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– Me gusta un planeta que este bien.-

– En cualquier caso, tengo a tu víctima. No, no te levantes.- Hizo un gesto a su espalda. -Voy a poner la imagen en la pantalla. Datos, pantalla de pared. Esto es del HSO, pero los datos coinciden con lo que tengo de otras fuentes.-

– Dana Buckley.- Leyó Eve. -Con los tres mejores alias comunes. Misma edad que en su ID actual. Pero con los datos biográficos que tu tenias.-

– Ahora en las listas están sus actos. Los idiomas que hablaba, su nivel de habilidad, el armamento que le fue autorizado. Incluidos en su expediente de esta lista- lo desplazo hacia abajo. -Los nombres, nacionalidades, rangos si se pueden aplicar, fechas.-

– Su lista negra-, murmuró Eve. -Ellos saben o creen que ella mato a esta gente, pero la dejaron rondar alrededor.-

– Sin lugar a dudas ella mato a algunas personas para estas agencias. La dejaron estar alrededor hasta ahora porque les ha sido útil.-

Eve lidiaba con el asesinato cada día, aunque esto la disgustaba y perturbaba en algún nivel de su interior que no estaba segura de poder nombrar.

– No es como se supone que debiera ser. Tú no puedes matar u ordenar la muerte de alguien sólo por el expediente. Hemos conseguido erradicar virtualmente la tortura y las ejecuciones; si un poli mata a alguien en servicio, tiene que pasar por exámenes para asegurar que era necesaria la acción definitiva. Pero aún hay personas, supuestamente de nuestro lado, que usarían a alguien como ella para hacer su trabajo sucio.-

– La gente que usa a alguien como ella rara vez, casi nunca, se ensucia las manos.-

– Ella era una psicópata. Mira su perfil mental, por el amor de Dios.- Eve balanceó un brazo hacia la pantalla. -Debería haber sido puesta bajo arresto, igual que la persona que la utilizó para eliminar a alguien para sus intereses.-

Él la miró mientras ella leía la pantalla de datos. -Tienes menos que ocultar que la mayoría.-

– ¿Piensas que esto es aceptable? Jesús, lee la lista. Algunos de ellos eran niños.-

– Daños colaterales, supongo. Y no, – añadió cuando ella se giraba, sus ojos llameando. -No creo que sea aceptable matar por dinero, por la emoción o por conveniencia. Quizás hay más que ocultar en mi mundo que en el tuyo cuando es sobre matar por una causa, pero no es lo que ella hizo. Era por un beneficio y, creo, que por diversión. Y sospecho, que si Buckley hubiera estado de pie en esa habitación cuando Carolee entró, esos chicos estarían llorando a su madre en vez de acurrucarse con ella viendo películas en casa.

– ¿No se crean todos los asesinos de igual modo?- Más tranquila, ella torció la cabeza mientras estudiaba la pantalla. -Tenemos que ver esta lista, ver si podemos conectar alguno de estos nombres con alguien en el mismo negocio. Alguien con la habilidad suficiente como para ponerla en desventaja.-

– Lo pondré en marcha. Mientras tanto, hay algunos datos interesantes sobre el dispositivo. Este memorando fue enviado hace dos días.- De nuevo, él ordenó los datos en pantalla.

– ”‹La Pérdida retrasada. Búho a comenzar nueva serie de tests en Sector Doce. Búho solicita setenta y dos y apagón aprobado.›”- Eve rumió un momento. -Ella no es Búho. ¿Quién asignaría el nombre en código de Búho a una asesina, a una joven y atractiva?-

– Podemos volver a mensajes anteriores, pero diría que Búho estaría a cargo del desarrollo del dispositivo.-

– La Pérdida. Tú pierdes el tiempo, a ti mismo, tu memoria de lo que ha sucedido mientras estabas… ido. Por lo que, si este Búho o alguien a su mando lo tuviera, puede que fuera un intercambio. No, no, era un montaje. Estaba planeado. Él tenía que tener una salida del maldito ferry, por lo que nada de ello era improvisado. ¿Retrasado? Pero si fue usado, fue un éxito.-

– No sería la primera vez que un miembro del equipo decide ir por libre.-

– Simular un retraso para poder venderlo, pero no lo vendes. Te alejas con lo que quiera que ella tenía en ese maletín y con el dispositivo. Un doblete. Si éste es el último memorándum del archivo, HSO todavía no está alerta de que tiene un problema.-

– Lo que hace otra razón para llevarse el cuerpo, – señaló Roarke. -Te da el tiempo que dijiste. Puede que tenga otra oferta. O quiera renegociar la cantidad de dinero, desde una posición segura.-

– No era por el dinero, – murmuró Eve. -no sólo por el dinero. Comprar tiempo, sí, eso tiene sentido. Ella no sería identificada, oficialmente, a los medios hasta mañana.-

– Hay más. Fotos de algunos de sus trabajos. Imágenes en pantalla, exposición en pase de diapositivas, – ordenó él.

Ella había visto muerte, en todas sus formas, demasiadas veces para contarlas. Ella vio ahora, pasando por la pantalla. Carne de alquiler, sangre derramada, restos carbonizados.

– Algunos de estos, por supuesto, eran gente realmente mala. Otros sólo gente que, los realmente malos, querían fuera de en medio. Al parecer, ella no discriminaba. Ella seguía el dinero. Algunos podrían argumentar el que la mató le hizo un favor al mundo.

– ¿Y qué lo hace mejor que ella?- demandó Eve.

Él sólo se encogió de hombros, sabiendo que ellos nunca coincidirían en ciertos puntos. -Algunos discutirían lo contrario.-

– Sí, algunos lo harían. Averigüemos quien es Búho.- Ella se pasó las manos por el pelo. -Y tengo que imaginarme una manera lógica de cómo me he encontrado con cualquier cosa que saquemos en claro esta noche.-

– La siempre popular fuente anónima.-

– Sí, eso va a engañar a todos los que nos conocen.-

Él inició una serie de búsquedas, luego la estudió mientras ella estaba de pie mirando cómo pasaba la muerte por la pantalla. -Es más duro cuando la víctima es detestable para ti.-

Eve sacudió la cabeza. -No estoy autorizada para decidir si una víctima de asesinato merece que se la defienda. Yo las defiendo.

Él se levantó, fue hacia ella. -Pero es más duro cuando esa víctima tiene tantas víctimas. Tanta sangre en sus manos.-

– Lo es, – admitió ella. -No puede ser siempre una elección fácil. Sólo es la única opción.-

– Para ti.- Él besó su frente, luego sostuvo su cara entre las manos, la levantó y puso sus labios suave, cuidadosamente, sobre los de ella.

Cuando ella suspiró y se apoyó en él, él apretó el cierre del arnés de su arma.

– Voy a trabajar, – ella dijo contra su boca.

– Ciertamente eso espero.-

Ella rió cuando él tiró del arnés para sacarlo de sus hombros. -No, tengo trabajo.-

– Las búsquedas tardarán un poco.- Él la rodeó, estirándose para alcanzar un control de su consola. La cama se deslizó desde un panel en la pared.

– ¿Y crees que el sexo me animará?-

– Espero que sea un beneficio adicional a animarme a mí.-

La rodeó de nuevo, luego los condujo hacia la cama. Ella aterrizó con un golpe que la dejó sin aliento, rebotó y, qué demonios, dejó que la inmovilizara debajo de él.

– Rudo y duro.-

Él sonrió. -Si así lo quieres.-

Él sacó la camisa de Eve de un tirón, lanzándola sobre su cabeza, dejando que cayera mientras bajaba su boca, con un atisbo de dientes, a su pecho.

Ella se arqueó, impulsándolo. La violencia presente, tan llena de calor y esperanza, ayudó a borrar todas esas imágenes de sangre y pérdidas. Y la ayudó a recordar que no importaba cómo discreparan en un asunto, incluso en una ideología, había, siempre, amor.

Y lujuria.

Ella podía tomar…, un puñado de ese sedoso y negro pelo, una onda de músculo mientras ella se aferraba a la camisa de él a cambio. Ella podía sentir el latido de su corazón y él el de ella mientras rodaban por encima de la cama en una batalla que ambos ganarían.

Él la hizo reír, hizo que se quedara sin aliento. Hizo que su piel resplandeciera y su sangre fluyera. Y cuando ella se enroscó en torno a él, encontró su boca en la de ella de nuevo, ella podía saborear la inundación de amor, lujuria y deseo.