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Tan fuerte, tan dulce. Su cuerpo se movía debajo del de él, encima de él, ágil y rápido. El zumbido del trabajo que les arrastraría de nuevo se ahogó bajo el latido de su propio pulso cuando sus manos la barrieron. Curva y ángulo, suave y firme. Húmeda y cálida.

Ella se arqueó de nuevo, alzándose a donde él la conducía, para separarse, y volver a reunirse. Abierta por más, para él.

Cuando él la llenó, cuando se alzaron y cayeron, para alzarse y caer, para terminar juntos, eso le dio no sólo placer. Le dio paz.

Enroscada en torno a él, cálida, desnuda y repleta, se le ocurrió que Peabody tenía razón de nuevo. Los abrazos post-sexo eran muy, muy buenos.

– Deberías dormir.- Él le dijo suavemente, abrazando su espalda. -Es tarde, y no hay ninguna urgencia en éste.-

– No sé. ¿No la hay?- Ella pensó lo adorable que sería cerrar sus ojos, para irse a la deriva con el olor de él sobre ella. -Cerrar el caso, puede que no sea tan urgente a nivel técnico. Pero si el asesino tuvo esta cosa, este arma, y todavía la tiene, dispuesto a vendérsela a Dios sabe quien, ¿no lo hace el encontrarlo, detenerlo, parte del trabajo, también?-

– ¿Cerrar el caso, salvar el mundo?-

Ella izó su cabeza hasta que sus ojos se encontraron. -Tú dijiste que tenías gente intentando desarrollar esta cosa. ¿Por qué?-

– Mejor hacerlo antes de que otro lo haga. Auto conservación-

– Entiendo eso. Siempre va a ser de ese modo. El tipo malo tiene un palo, te agencias un cuchillo. Tiene un cuchillo, te haces con un stunner. La apuesta sigue subiendo. Es el modo en que funciona. Así que, tiene que haber reglas y leyes, e incluso cuando la línea se emborrona, tenemos que ser capaces de saber quiénes son los tipos buenos. Si yo quiero tener la ocasión de encontrar a este tipo, detenerle antes de que venda esta cosa, puede que tengamos que retener todo esto por otro día.-

– El ordenador nos indicará cuando haya extrapolado los datos. Dormiremos mientras tanto, luego veremos lo que sea sobre salvar el mundo.-

Sonaba razonable.

La siguiente cosa que supo, fue que el ordenador estaba soñando y ella se desperezaba en la cama, a solas.

– ¿Qué? ¿Ya es por la mañana?-

– Casi.- Roarke estaba de pie detrás del centro de mando, sin camisa, sus pantalones bajos en sus caderas. -Y tu Búho ha aparecido.

– ¿Le has encontrado, o a ella?-

– A él, – Roarke dijo mientras ella saltaba fuera de la cama. Él la miró, sonrió. -Ven aquí y te lo enseñaré.-

– Estoy segura.- Ella agarró su camisa y sus pantalones.

– Aguafiestas. Bueno, al menos consíguenos un poco de café a ambos.

– ¿Quién es él?- demandó ella mientras se ponía su ropa.

– Eso depende. Él, como su víctima, ha tenido más de un nombre. Estos datos dicen que es Ivan Draski, edad sesenta y dos, nacido en Ucrania. Otros datos, que parecen igual de válidos, lo tienen como Javis Drinkle, edad sesenta, nacido en Polonia. Como Draski, trabajó para la República Libre, la subterránea, y al final de las Guerras Urbanas, en comunicaciones y desarrollo tecnológico. Él es un científico.-

Ella trajo el café, tragando algo mientras leía los datos.

– Reclutado por la Red de Vigilancia Europea, investigación y desarrollo tecnológico, – continuó Eve. -Un tipo que hace artilugios.

– Un inventor, sí. Él hace los juguetes.-

– Un hombre dentro, – reflexionó Eve. -Seguro que hay algo de trabajo de campo registrado por aquí, pero sobre todo durante las Urbanas. Es básicamente ciencia durante y después de esa era.-

– Nanotecnología, – empezó Roarke. -Ciencia hiperdimensional, biónica, psiónica y todo eso. Él ha trabajado en todo eso. Me parece, de acuerdo a esta información, que debes tu stunner a su trabajo, además de otras cosas. Y nunca había oído hablar de él. Deben haberle tenido bien escondido durante décadas.-

– Puede que haya decidido que era hora de un aumento y algo de fama.- Ella intentó sacarle sentido. -Por lo que, él se aleja de EWN (European Watch Network – Red de Vigilancia Europea) hacia HSO hace cerca de veinte años. Y aún así, no he visto nada de su trabajo reciente por aquí. Es un tecno-obseso.

– Uno brillante. No. No hay registrado trabajo en operaciones especiales o similar. Pero mira aquí, su mujer y su hija fueron asesinadas hace veinte años en un crimen brutal.-

– Esa es una coordinación interesante, – dijo Eve.

– ¿No lo es? Oficialmente una invasión del hogar. Extraoficialmente, una rama lateral de EWN que lo tiene como objetivo debido a su conocimiento y su acceso a material confidencial.

– Ellos se los comieron.- Cuando él cambió a las fotos de la escena del crimen, Eve dijo entre dientes. -Jesús.-

– Mutiladas, hechas trozos.- La voz de Roarke se afinó en disgusto. -La niña sólo tenía doce. La mujer era un agente de nivel bajo, poco más que personal de administración. Tú lo ves con mas claridad, supongo.-

– La escritura de la pared allí. ¿La has traducido?-

– El ordenador lo reconoce como el equivalente ucraniano para ‘traidor’ y ‘puta’. Ni el EWN ni ningún otro archivo oficial en la materia reclama ninguna autoría o responsabilidad en las muertes.-

– Ellas estaban en su lista. En la lista de Buckley de golpes en los bancos de datos del HSO.- Ella pidió al ordenador que expusiera la lista en otra pantalla para verificarlo. -Ellas están ahí, en la lista de ella, pero no hay empleador asignado. Nadie se lleva el crédito.-

– Si hay datos de eso, está en otra área. Si hay algún dato más de este golpe, ha sido borrado o archivado. Ni siquiera yo puedo acceder a ello desde aquí, o no lo suficientemente rápido. Tendría que estar dentro para poder hacerlo.-

– Él está dentro; lo averiguó.- Había un móvil, pensó Eve. Estaba el personal. – ¿Por qué infiernos no destruyeron el archivo si continuaron usándola, y le tenían en plantilla?-

– Alguien la cagó, diría, pero todo en núcleo del HSO es una burocracia, y las burocracias adoran el papeleo.-

– ¿Tiene él una dirección fija?-

– Justo aquí en Nueva York.-

Ella le miró por encima de su hombro. -Eso es demasiado fácil.-

– Upper East Side, en una town house (vivienda unifamiliar adosada) que posee bajo el nombre de Frank Plutz.-

– ¿Plutz? ¿En serio?-

– Frank J. Plutz, empleado de HSO, que lo incluye como supervisor, Investigación y Desarrollo Tecnológico, división de Estados Unidos, en su archivo oficial. Que es por supuesto una mierda. Él es mucho más que eso.-

Eve estudió ahora la foto de ID de un hombre de mediana edad con un menguante matojo de pelos grises, una cara redonda, un poco de peso en su barbilla, y unos afables ojos azules que sonreían con seriedad desde la pantalla de la pared.

– Dios. Parece inofensivo.-

– Él sobrevivió a la Guerras Urbanas en los subterráneos, ha trabajado para al menos dos organizaciones de inteligencia, ninguna de las cuales se preocupaba mucho sobre la sangre derramada. Yo diría que las apariencias engañan.-

– Necesito juntar un equipo e ir a visitar al engañosamente inofensivo Mr. Plutz.-

– Quiero participar. Y quiero, aún más, conocer a este hombre.-

– Supongo que te lo has ganado.-

Sus ojos brillaron. -Si no lo ponéis en una jaula, me pregunto qué puedo ofrecerle para que se cambie al sector privado.-

CAPITULO OCHO

COMO ATRAPAR A UN ESPÍA no era su trabajo usual, Eve optó por un pequeño, compacto equipo. Ella tenía dos oficiales en ropa de calle estacionados en la parte trasera de la estilizada town house del Upper East Side, McNab manejando la comunicación con Roarke en una furgoneta sin marcar. Ella, con Peabody, tomaría el frente.

Pensó que era demasiado para un solo hombre, pero ella tenía el factor de que ese solo hombre tenía más de cuarenta años de experiencia en espionaje, y se había escapado de un ferry con más de tres mil personas con un cuerpo muerto.