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El diario de Koltsov da a entender que «Miguel Martínez» protagonizó un papel decisivo en la creación del sistema de comisarios políticos para levantar la moral de las tropas. Según él, «Miguel Martínez» fue quien introdujo la práctica de que los comisarios enviaran con regularidad informes políticos de sus unidades al alto mando militar. Dado que en la época ésa era una práctica habitual del Ejército Rojo, es posible que o bien en este caso «Miguel Martínez» fuera Koltsov limitándose a transmitir las recomendaciones de sus colegas asesores rusos, como Gorev, o bien que el mencionado «Miguel Martínez» fuera en realidad Gorev o cualquier otro «asesor». Según se desprende del diario, «Miguel Martínez» no sólo tenía acceso a esos informes, sino que de vez en cuando incluso los escribía. 23Si bien no cabe duda de que la introducción en España del sistema de los comisarios se basaba en el modelo surgido durante la guerra civil rusa, el nombre de Koltsov no figura entre los citados por las fuentes españolas como impulsores del desarrollo de dicho sistema en España. Sin embargo, cabe la posibilidad de que, gracias a su estrecha relación con el Quinto Regimiento comunista, sus consejos resultaran cruciales. 24Koltsov escribía para Milicia Popular,el periódico del Quinto Regimiento. Además, mantenía una más que cordial relación con Enrique Líster, aunque ese hecho no prueba nada. Lo mismo puede decirse de Gorev. Koltsov escribía para Milicia Popular,el periódico del Quinto Regimiento. 25No se puede tener una total certeza, pero es muy probable que el «Miguel Martínez» implicado en el desarrollo del sistema de comisarios fuera alguien distinto de Koltsov.

En su diario, Koltsov habla de la relación de «Miguel Martínez» con Álvarez del Vayo y lo hace en unos términos que otorgan credibilidad a la participación del primero en el sistema de comisarios. El 23 de octubre de 1936, Koltsov escribió que todos los días a las seis de la tarde, el comisario general Álvarez del Vayo se reunía en el Ministerio de la Guerra con los cinco subcomisarios, otros dos comisarios y «Miguel Martínez». Si nos lo creemos al pie de la letra, eso implicaría que Koltsov era algo más que un simple corresponsal. Parece mucho más verosímil, desde luego, pensar que quien participaba en dichas reuniones era Gorev, o bien Koltsov obedeciendo órdenes de Gorev. 26

Está claro que Koltsov se sentía más feliz y más vivo en Madrid que en la funesta atmósfera de las purgas moscovitas. Es posible que apoyara públicamente las purgas de Stalin, pero de lo que no cabe duda es de que cada vez se sentía más incómodo al respecto. Experimentó una gran alegría al conocer la noticia de que la Unión Soviética había decidido enviar aviones, tanques, artillería y otras clases de armamento para ayudar a la República española. 27No se puede poner en duda su extraordinaria capacidad de trabajo ni su arrollador entusiasmo hacia la causa republicana, si bien tampoco se puede negar que algunos autores exageran, aunque sea con buena intención. Gleb Skorokhodov, su primer biógrafo, refundió a Koltsovy a «Miguel Martínez» e hizo una absurda afirmación: según él, a Koltsov se le encomendó a finales de octubre la tarea de ultimar las instrucciones del Ministerio de la Guerra para la defensa de Madrid. 28Es inconcebible pensar que los estrategas responsables de tal cuestión, los generales Jan Berzin y Gorev, y el jefe republicano del Estado Mayor, Vicente Rojo, hubieran permitido tal intrusión por parte de un aficionado. El error de Skorokhodov es un indicio más de que no sólo «Miguel Martínez» era una amalgama de individuos, sino también de que un componente fundamental de esa amalgama era Gorev.

Cuando el gobierno abandonó Madrid, Koltsov tomó la valiente decisión de quedarse, decisión que se convirtió en el preludio de su mejor momento. Gorev, quien asesoraba oficiosamente al general José Miaja, presidente de la Junta de Defensa de Madrid, hablaba a diario con Koltsov. Emma Wolf, amante e intérprete del agregado militar ruso, evocó dichos encuentros. Según ella, Gorev escuchaba con mucha atención todo lo que Koltsov decía, pues lo consideraba la persona más informada sobre lo que acontecía tanto en el frente como en la retaguardia. 29Incluso dejando a un lado lo que parecen haber sido las actividades de los otros elementos constituyentes de «Miguel Martínez», no se puede dudar que Koltsov estaba completamente entregado a la causa republicana. Cuando las cosas empezaron a ir mal, no pudo evitar pasar a la acción.

Un estudioso alemán llegó a sugerir que Koltsov estaba al mando de una sección de tanques rusos con la cual desempeñó un importante papel en las batallas de Pozuelo y Aravaca (4-14 de enero de 1937). Se trata sin duda de una inmensa exageración basada en una anotación de su diario en la cual relata que recorrió el campo de batalla subido en un carro blindado, lo que hizo con el entusiasmo de un adolescente. 30A pesar de esa agenda repleta de acción, Koltsov tenía tiempo suficiente para enviar a Rusia un flujo constante de largos y vivos artículos. Sin embargo, es imposible saber si Koltsov hizo todo o parte de lo que relata en su diario gracias a una autorización o acreditación especial del mismísimo Stalin. 31Es igualmente verosímil pensar que si destacó tanto fue, en gran parte, debido a su energía, a su seguridad en sí mismo y a su impaciencia con la falta de organización republicana, que muchas veces lo llevaba a inmiscuirse en las situaciones y dar consejos en tono imperativo. Tal vez se le permitiera asumir un papel dominante precisamente porque se creía que Stalin le había entregado algún tipo de acreditación.

Las memorias del cámara Román Karmen confirman algunas de las cuestiones que se mencionan en el diario de Koltsov. Estuvieron juntos, por ejemplo, en el sitio del Alcázar de Toledo. Más tarde, del 7 al 17 de octubre de 1936, Karmen se embarcó con Koltsov en una gira por el País Vasco y Asturias para visitar los frentes del norte, durante la cual los acompañó Paulina Abramson en calidad de intérprete. Tanto Koltsov como Karmen decidieron, haciendo caso omiso de las instrucciones del embajador ruso Marcel Rosenberg, no retirarse a Valencia con el gobierno, quedándose en cambio en Madrid durante el sitio rebelde. 32El 6 de noviembre, Karmen acudió a la sede central del PCE y se encontró a Koltsov charlando con Pedro Checa, quien en su calidad de secretario de organización del Comité Central era la cabeza en funciones del partido. 33Karmen se sentía fascinado por la energía y las muchas facetas de Koltsov: «Un agudo cronista de extraordinarios acontecimientos, un animal político, un soldado intrépido» a quien también le gustaba vivir bien y que se mostraba siempre alegre y jovial. 34En una ocasión, sin embargo, hablando con Gustavo Regler, el comisario alemán de la XII brigada internacional, Koltsov, se quitó las gafas para limpiarlas. Al volver a ponérselas dijo, en un tono triste y profétieo: «Sin gafas todo me parece negro. Si algún día me fusilan, les tendré que decir que no me quiten las gafas antes de disparar.» 35

Este ocasional pesimismo de Koltsov tenía su origen en las noticias que le llegaban sobre el creciente número de ejecuciones en Moscú. Gustav Regler creía que los asesores rusos enviados a España se enfrentarían con un destino trágico cuando regresaran a casa: «Al convertirse en partisanos de la República española, fue como si hubieran vuelto a nacer: ¡se transformaron en hombres nuevos! Los vientos de la Sierra y la España heroica alejaron el hedor de Moscú.» 36Ese «hedor de Moscú» se percibía en el asesinato de Andreu Nin. En diversos artículos publicados en Pravda elzvestiya, ymás tarde reproducidos en L'Humanitéy otros periódicos comunistas europeos, Koltsov denunció al POUM como «una formación de agentes de Franco, Hitler y Mussolini que llevan a cabo actos de traición en el frente y asesinatos trotskistas-terroristas en la retaguardia». Sus escritos sobre el POUM, tras el cual Koltsov intuía «la mano criminal de Trotski», se publicaron en un panfleto titulado «Pruebas de la traición trotskista.» 37Si bien Koltsov se ausentó de España entre el % de abril y el 24 de mayo de 1937, siguió escribiendo artículos para Pravdaen los que reproducía la versión comunista oficial, según la cual Nin había sido liberado de su arresto por agentes nazis. 38Sin embargo, no estaba ni mucho menos sólo en esa cuestión. De hecho, el POUM se menciona menos de diez veces en el diario de Koltsov. La entrada más larga, fechada el 21 de enero de 1937, es más irónica que despiadada en la descripción de los dirigentes del POUM y considera irrelevantes tanto el POUM como el trotskismo. 39