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Belle se movió hacia un lado, ya que la mesita bloqueaba su retroceso. Olisqueó. Olía a violetas. Que raro.

"¡Más lejos! "

Belle retrocedió otro paso y chocó contra algo sólido. Algo sólido y… definitivamente humano. Recorrió con la vista la habitación. Alex, Dunford, Emma, y su madre estaban a la vista.

"¡Coge esto! " le llegó en un susurro.

¡Dios bendito, era Persephone! Y presionaba una pistola contra la palma de la mano de Belle.

Spencer levantó el brazo y apuntó.

Belle se sintió morir. Tendría que disparar a Spencer y rezar por que su tiro diera en el blanco. No había ningún modo de poder pasarle el arma a John. Maldición, ¿por qué no había dejado que Emma le enseñarla a disparar correctamente?

John giró la cabeza tanto como le era posible. "¿podría tener un último deseo?”

"¿Cuál? "

"Me gustaría dar a mi esposa un último beso de despedida. Con su permiso, por supuesto."

Spencer asintió cortante, y Belle se apresuró a acercarse a John, ocultando el arma entre los pliegues de su falda. Levantó su mano libre y acarició la cara de John, asegurándose de que Spencer pudiera ver su movimiento. John echó un vistazo a sus muñecas, y Belle vio que había conseguido casi liberar sus manos del pañuelo flojamente atado.

"Oh, John," susurró en voz alta, "te amo. Lo sabes, ¿verdad? "

Él asintió. Dame el arma, articuló con los labios, sin emitir un sonido.

"¡Oh, John!" se lamentó ella dramáticamente, calculando que cuanto más alargara la escena, más tiempo tendrían para llevar a cabo el plan. Movió su mano libre hacia la nuca de John y tiró de su cabeza para darle un ardiente beso. Se apretó tanto como pudo contra su marido, rezando para que Spencer no fuera capaz de ver lo que sucedía en el ínfimo espacio que quedaba entre sus cuerpos. Colocó el arma en las manos de John y, al mismo tiempo, dio un tirón a la endeble atadura que rodeaba sus muñecas.

"Sigue besándome," susurró él. Sintió el contorno de las manos de él sujetando con firmeza el arma. Su lengua asomó, remontando el contorno de la boca de John, saboreando su gusto ligeramente salado.

"Abre la boca, amor," dijo él suavemente.

Ella lo hizo, y su lengua se introdujo con fuerza para profundizar el beso. Belle le retribuyó su pasión con idéntico ardor, manteniendo todo el rato un ojo abierto clavado sobre Spencer, quien los miraba con expresión fascinada. Su brazo había bajado ligeramente, y Belle sabía que su beso había distraído ligeramente su atención de su obsesión de matar a John. Decidida a desconcentrarlo por completo, gimió audiblemente de placer.

John comenzó a depositar pequeños besos a lo largo de su maxilar, y Belle arqueó el cuello para proporcionarle mejor acceso. Pero podía sentir que su atención estaba concentrada en otra parte. Sintió su asentimiento, y entonces, desde las sombras, brotó un horroroso y casi inhumano chillido.

El sonido era aterrador. Belle sintió que se le encogía el estómago solamente de escucharlo.

"¿Qué demonios?” Spencer despertó de su ensueño de voyeur”, y no pudo evitar que su cabeza girara en dirección al espantoso sonido.

John soltó abruptamente a Belle, y antes de que ella comprendiera que sucedía, se tambaleó hacia delante y cayó al suelo.

John giró sobre si mismo, apuntando y arrebatando limpiamente de un disparo el arma de Spencer de su mano. Alex y Dunford se abalanzaron hacia delante, derribando al atónito Spencer contra el suelo.

Persephone salió de su escondite y cruzó los brazos, con una sonrisa de satisfacción en su cara. "A veces la edad y la sabiduría son algo bueno."

"Persephone, ¿qué hace aquí? " exigió Alex mientras de un tirón sujetaba las muñecas de Spencer detrás de su espalda.

"Bonito modo de saludarme después de que haya aparecido y salvado la velada."

"Oh, Persephone," dijo Belle, con gran sentimiento. "¡Gracias!" Se puso en pie y arrojó sus brazos alrededor de la anciana señora. "¿Pero qué fue ese sonido tan espantoso? "

"Yo." Persephone sonrió de oreja a oreja.

Caroline levantó las cejas con incredulidad. "Eso no podía ser humano."

"¡Oh, pero lo era! "

"Pues surtió efecto," dijo John, uniéndose a las mujeres después de asegurarse de que Spencer estuviera correctamente inmovilizado. "Aunque debo confesar que jamás soñé que fuera a emitir semejante sonido cuando le hice señas para que creara una distracción. "

"¿Tú sabías que ella estaba aquí? " le preguntó Belle.

"Sólo cuando vi su mano pasándote el arma. Bien hecho, Persephone." John se apartó el pelo de la frente y notó que le temblaba la mano. Pasaría mucho tiempo antes de que la imagen de Spencer apuntando con un arma a Belle se desvaneciera de su mente.

"¿Cómo diablos entró aquí? " le preguntó Belle.

"Sabía que algo siniestro ocurría. Y nadie vio la necesidad de confiar en mí." Persephone bufó con desdén. "Pero me lo figuré. Y también escuché bastante a escondidas. Y luego me di cuenta… "

"¡Disculpad! " los llamó Dunford.

Seis cabezas se giraron en su dirección.

"Tal vez querríamos informar a las autoridades sobre él." Señaló a Spencer, que yacía sobre el suelo, atado y amordazado.

Belle hizo un gesto con la mano, desechando su sugerencia, demasiado interesada en la historia de Persephone. "De esa manera no se va a ir a ningún sitio."

Dunford alzó las cejas ante su despreocupación, no obstante plantó una bota sobre el trasero de Spencer, principalmente por diversión.

"Si yo pudiera continuar," entonó Persephone, disfrutando enormemente de su papel como heroína del día.

"Por supuesto," contestó Belle.

"Como les decía, oí por casualidad a Alex y Emma hablando del baile de esta noche y comprendí que John y Belle podrían estar en peligro. Por eso insistí en que me llevaran con ellos." Se volvió hacia Belle. "Bien, comprendo que no he sido la más estricta acompañante, pero, realmente, me tomo mi posición muy en serio, y sentí que sería una negligencia en el cumplimiento de mis obligaciones el no acudir en su ayuda."

"Por lo que le estoy sumamente agradecida," se sintió obligada a intercalar Belle.

Persephone sonrió benignamente. "Me dije que tal vez pudieran necesitar un arma secreta esta noche. Secreta incluso para ustedes mismos. Estaban todos tan ocupados con sus intrigas que ni notaron que desaparecí en cuanto llegué al baile. Subí a la galería que rodea el salón de baile y lo vi todo. Vi a este hombre abordar a Belle, y luego obligar a su madre a salir del salón."

"¿Pero cómo entró aquí?" preguntó Belle.

Persephone sonrió astutamente. "Dejaste la puerta entreabierta. Simplemente me colé despacio. Nadie se percató de mi presencia. Y el cuarto está más bien generosamente amueblado. Me deslicé entre sillones y sofás."

"No me puedo creer que no la viéramos," refunfuñó John. "Mis reflejos debían estar fuera de combate."

"Esto no es que esté muy iluminado," contestó Persephone, tratando de tranquilizarlo. "Y su atención estaba centrada en otra cosa. Yo no me preocuparía de ello, milord. Además, usted fue el primero en percatarse de mi presencia. Después de Belle, por supuesto."

John sacudió la cabeza con admiración. "Es usted una maravilla, Persephone. Una verdadera maravilla. No puedo agradecérselo bastante."

"Con tu primogénita, tal vez," sugirió Dunford traviesamente. "Persephone es un bonito nombre."

Belle lo miró ceñuda. Quizás fuera un nombre bonito, pero no para ningún hijo suyo. Y entonces los ojos de Belle se iluminaron cuando una idea germinó en su mente. Una idea tan perfecta, tan oportuna… "Yo también debo ofrecerle mi gratitud," dijo, tomando del brazo a la anciana dama. "Pero no creo que lo de mi primogénita sea el modo adecuado de hacerlo."

"¿Por qué demonios no?" La extensión de la pícara sonrisa de Dunford abarcaba todo su rostro.

Belle sonrió maliciosamente y besó a su antigua acompañante en la mejilla. "Oh, Persephone, tengo grandes planes para usted."