Clancy, The Novels of V. N.)

«Como ficción o invención, es la obra más alegremente lunática que haya sido escrita desde Alicia.» (Alfred Kazin, Saturday Review)

«Para los auténticos nabokovianos será su obra maestra, por mucho que refunfuñen los destripaterrones.» ( Times Literary Supplement)

«Hay pocos libros de nuestra época que proporcionen tanto placer.» (Robert Alter, Commentary)

Vladimir Nabokov (1899-1977) nació en San Petersburgo, de acomodada familia aristocrática. En 1919, a consecuencia de la revolución rusa, abandonó su país para siempre. Tras estudiar en Cambridge, se instaló en Berlín, donde empezó a publicar sus novelas en ruso con el pseudónimo de V. Sirin. En 1937 se trasladó a París y en 1940 a los Estados Unidos, donde fue profesor de literatura en varias universidades. En 1960, gracias al gran éxito comercial de Lolitapudo abandonar la docencia y poco después se trasladó a Montreux, donde residió, junto con su esposa Vera, hasta su muerte. Resulta imposible resumir en un breve espacio la extraordinaria figura de Vladimir Nabokov, brillantísimo estilista tanto en ruso como en inglés, traductor excepcional (destaquemos la traducción al ruso de Alicia en el país de las maravillas, la mejor en cualquier lengua, y la traducción al inglés, copiosamente anotada, de Eugenio Onieguin), crítico literario, dramaturgo, poeta, especialista en mariposas (una de sus grandes pasiones), cuentista y, en especial, autor de 17 novelas de fulgor incomparable. Para limitarnos tan sólo a estos ejemplos, Lolita, Pálido Fuego, Ada o el ardory La dádivafiguran sin discusión entre las obras maestras de la literatura universal y justifican plenamente la afirmación del mesurado Diccionario Penguin: «Vladimir Nabokov es uno de los novelistas más grandes del siglo XX». En el marco de Panorama de Narrativas se ha creado esta Biblioteca Nabokov para reunir en un sello editorial las obras más significativas de este autor.

A Véra

PRIMERA PARTE

I

«Todas las familias felices son más o menos diferentes; todas las familias desdichadas son más o menos parecidas», dice un gran escritor ruso al comienzo de una famosa novela (Anna Arkadievitch Karenina,transfigurada en inglés por R. G. Stonelower, editorial Mount Tabor Ltd., 1880). Tal aserto tiene muy escasa relación con la historia que aquí va a contarse, una crónica de familia, cuya primera parte sin duda queda más próxima a otra obra de Tolstoi, Detstvo Otrochestvo (Infancia y Patria,Ediciones Poncio, 1858).

La abuela materna de Van, Daría («Dolly») Durmanov, era hija del príncipe Peter Zemski, gobernador de Bras d'Or, provincia americana del nordeste de nuestro extenso y multiforme país. El príncipe Zemski se había casado, en 1824, con Mary O'Reilly, una irlandesa del gran mundo. Dolly, hija única, nacida en Bras, se casó en 1840, a la tierna y fantasiosa edad de quince años, con el general Ivan Durmanov, comandante de la fortaleza de Yukón y pacífico aristócrata rural que poseía tierras en los Severn Tories (Severniya Territorii),ese protectorado dividido en escaques al que todavía se llama la Estocia «rusa», que se confunde, orgánica y granoblásticamente, con esa Canadia «rusa», también llamada Estocia «francesa», cuya población, compuesta no solamente de colonos franceses, sino también de macedonios y bávaros, disfruta todo el año de un clima apacible bajo las barras y estrellas de nuestra bandera.

Pero la residencia favorita de los Durmanov era su propiedad de Raduga, situada cerca del pueblo del mismo nombre, más allá de la Estocilandia propiamente dicha, en el panel atlántico del políptico continental, entre la elegante Kaluga (New Cheshire, U.S.A.) y la no menos elegante Ladoga, de Mayne, en la cual tenían su residencia urbana y donde habían nacido sus tres hijos: un muchacho, que murió joven y famoso, y un par de difíciles gemelas. Dolly había heredado la belleza y el temperamento de su madre, pero también un rasgo racial más antiguo, atávico, consistente en un gusto arbitrario, y a menudo deplorable, que se refleja perfectamente, por ejemplo, en los nombres que puso a sus dos hijas: Aqua y Marina. (¿Por qué no «Tofana»?, preguntaba el bueno del general —que llevaba airosamente sus cuernos—, con una risa contenida que parecía salirle del vientre y que concluía en una tosecilla falsamente despreocupada; el general temía los estallidos de mal humor de su esposa.)