Выбрать главу

Maggie se balanceó lejos de la desafortunada criatura, sabiendo que lo mejor que podía hacer era conseguir sus provisiones tan rápido como fuera posible. El oso hizo una segunda tentativa de elevarse, esta vez gimiendo hacia ella, un claro grito de socorro. El sonido rasgó su corazón. El oso claramente tenía miedo, esforzándose por ocultarse en el nido. Ella captó el olor de otro gato grande cuando se volvió atrás, hacia el sonido del oso herido. Un leopardo estaba en las cercanías, un macho, y él acechaba la presa.

Maggie levantó su cabeza para oler el viento, igual que el oso. Ella supo inmediatamente que este animal era más que una bestia, él era la parte de la comunidad de Brandt. Y él sabía que Brandt había hecho su reclamo. James. La idea de encontrarle la llenó de la agitación. Su mismo olor la ofendió de algún modo extraño.

¿Había venido él para ayudar? Maggie vaciló, consciente de que ella estaba completamente desnuda y era muy vulnerable. Ella no había tenido miedo de los animales salvajes en el bosque, o de la oscuridad, o hasta el oso herido, pero sabiendo que otro hombre, independientemente de la forma que él tomara, la acechaba, la llenó del miedo.

Ella dio vuelta para escaparse. Si James venía para ayudar al oso de anteojos, él no necesitaba encontrarla allí. Ella podía ir a la casa y volver con medicinas, totalmente vestida. Ella dio dos pasos y el gato grande se abrió camino entre el pesado follaje.

CAPÍTULO 8

El aliento de Maggie quedó en su garganta. El leopardo manchado era grande y pesadamente musculoso. Apareció por entre la gruesa maleza a no más que dieciocho metros de ella. Sus ardientes ojos amarillos verdosos la enfocaban, con las pupilas dilatadas y fijas. Podía sentir el peligro que emanaba del macho, ver su penetrante inteligencia. Instintivamente se alejó, reconociendo la tensión que ardía sin llamas en sus ojos.

El animal gruñó una advertencia, y Maggie echó un vistazo hacia atrás para ver donde estaba el oso. Su mirada fija cambió sólo un momento, pero el gato se había movido poco a poco hacia adelante para quedar a solo unos centímetros. La miró fijamente, arrugando su nariz, rizando su labio superior, y gruñó con la boca abierta, un amplio bostezo. Maggie reconoció la típica respuesta de Flehmen [3] del macho a una hembra.

Ella inclinó su barbilla en el desafío. -¿Crees que no sé quién eres? Puedo olerte. Todo lo que pienses hacer, puedes olvidarlo. -Ella respiró, silbada su nombre con repugnancia-. James. Cambia tu forma y ayúdeme salvar a este oso. -Estaba casi más furiosa que temerosa. Maggie comprendió que la había seguido deliberadamente. Brandt había intentado advertirle antes de que James no tenía "razón". Su olor la molestó, como si descubriera dentro de él una depravación-. Sé que me entiendes. Somos los protectores del bosque. Antes que cualquier otra cosa tenemos la obligación de ayudar a estas criaturas a sobrevivir. -Sólo le quedaba esperar que él hubiera sido adoctrinado desde su nacimiento y respondiera.

James empujó hacia adelante, mostrando sus dientes salvajes, sus ojos la miraban fijo con una cierta maldad astuta. Su cabeza empujaba con fuerza contra sus piernas, casi tirándola a la tierra, claramente una señal de dónde quería que fuera. Su lengua deliberadamente lamió entre sus muslos desnudos, una amenaza lenta, dolorosa. Las papillas ásperas en la lengua del enorme gato podrían sacar sangre si lo quisiera.

Maggie se estremeció visiblemente, su toque la enfermó. La idea de ir a cualquier parte con él era aterradora.

El oso se movió a su lado sobre la tierra, jadeaba. El viento soplaba. La lluvia comenzó en una lenta llovizna, una vez más. Maggie y el leopardo se miraron fijamente al uno al otro en la oscuridad, el cielo se veía pesadamente verde y con gruesas capas de nubes y neblina que bloqueaban la visión hacia arriba, obstruyendo la luz de la luna. Había un completo silencio, un silencio expectante. El corazón de Maggie golpeaba en un ritmo de miedo.

Sin advertir una pantera negra apareció por el follaje, moviéndose con la fuerza de un tren de carga, golpeando al leopardo manchado con tanta con fuerza que lo tiró a sus pies. La noche estalló en violencia. Los monos chillaron fuerte, trepándose a las ramas para ubicarse en lo alto. Los pájaros se dieron a la fuga a pesar de la oscuridad. El leopardo manchado rodó, saltando sobre sus pies para evitar los dientes de la pantera que intentaba asfixiarlo agarrándolo por la garganta.

Las orejas de la pantera negra estaban torcidas hacia delante, clara señal de agresión, y así se lo señalaba al cauteloso leopardo. Su boca gruñó, revelando los colmillos afilados. Las peleas entre gatos machos a menudo terminaban en muerte, y Maggie a distancia, protegiendo su cuerpo contra las hojas de los helechos, mantenía su mirada horrorizada en los dos combatientes.

La pantera atacaba con una velocidad que aturdía. Gracia y flexibilidad combinada con músculos fuertes para torcer y dar vuelta, para saltar y rastrillar, para cambiar dirección y colisionar en el aire. La batalla fue breve, pero feroz, cada gato buscaba apretar a muerte en la garganta de otro.

El leopardo manchado cayó sobre sus pies una segunda vez, rodó, la forma cambió al momento de hacerlo, como si el golpe hubiera sido tan duro que no le permitió sostener la forma felina. James corrió, su trasero, desnudo, mostraba el mismo estilo muscular que ella comenzaba a reconocer como característica de la gente de Brandt.

Maggie miró cuando la pantera negra cambió de forma, casi corriendo tan fácil y tan rápido que ella apenas pudo creer lo que veían sus ojos. Brandt cogió al hombre que escapaba por su pelo y lo detuvo. El labio de Brandt se rizó en un gruñido de amenaza. Ella podía ver una fría furia sobre la cara de Brandt. -¿Pensaste que nosotros no comprenderíamos quién ayudaba los cazadores furtivos, James? Tu hedor está en todas partes en su campamento.

– Yo los investigaba-, negó James, su mirada cambió de Brandt hacia Maggie-. ¡No traicionaría a los animales por los cazadores furtivos!

El pesado puño pesado de Brandt golpeó con fuerza el hombro de James. -No la mires. Si quieres vivir más allá de este momento, mírame a mí.

Maggie se encogió de inmediato bajo el profundo follaje, no porque estuviera avergonzada de estar desnuda, parecía haber perdido todas las inhibiciones aquí en la selva, sino porque de la idea de James mirando su cuerpo la puso enferma. Y porque parecía que a Brandt le fastidiaba si otro hombre la miraba.

James inmediatamente condescendió. Eso asustó más a Maggie, la rápida obediencia, como si James supiera que Brandt realmente pudiera terminar la vida de otro hombre. Presionó una mano frente a su temblorosa boca. Las condiciones en el bosque lluvioso eran sumamente primitivas. No habían policías en las esquinas, y Brandt y su gente no tenían ninguna lealtad hacia la administración local. Aislados, ellos vivían según la ley rápida y mortal de la selva.

– Te lo juro, Brandt, yo no ayudaba a los cazadores furtivos. Yo debería haber cambiado a mi forma y ayudar a la mujer con el oso pero la violencia, su olor tan maduro, y la sangre me impidieron pensar directamente.

Brandt le dio un puñetazo a James con tanta fuerza que lo envió hacia atrás. -No culpes a Maggie por tu carencia de control. Siempre podemos pensar. Querías algo que no te pertenece, James. La miraste cuando Drake la traía por el bosque. Ellos te olieron. Yo te olí. Tu hedor estaba fuera de nuestra casa. ¿Qué pensaste que pasaría cuando hubieras terminado? ¿Ibas a matarla?

вернуться

[3] La Conducta Flehmen, consiste en que el animal alza la cabeza, retrae el labio superior y abre la boca, inhalando aire. Se relaciona con marcas olfativas y feromonas, que son pequeñas moléculas volátiles que son secretadas en el ambiente. Los animales utilizan feromonas para informar acerca de peligros, propiedad de un territorio y disponibilidad para el apareamiento.