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Sardmnia (Cerdeña). Una de las primeras dos provincias de Roma. Gran isla del Tirreno, al oeste de la península italiana, era montañosa pero fértil y en ella se cultivaba un trigo de primera calidad. Cartago la dominó y Roma la heredó de ésta con Córcega. Asolada por bandidos y sin acabar de estar sometida durante la república, acabó siendo la posesión romana menos feliz. Los romanos detestaban a los sardos y los tildaban de inveterados ladrones, pillos y patanes.

Savus, río. El actual Saya, en Yugoslavia.

sección cesárea. El procedimiento quirúrgico al que se recurna cuando una mujer no podía dar a luz por vía pelviana, seccionando la pared abdominal, retirando el paquete intestinal y seccionando la pared del Útero para extraer el feto. Se dice que así nació el dictador Cayo Julio César y por eso la operación lleva el cognomen de su familia. He optado por no mencionar la anécdota, ya que sabemos con certeza que Aurelia, madre de César, vivió setenta años y parece que gozó de buena salud hasta el día de su muerte. La historia de la sección cesárea en los tiempos antiguos no es muy halagueña, pues, aunque era una operación a la que se recurría y con la que se conseguía salvar a veces al niño, la madre perecía inevitablemente. La primera cesárea efectuada con éxito se practicó en Pavía en abril de 1876, ocasión en que el doctor Edoardo Porro extrajo un niño sano -y el útero- a una tal Julie Covallini; madre e hijo superaron felizmente la operación.

Senado. Senatus en latín. Los romanos creían que el fundador del Senado había sido Rómulo con cien miembros patricios, pero lo más verosímil es que fuese una institución de tiempos menos oscuros de la monarquia romana. Cuando se instituyó la república, se conservó el Senado a guisa de consejo asesor de ancianos, por entonces ya trescientos, pero aún exclusivamente formado por patricios. Sin embargo, al cabo de unos años los plebeyos tenían también acceso a él, aunque tardaron bastante en poder ocupar magistraturas más altas.

Debido a su antigiledad, la definición legal de sus poderes, derechos y obligaciones fue gradual, y parcial en el mejor de los casos. El cargo senatorial era vitalicio, lo que propició que se creara en seguida una oligarquia; a lo largo de la historia, sus miembros lucharon denodadamente por conservar lo que ellos consideraban elitismo natural. Durante la república eran los censores los que otorgaban el titulo (y podían quitarlo). En tiempos de Cayo Mario se había adoptado la costumbre de exigir como requisito para el ingreso propiedades equivalentes a un millón de sestercios, aunque nunca llegó a ser una ley formal durante el período republicano.

Sólo los senadores podían vestir la latus clavus o laticlavia con una ancha franja púrpura; llevaban también zapatos cerrados de cuero marrón y un anillo (en su origen de hierro y después de oro). Las reuniones del Senado debían celebrarse en lugares debidamente consagrados, ya que no siempre tenían lugar en su sede, la Curia Hostilia. Las ceremonias y la sesión del día de Año Nuevo, por ejemplo, se celebraban en el templo de Júpiter Optimus Maximus, mientras que las sesiones para tratar de la guerra se llevaban a cabo en el templo de Belona, fuera del pomerium.

Había una estricta jerarquía entre los que tenían voz en las sesiones, siendo el príncipe del Senado el decano en tiempos de Cayo Mario; los patricios siempre tenían preferencia respecto a los plebeyos de igual condición, y no todos los senadores tenían voz en la cámara. Los senatores pedarui, que se sentaban detrás de los que tomaban la palabra, sólo podían votar. No había limitaciones en cuanto a tiempo o contenido de la oratio (discurso) y de ahí la popularidad de la maniobra actualmente denominada obstruccionismo. Las sesiones podían durar únicamente desde el amanecer hasta el ocaso y no podían continuar si se reunían los comitia, si bien podían convocarse en los días reservados en el calendario a los comicios si éstos no se celebraban. Si el asunto no era importante o la respuesta totalmente unánime, el voto podía ser verbal o a mano alzada, pero el voto formal se efectuaba cuando existían discrepancias en la cámara. El Senado era un cuerpo asesor más que legislativo y promulgaba sus consulta o decretos a petición de las distintas asambleas. Si el asunto era grave, se requena quorum para llegar a la votación, aunque no se sabe qué cantidad constituía tal quorum en tiempos de Cayo Mario. ¿Quizá un cuarto? Desde luego la mayoría de las sesiones no contaban con una nutrida asistencia, ya que no había ningún reglamento que especificase la obligación de asistir a todas las sesiones.

Por tradición, el Senado tenía potestad suprema en ciertas cosas, pese a su carencia de poder legislativo; así era el caso en cuestiones fiscales, porque controlaba el Tesoro; en asuntos exteriores y en cuestiones bélicas. En casos de excepción, después de la época de Cayo Graco, el Senado podía suspender todos los organismos estatales, aprobando un Senatus consultum de re-publica defendenda, o decreto inapelable.

Sequana, río. El actual Sena.

servianas, murallas. Eran los muros Servii Tullii o Tulli. Los romanos creían que las murallas que rodeaban a la ciudad republicana habían sido levantadas en tiempos del rey Servio Tulio, pero la evidencia invita a pensar que fueron construida~ después del saqueo de Roma por los galos de Breno.

Servio Tulio. Sexto rey de Roma y el único que era latino, si no romano. Se le atribuía la construcción de las murallas servianas, lo que no es cierto, aunque probablemente sí mandó construir el Agger, las enormes dobles defensas del Campus Esquilinus. Legislador e ilustrado, Servio Tulio negoció un tratado

entre Roma y la Liga latina que aún se exhibía en el templo de Diana a finales de la época republicana. Su muerte fue un escándalo, pues fue su propia hija, Tulia, quien conspiró con su amante, Tarquinio Superbus, para asesinar primero a su esposo y luego a su padre. Servio Tulio fue acorralado en una calleja del Clivus Orbius y Tulia pasó varias veces con el carro sobre su cuerpo.

sestercios (sestertius). La moneda romana más corriente, y unidad contable, de ahí su proliferación en los textos de la época republicana. Su nombre deriva de semis tertius o dos ases y medio. En latín se representaba con la abreviatura HS y era una pequeña moneda de plata equivalente a un cuarto de denario.

Sibila, libros de la Sibila. Un oráculo que dictaba sus profecías en estado de trance, como casi todas las pitonisas. Esta, de gran fama, vivía en Cumas, ciudad de la costa de Campania. El Estado romano poseía una serie de profecías escritas llamadas los libros de la Sibila, adquiridos, al parecer, por el rey Tarquinio Prisco y escritas en griego en hojas de palmera (posteriormente se pasaron a papel). En tiempos de Cayo Mario, estos libros sibilinos eran tan apreciados que los guardaba un colegio formado por diez sacerdotes menores, los decenvir¿ sacris faciundis, y en momentos de crisis se consultaban para comprobar si había alguna profecía aplicable a la situacion.