– ¿Y luego qué hizo? -quiso saber Bobby-. ¿Organizar una audición y fijarse en las orejas de todos?
– Se podría mirar en álbumes de fotos -dijo Skip-. Mirar las fotos de publicidad de los actores para buscar el par de orejas en cuestión.
– Cuando te hacen las fotos para el pasaporte -dijo Billie Keegan-, se tienen que ver tus dos orejas.
– ¿Y si no qué?
– Si no, no te dan el pasaporte.
– Pobre Van Gogh -dijo Skip-. El hombre sin país.
– ¿Cómo los encontraste? -Kasabian seguía queriéndolo saber-. No ha podido ser por las orejas.
– No, claro que no -dije yo.
– El número de matrícula -dijo Billie-. ¿Es que todos os habéis olvidado del número de matrícula?
– El número de matrícula apareció en el listado de coches robados -le dije-. Una vez que tuve la idea de que eran actores, fui a echar otro vistazo a la iglesia. Vi que no habían elegido, ni entrado en esa iglesia en particular, al azar. Tenían acceso a ella, probablemente con una llave. Según el pastor, había muchos grupos de la comunidad que tenían acceso y probablemente muchas llaves en circulación. Uno de los grupos que él mencionó era un grupo de teatro amateur que había utilizado el sótano para audiciones y ensayos.
– Ajá -dijo alguien.
– Llamé a la iglesia y conseguí el nombre de alguien relacionado con el grupo de teatro. Logré hablar con esa persona y expliqué que estaba intentando contactar con un actor que había trabajado en el grupo durante los últimos meses. Le di una descripción física que podría haber encajado con cualquiera de los dos hombres. Recordad que, aparte de los cinco centímetros de altura que los diferencia, tenían un físico muy parecido.
– ¿Y conseguiste algún nombre?
– Conseguí varios nombres. Uno de ellos fue Lee David Cutler.
– ¿Y entonces te sonó el nombre? -dijo Skip.
– ¿Cómo que le sonó? -dijo Kasabian-. Era la primera vez que había oído ese nombre, ¿no? ¿O es que me estoy perdiendo algo?
– No. Tienes razón -le dije-. En ese momento, no era más que uno de varios nombres en mi lista. Lo que tenía que hacer era relacionar uno de esos nombres con el otro crimen.
– ¿Qué crimen? Ah, ya, el del Morrissey's. ¿Cómo? Él es el único dueño de un bar que no contrata a actores en paro como camareros y bármanes. Él ya tiene a su propia familia para que lo haga.
Pregunté:
– ¿Qué hay en el piso de abajo, Skip?
– Oh -dijo él.
Billie Keegan dijo:
– Ese teatro irlandés. La Donkey Repertory Company o como se llame.
– He ido allí esta tarde -dije-. Estaban con los ensayos finales para su última obra, pero dejé caer el nombre de Tim Pat y conseguí que una joven me diera unos minutos. Tienen carteles en el vestíbulo, fotografías promocionales de cada miembro del reparto. Fotos en primer plano, creo que se llaman. Me enseñó los carteles de los distintos repartos de las obras que han representado en el último año. Sus obras no tienen mucha permanencia en cartel y por eso han representado varias.
– ¿Y?
– Lee David Cutler actuó en Donnybrook, una obra de Brian Friel que se estuvo representando la última semana de mayo y la primera de junio. Reconocí su fotografía antes de ver el nombre escrito debajo. Y también reconocí la foto de su primo. El parecido familiar es incluso más fuerte cuando no llevan disfraces. De hecho, no da lugar a dudas. A lo mejor eso los ayudó a conseguir los papeles, ya que no son miembros regulares de la compañía de teatro. Pero hacían de dos hermanos, así que el parecido físico era un punto a su favor.
– Lee David Cutler -dijo Skip-. ¿Y cuál era el nombre del otro? Algo como Atwood.
– Gary Atwood.
– Actores.
– Eso es.
Él le dio un golpecito a su cigarrillo contra la palma de su mano, se lo puso en la boca y lo encendió.
– Actores. Estaban en la obra que se representaba en la planta baja y decidieron prosperar, ¿no es eso? Estar allí les dio la idea de atracar el Morrissey's.
– Probablemente. -Tomé un trago de café. La botella de Wild Turkey estaba justo allí, sobre el archivador y mis ojos se sintieron atraídos hacia ella, pero en ese momento no quería que nada afectara a mis ideas. Estaba contento de no estar bebiendo e igual de contentos estaban los demás.
Dije:
– Debieron de tomarse una o dos copas arriba mientras se estuvo representando la obra. A lo mejor oyeron algo sobre la caja fuerte, a lo mejor vieron a Tim Pat meter o sacar dinero. De cualquier modo, debió de ocurrírseles que ese sitio escondería buenas ganancias.
– Si es que vives lo suficiente como para gastártelo.
– A lo mejor no sabían lo mucho que debían temer a los Morrissey. Eso es posible. A lo mejor empezaron a planear el trabajo en broma, como si estuvieran haciendo teatro, asignándose los papeles de miembros de alguna otra facción irlandesa; unos silenciosos pistoleros sacados de alguna obra sobre «los Disturbios». [19] Después, se emocionaron demasiado con las posibilidades de esa actuación y salieron a por unas pistolas y representaron su obra.
– Así de simple.
Yo me encogí de hombros.
– O a lo mejor ya habían cometido atracos antes. No hay razón para dar por hecho que el asalto al Morrissey's fue su debut.
– Supongo que es mejor que sacar a pasear los perros de otros y trabajar de administrativo con un contrato temporal -dijo Bobby-. ¡Joder! Un actor tiene que ganarse la vida. A lo mejor yo tendría que comprarme un antifaz y una pistola.
– Tú a veces atiendes el bar -dijo Skip-. Es la misma idea y no necesitas objetos de atrezo.
– ¿Y cómo llegaron hasta nosotros? -preguntó Kasabian-. ¿Empezaron a tomarse algo aquí mientras trabajaban en el teatro irlandés?
– Tal vez.
– Pero eso no explicaría cómo supieron lo de los libros -dijo-. Skip, ¿han trabajado para nosotros alguna vez? ¿Atwood y Cutler? ¿Conocemos sus nombres?
– Creo que no.
– Yo tampoco lo creo -dije-. Puede que conocieran el bar, pero eso no es importante. Es casi seguro que no trabajaran aquí porque no sabían cómo era Skip.
– A lo mejor eso entraba dentro de su actuación -sugirió Skip.
– A lo mejor. Como he dicho, eso realmente no importa. Tenían un hombre que trabajaba dentro y que robó los libros y se los dio para que ellos pudieran pedir el rescate.
– ¿Un hombre desde dentro?
Yo asentí.
– Eso es lo que supusimos desde el principio, ¿te acuerdas? Por eso me contrataste, Skip. En parte para asegurarte de que el intercambio se resolvía sin complicaciones y en parte para descubrir quién fue el que te tendió la trampa.
– Sí.
– Bueno, así es como consiguieron los libros y así es como se pusieron en contacto con vosotros en un principio. Por lo que sé, jamás han puesto un pie en el Miss Kitty's. No tuvieron que hacerlo. Lo tenían todo preparado.
– Los ayudó un hombre desde dentro.
– Eso es.
– ¿Y sabes quién es ese hombre?
– Sí -dije-. Lo sé.
La habitación se quedó en silencio. Rodeé el escritorio y cogí la botella de Wild Turkey de encima del archivador. Me serví una copa en un vaso con hielo y dejé la botella donde estaba. Tuve la copa en mi mano, pero no bebí. No deseaba la copa tanto como deseaba prolongar el momento y dejar que aumentara la tensión.
Dije:
– El hombre de dentro también tenía un papel que interpretar después. Tenía que dejar que Atwood y Cutler supieran que teníamos su número de matrícula.
Bobby dijo:
– Creía que el coche era robado.
– Se informó de que el coche había sido robado. Por eso acabó apareciendo en la lista de coches robados. Robado entre las cinco y las siete de la tarde. El lunes. De una dirección en Ocean Parkway.