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—¿Está al corriente de las acusaciones de Khalid, canciller Nye?

—Las hemos oído durante el viaje —respondió el tío Giraud mientras Seguridad mantenía un pequeño espacio para ellos en el vestíbulo y los cámaras se empujaban unos a otros.

—Tengo una respuesta —dijo Ari, ignorando el brazo de Florian que con otros de Seguridad, trataba de hacerla pasar a ella y al tío Giraud a través de las puertas—. Quisiera contestarle yo misma, ¿podemos ir a la sala de conferencias?

—Gracias —dijo Ari, hizo un movimiento muy de jovencita con las dos manos para apartarse el cabello del cuello y colocarlo cerca de los hombros y después sonrió y se hizo sombra con una mano cuando la luz la golpeó en la cara—. Ah. ¿No puede bajar esa luz? ¿Por favor? —Después se inclinó hacia delante con los brazos sobre la mesa de la sala de conferencias, otra vez ocupada y atenta y tan parecida a Ari Emory senior que el estómago de Corain se encogió de miedo—. ¿Cuál es la pregunta?

—¿Qué piensa del alegato de Khalid? —aulló un periodista sobre los demás.

Caos. Caos absoluto. El foco volvió a posarse sobre la cara de la joven y ella hizo una mueca.

—Corten la luz —dijo alguien—. No la necesitamos.

—Gracias. —Cuando la luz se apagó—. ¿Quieren mi opinión acerca de las declaraciones del almirante? Creo que sabe más que eso. Antes era jefe del Servicio de Inteligencia. Tiene que saber. Y no es inteligente decir que estoy programada. Yo trabajo en diseños psíquicos. El trata de hacer un truco psicológico, un psico, a toda la gente, y yo les puedo decir dónde está el truco. ¿Quieren que se lo diga?

—Adelante —aullaron algunas voces. La muchacha levantó un dedo.

—Uno: dice que no hay nada en los ficheros sobre una cuarentena. Afirma que no sabe lo que hay en los ficheros de Reseune, ¿no se está quejando de eso? De todas formas, está tratando de engañarlos o está mintiendo sobre lo que hay en los ficheros.

»Dos: dice que mi tío me administró cinta profunda para enseñarme. No sabe nada, no tiene pruebas. Y en realidad, no es cierto.

»Tres: dice que no entiendo lo que podría significar esto para la política internacional. A menos que sepa lo que hay en esos ficheros, él tampoco sabe lo que podría significar.

»Cuatro: se burla de la idea de que mi predecesora haya dejado un programa para mí. Eso es un psico. Resulta extraña la forma en que esas cosas hacen que uno se desconcentre y deje de atender a sus palabras, y está afirmando que es imposible. Desde luego, es posible. Es un sencillo programa ramificado con un equipo de reconocimiento de voz y otros mecanismos de seguridad que no quiero nombrar ante las cámaras; yo misma podría diseñarlo, todo excepto la parte de seguridad, aunque mi propio guardia sí lo entiende, él también tiene quince años. El canciller Khalid debe saberlo si estuvo en el Servicio de Inteligencia, así que es un psico.

»Cinco: dice que fue mi tío quien preparó todo el programa. Eso es otro psico y una mentira, porque con sólo decirlo, todo el mundo se pregunta si es verdad o no. Yo puedo hacer algo parecido con él si digo que Khalid ganó la elección porque difundió el rumor de que Gorodin estaba contra la ley de jubilación de los militares y, claro, por la forma en que las novedades corren de una nave espacial a otra en el espacio, y porque lo dijo justo antes de la votación, el voto ya estaba volviendo y registrándose antes de que Gorodin pudiera decir que no era cierto. Yo lo oí en las noticias. Pero supongo que la gente se olvida de quiénes son los que fabrican las mentiras.

—Ah, Dios mío... —murmuró Corain y apoyó la cabeza entre las manos.

—Creo que ya lo ha hecho —dijo Dellarosa—. Le sugiero, ser, que hagamos una reunión sin Defensa. Creo que deberíamos definir nuestra posición con respecto a esto.

Corain se pasó la mano por el cabello.

—Mierda, ni siquiera la puede demandar por injurias. Es una menor. Y esas declaraciones salieron en directo.

—Creo que los hechos son que los militares tenían razones prácticas para preferir a Khalid más allá de lo del rumor. Pero creo que ahora Khalid está metido en un buen lío. Un lío terrible. No me sorprendería que apareciera otra recusación procedente de Gorodin. Tenemos que distanciarnos de todo el asunto. Necesitamos una declaración que indique nuestra posición sobre estos ficheros secretos. Ahora, mientras todo esto se sigue grabando.

—Lo que necesitamos —masculló Corain— es que el Departamento de Ciencias seleccione un comité para que examine esto, por encima de Giraud Nye, para determinar la habilidad de la muchacha. Pero ya habéis visto esa función. La muchacha Atrapó a Khalid, sin ningún problema. Él desarrolló un juego sucio dentro del Departamento y hubiera salido impune porque no se hubiera podido probar que él o su personal estaban involucrados, pero nadie va a olvidarlo en este contexto.

—Nye se lo dijo.

—No cometas ese error. Khalid lo hizo. Y ahora está muerto. Políticamente muerto. No puede recuperarse de esto.

—¡Ella puede acusar a cualquiera de aparecer en esos ficheros de mierda!

—Podría haber acusado a Khalid. Pero no lo hizo. Y eso probablemente significa que los ficheros existen y que va a hacerlos públicos. O se está cuidando para que su historia siga limpia, está esperando al Concejo. Y nos enfrentamos con otro problema, amigo. Khalid va a ser una desventaja en ese puesto.

—Khalid tiene que dimitir.

—¡No lo hará! El no renuncia. Peleará hasta el final. . —Entonces sugiero que antes de pensar en Gorodin, ser, que no puede volver al cargo por la regla de los dos años, pensemos en quién más puede ser viable para nosotros dentro del Departamento. ¿Cuánto tiempo calcula que durará esto? Sale un poco de basura a la superficie, y más gente empieza a hablar a la prensa. Una más, y todo se convierte en una carrera hacia las cámaras.

—Mierda.

Él había insistido en que Khalid se ocupara de hablar con los periodistas.

Y no había forma práctica de contestar las acusaciones, excepto detener las audiencias del Departamento. Que Nye podía apresurar y hacer marchar a la velocidad del rayo. Otra vez, la muchacha frente a las cámaras.

Era imposible. Había que retirar la oposición.

Y después de eso, la muchacha conseguiría una audiencia del Concejo para ella sola.

Y las repercusiones de las revelaciones de Gehenna pasarían a los embajadores de la Alianza y de la Tierra.

La muchacha no estaba amenazando en vano.

—En una cosa —dijo cuando Dellarosa se marchaba—, en una cosa lo ha derrotado por completo. Encuentra a alguien en Defensa que pronuncie discursos que la gente entienda, por Dios.

III

—¿Piensas que Khalid es capaz de hacer daño a Ari?

—Creo que ese hombre es capaz de todo. No lo sé. No hará un movimiento ahora, no se moverá contra ella. Es un blanco demasiado evidente. Voy a llamar a Denys.

—¿Por qué?

—Locura CIUD. Política. Ella es un blanco demasiado evidente. Jordan trabaja para Defensa.

El rostro de Grant quedó inexpresivo. Después se puso muy preocupado.

—No creo que sea aconsejable dejar que eso pase por el Cuidador. Deberíamos ir a verlo personalmente.

—¿Y cómo mierda vamos a conseguir una entrevista con Denys a esta hora? No nos va a abrir la puerta.

—Seguridad —dijo Grant después de un momento—. Le pediremos que nos vea en Seguridad.

—Aprecio vuestra preocupación —dijo Denys, al otro lado del escritorio; ellos estaban sentados en dos sillas duras, Seely estaba de pie contra la pared, en la habitación de entrevistas.

Justin recordaba el lugar a la perfección.

—Ser, no creo que sea miedo irracional. Ordénele que no conteste llamadas desde la base.

—No nos conviene ningún movimiento contra Defensa en el informe —dijo Denys—. Eso podría provocar una atención que no deseamos hacia la figura de tu padre. Es probable que tus sospechas sean alarmistas.

—Khalid tiene razones para desear un incidente, ser. Y mi padre está allí sentado, sin protección. Pueden decirle cualquier cosa, lo que quieran. ¿No es cierto?

Denys frunció el ceño, los gruesos dedos se enderezaron, después se volvieron a cruzar.

—Seely. Hazlo. Ahora.

—Sí —dijo Seely, y se fue.

Grant se levantó de la silla, siguió a Seely con la mirada. Y entonces llegó el pensamiento; y Justin se puso en pie y de pronto se enfrentó con dos guardias armados en la puerta.