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Los periodistas empezaron a gritar todos al mismo tiempo. Ella señaló a Yevi.

—Yevi todavía tiene que hacer una segunda pregunta. Yevi dijo:

—¿Cuál podría ser la razón? —Ésa no era la pregunta que había pensado hacer al principio. Algunos de los periodistas protestaron.

—Ojalá pudiera preguntárselo yo misma al señor Corain —suspiró ella—. Tal vez hay algo que no entiendo en todo esto.

—Una nueva pregunta.

—Yevi, tengo que llegar a mi cita. Me están esperando.

—¿Qué impide que sus tíos lean los ficheros? Ah. Buena pregunta.

—Yo. Tengo un programa especial que diseñó mi predecesora para mí. Mi voz se parece mucho a la de ella y mi grupo genético es el suyo, así que cuando tuve edad suficiente para identificarme ante el ordenador, éste abrió esas áreas; pero el programa tiene muchos sistemas de seguridad yno me deja entrar si hay alguien más que pueda escucharlo; y él sabe si hay alguien o no.

—¡Una pregunta! —aulló una mujer por encima de los otros gritos—. ¿No puede grabar esos ficheros usted misma con una cinta o algo así?

Ah. Otra buena pregunta. Recuerda a esta mujer y ten cuidado.

—Podría hacerlo si quisiera, pero no quiero. Mi predecesora se preocupó mucho por la seguridad y me advirtió en el programa que tengo que tomarme estas cosas en serio, incluso con respecto a la gente en la que confío. Siempre lo he hecho, aunque al principio no lo entendía, y nadie en Reseune ha tratado de convencerme para que revelara lo que había sabido. Ahora creo que era una buena idea porque parece que hay algo muy importante en esto y creo que el Concejo es el encargado de decidir quién debe saberlo, no una jovencita de quince años, ni siquiera una parte del gobierno, porque hay demasiadas luchas en el aire y no sé cómo decidir a quién decírselo. El Concejo es quien debe decidir cosas como ésas. Así es como yo lo entiendo. Ser Ibáñez.

—¿Nos puede decir si hay algo en los ficheros que piense que podría dañar la reputación de su predecesora?

—Eso se lo puedo decir porque si algo me pasara, es muy, muy importante que la gente lo sepa: Gehenna tiene que seguir en cuarentena. Mi predecesora actuaba bajo órdenes del Departamento de Defensa, pero estaba asustada por lo que hacía; y por eso dejó los informes sellados para mí... Ser Hannah.

Caos. Todos hablaban al mismo tiempo.

—¿No le parece irresponsable por parte de su predecesora, si es querealmente era tan importante? ¿Por qué mantenerlo en secreto?

—Era un secreto de Defensa y estaba en cuarentena. Ella lo comunicó a algunos. Pero muchos de ellos han muerto y algunos probablemente no entienden lo que hizo. Todavía no lo sé, no del todo. Eso es lo malo: hay que ser tan inteligente como ella para entender el problema. Mi predecesora está muerta y no hay quien entienda lo que ella entendía. Por eso me hicieron. No estoy en la situación del clon de Bok. Soy una Especial y algún día voy a poder entender lo que pasó aquí. Ahora nadie lo entiende. Pero ella dejó instrucciones, y no se las voy a comunicar a nadie hasta que el Concejo pueda preguntarme bajo juramento; no quiero enturbiar las aguas hablando hasta que pueda jurar mis declaraciones para que todo el universo sepa que soy adulta y no estoy mintiendo. Si lo hiciera de otro modo, la gente podría preguntarse si estoy diciendo la verdad o si sé lo que me hago.

Gritaron y empujaron y se golpearon con los codos. Ella sintió que Florian y Catlin se ponían uno a cada lado, nerviosos.

Pero los había Atrapado. Estaba segura. Había dicho exactamente lo que quería decir.

II

—¡Emitan esa maldita grabación! —aulló Corain en el teléfono de Seguridad. Hablaba con el jefe de personal de Khalid, quien juraba que Khalid no podía ponerse—. ¡Dios! No me importa si está en el infierno, búsquenlo y emitan esa grabación, estúpidos, ya ha llegado a mi oficina y treinta y cinco periodistas importantes la han mandado por la línea, ¿qué quiere decir eso de que Seguridad la ha retenido?

—Soy Khalid —dijo el canciller, interrumpiendo al ayudante—. Canciller Corain, a la luz del contenido de la entrevista hemos pedido que haya un retraso de Seguridad de treinta minutos para proteger a la menor. Parece que tenemos un problema muy serio.

—Tenemos un problema muy serio. Cuanto más se retrase la grabación, tanto más convertiremos en noticia el hecho de que la retrasamos. Cuanto más tarde, canciller, tanto más van a preguntar por qué. No podemos retener esa grabación.

—Claro que no. Había demasiados periodistas y redes. Ya le advertí que no permitiera la entrevista. Una menor está formulando acusaciones irresponsables en cuestiones muy graves y en aspectos muy sensibles, con implicaciones internacionales. Sugiero que lo desmintamos categóricamente.

—Habría sido una estupidez no permitir la entrevista. No podemos impedir que los servicios informativos se acerquen a la niña, y ya hemos visto lo que puede hacer esa muchacha con las insinuaciones.

—Desde luego, la han instruido bien.

—Instruir, una mierda, Khalid. ¡Emita la grabación! Hubo un largo silencio al otro lado de la línea.

—La retención finalizará dentro de quince minutos. Le sugiero que utilice ese tiempo para redactar una declaración oficial.

—¿Sobre qué? No tenemos nada que ver con las acusaciones.

Otra vez, silencio.

—Nosotros tampoco, canciller. Creo que esto requerirá una investigación.

Era una línea intervenida. Cualquier comunicación puede intervenirse cuando se tiene acceso a los que la instalan; o al otro lado de la transmisión.

—Creo que sí, almirante. Habrá una reunión del partido centrista dentro de una hora. Espero que esté preparado para explicar su posición.

—No tiene ninguna validez —dijo Khalid a las cámaras en la oficina de vídeo mientras Corain descansaba con la barbilla sobre la mano, mirando todo lo que podía la imagen de la pantalla y las notas de prensa que el ayudante le pasó bajo la vista:

EL PORTAVOZ DEL DEPARTAMENTO DE DEFENSA SE NIEGA A HACER DECLARACIONES SOBRE EL ASUNTO y KHALID LLAMA INVENTOS A LAS ACUSACIONES.

—No hay nada en esos ficheros que justifique una cuarentena prolongada. La situación es la siguiente: Giraud Nye ha salido al ruedo con un cuento chino, un cuento, nada más, y se lo transmitió por cinta profunda a una menor que no es ni capaz ni competente, que no entiende las repercusiones internacionales. Es una táctica lamentable que pretende utilizar a la prensa libre para su propio beneficio, invenciones, calumnias. Yo les pregunto, piensen si alguna vez vamos a ver documentos, pruebas acerca de lo que afirma la niña, ficheros que una adolescente de quince años sostiene que ha visto, ella sola y que no puede, repito, no puede, mostrar a nadie a menos que otros lo hagan por ella, ficheros que una adolescente de quince años de lo más impresionable dice que constituyen la herencia de su predecesora. Yo les digo que tengo graves sospechas, creo que Ariane Emory nunca redactó esos ficheros secretos, que no existe un programa creado por Ariane Emory para guiar a su sucesora como un fantasma. Sospecho que el programa proviene de manos mucho más cercanas en el tiempo, que la niña fue programada, sí, programada, un proceso en el que Reseune se especializa, por cierto, y el canciller Nye es una autoridad en ese campo, en realidad ganó la condición de Especial gracias a sus trabajos en este área. La niña es un títere creado por Reseune para colocar obstáculos legales y emocionales en el camino de asuntos de interés nacional y ha sido usada y manipulada sin remordimiento para mantener el privilegio de unos pocos poderosos cuyas tácticas maquiavélicas están a punto de poner en riesgo la paz del universo.

Los periodistas esperaban en el hotel.