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Colaboraron activamente con sus sugerencias: Ruth Toledano, poeta; Miguel Barroso, entomólogo; Miguel Zamora, corrector de estilo; Ismael Grasa, detector de redundancias; Miguel Ángel Martín, aprendiz de psicokiller; J. Á. Mañas y Antonio Domínguez, jóvenes promesas, Isabelita Guasp, correctora de galeradas; Antonio Dyaz, cyberpunk; y Carlos Pujol, editor y sin embargo editor.

Me salvaron la vida: Pedro Pastor en Sitges (intoxicación etílica), Abby Cooke en Edimburgo (despiste absoluto) y Javier (cónsul) en Dublín (mononucleosis).

Me sacan de rok: Libres para siempre (Almudena, Ana, Álvaro y Miguelito) y periféricos (Gervasito, Mariluz y pandilla).

A Ulla Akerman, Maya Simínovich, Elena Álvarez, Pepo Fuentes, Berta Herrera e Isabel Gardela, gracias por el apoyo y el cariño. Santiago Segura aparece para no herir su enorme ego.

Revisó primeras versiones: Santiago Torres. Me asiló en Londres: Federico Torres. James Bruton inspiró medio libro. Iain Patterson me dejó usar su nombre. Promocioneros de pro: Enrique de Hinojosa, lubén Caravaca, Javier Bonilla, Pedro Calleja y Chechu Monzón.

La historia de la detención en comisaría está inspirada en un artículo de Tom Hodkingson; la del supermercado, en uno de Vicky Mondo Brutto; la del autobús se basa en el guión Ellos lo tienen más fácil, coescrito por Miguel Santesmases.

La foto de portada es de los chicos de Ipsum Planet (grandes diseñadores del mundo moderno) y los derechos los cedieron, amabilísimamente, Montxo Algora y Santiago Díez. Mi foto la hizo Jerry Baucr.

En general, gracias a todos los que me quieren. No podíais caber todos, lo siento. Los que de verdad no caben son los que no me aguantan.

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