Выбрать главу

Bittle se echo sobre su socio hecho una furia, el rostro contorcido, y Bloem se tambaleo al recibir un fuerte golpe. Bittle cogio rapidamente un revolver en cada mano, y el otro se echo atras al ver la llama de ira en sus ojos. Bittle hubiese matado al otro en aquel instante ante la menor provocacion, y Bloem no lo ignoraba.

– Registrad el barco -ordeno Bittle gritando-.?Todos!… Salid y registrad el barco.

– ?Para que molestarse? -pregunto el Santo con gran amabilidad-. Si quieren encontrar a Harry-le-Duc tendran que volver a Baycombe.

– ?Que quiere decir? -pregunto Bittle en tono amenazador.

– Quiero decir que, cuando acaricie el craneo del viejo Bloem, entre en el camarote y encontre alli a Harry-le-Duc, alias Agata Girton. Tuvimos una larga conversacion. Me dijo que Agata habia muerto hace muchos anos en Hyeres y que el ocupo su puesto. El Tigre lo descubrio, cometiendo luego otro error de marca. Cualquier hombre en sus cabales se hubiese dado por satisfecho con un millon de dolares, pero no, el Tigre fue tan codicioso que, por el procedimiento del chantaje, le quito a Harry el dinero de la senorita Holm, y eso enfurecio a Harry, quien, hombre muy peligroso cuando esta resentido, trato de matar al Tigre. Este comprendio tarde la tonteria que habia cometido y decidio llevarse a Harry a bordo de este barco para echarlo luego al mar con algunas barras de hierro atadas a los pies, lo que constituye un medio muy eficaz de matar a un hombre y tiene la ventaja de que no deja huellas. Harry me conto cosas muy interesantes acerca del Tigre y de sus cachorros. Luego le conte algo que el no sabia, y despues nos estrechamos la mano…, porque, al fin y al cabo, algo bueno tiene. Cuando menos, trato de proteger a la senorita Holm contra los insanos deseos de usted. Bien, pues como iba diciendo: nos despedimos y le ayude a bajar del barco para que volviese a nado a Baycombe, a condicion de que escribiese una carta anonima a Carn en la que le informara de todas las cosas sobre Tigres y cachorros de Tigre de que habiamos hablado. Por lo tanto,?oh gran Bittle!, le aseguro que la policia subira a bordo con el piloto cuando se acerque a El Cabo, y la Policia Montada estara rodeando su mina en caso de que trate de llegar alli por otro camino.?Verdad que es agradable?

– Al menos, usted no reira mas -dijo Bittle apuntandole con el revolver.

– Un momento -exclamo el Santo con voz que parecia el estallido de un latigazo, y Bittle vacilo-. Ya que me siento tan comunicativo, mas vale que escuche el resto. Puede que le sirva de algo, aunque lo dudo. Permitame que le hable del segundo error. Va usted a oir lo que es bueno. En realidad, es cosa de Horacio, pero a el no le importara que lo cuente yo. Horacio bajo al cuarto de maquinas y puso a dormir al maquinista, colocandose despues su traje. Usted hablo con el sin advertirlo…?Que le parece? Luego llegue yo, y tambien crei que Horacio era el maquinista y por poco lo mato antes de advertir mi error. Horacio y yo sabemos lo suficiente acerca de motores para poder obedecer al telegrafo de la sala de maquinas; fuimos, pues, nosotros los que hicimos salir al barco. Luego obligue a Horacio a dejar el mono de mecanico para que no sospechase usted nada; pero el maquinista sigue encerrado, y me parece que a estas horas ya debe de estar molesto en la posicion que le dejamos. Pero no es esto todo…, falta lo mejor.

Bittle habia bajado el revolver, porque adivinaba que el Santo tenia aun un triunfo en la mano. Aunque Templar era un principe de las baladronadas, Bittle no podia creer que mintiese con tanto descaro para prolongar su vida. El Santo sonreia todo el tiempo, y lo hacia de tal modo, que casi invitaba a los demas a dudar de sus palabras, pero de vez en cuando les regalaba un precioso anillo de hechos comprobables para destruir sus ilusiones y obligarlos a creerle. Y entre tanto, Bittle se daba cuenta de que el Santo, a su manera, estaba preparando la explosion de una bomba mas devastadora aun que las anteriores. No adivinaba que pudiera ser, pero iba convenciendose de que le estallaria muy cerca. Y por eso aguardaba a que el Santo dijese todo lo que tenia que decir, porque esperaba poder reducir el peligro sabiendo lo que ocurria.

Templar estaba mirando por la borda al oscuro horizonte, y algo que vio alli debio de agradarle. Su sonrisa estaba a punto de convertirse en franca risa, como si recordara un chiste, y al continuar se advertia en su voz cierta agitacion.

– Horacio y yo -siguio diciendo- tenemos cerebro. Horacio, por haber sido sargento de Infanteria de Marina, pudo proveer tambien la materia prima para que nuestra inteligencia pudiese hacer lo mas conveniente. Antes de subir para reunirnos aqui en familia destruimos totalmente la bomba de agua de pantoque y abrimos uno de los escotillones de la quilla. Mis conocimientos nauticos son escasos y no se como la llamaria un marinero, pero Maggie les aclarara lo que quiero decir. Sea como sea, el agua entro con bastante rapidez, y nosotros nos marchamos sin esperar el resultado. Sin embargo, creo que hemos perdido bastante velocidad y, si mis ojos no me enganan, tenemos lo que en lenguaje tecnico se llama una escora a estribor; de modo que supongo que el barquito se esta hundiendo de veras… Decidme si me equivoco.

Maggs se puso en pie de un salto y los demas miraron alocados en torno. El Santo habia dicho la verdad. El bandeo habia sido muy lento al principio, de modo que nadie se percato, absortos todos en el otro asunto; pero ahora que el Santo les habia advertido, el hecho era innegable.

Todos se dirigieron a la puerta.

Bittle dio un salto, furioso como un loco, y detuvo a los desertores amenazandoles con el revolver. Luego abrio la puerta y se asomo.

El barco habia perdido, en efecto, velocidad y se inclinaba mucho a estribor.

Bloem se dirigio como ebrio a la puerta.

– El oro -balbuceaba-, el oro… Bittle, haga que pongan el oro en las lanchas.

– ?Atras… estupido!

Bittle le dio un empujon para apartarlo, pues era el mas sereno de todos. Aparentemente, se habia calmado, pero sus ojos delataban su intenso furor. Apunto con ambos revolveres al Santo.

– Al final me ha derrotado usted, Templar -exclamo-. Pero no sera usted quien goce de la victoria. -Como un poseso, aparto a un hombre que se habia interpuesto en la trayectoria de sus armas-.?Riase ahora, Templar, que le queda un segundo de vida!

El Santo rio entre dientes, echando la cabeza atras alegremente, porque acababa de ver el golpe final. No tenia necesidad de hacer nada por su parte, como se habia propuesto.

– ?Arriba las manos, Bittle!

La voz sono en el salon como una ametralladora.

Bittle se volvio y vio al hombre que acababa de aparecer en la puerta, y los revolveres se le cayeron de sus temblorosas manos.

Se fue hacia atras, al ultimo rincon del salon, intensamente palido y horrorizado.

Algy entro decidido, llevando en ambas manos una pistola de gran calibre; los hombres se apartaron medrosos. Algy los miro con expresion dura e inexorable.

– Creo que todos me conoceis -dijo el senor de Lomas-Coper con la misma voz metalica.

Despues miro a la muchacha y vio que le contemplaba asombrada.

– El Tigre soy yo -explico Algy.

20. La risa final

– Las cosas han ido muy mal -dijo el Tigre-. Como ha dicho Bittle, senor Templar, usted nos ha vencido. Tal vez estaba escrito. No tema que yo le mate, como hubiera hecho ese… De nada serviria… Aun hubiera podido ganar si los hombres en que confie no me hubiesen traicionado. Ahora el barco se hunde y todo mi trabajo con el. No puedo luchar mas. El destino ha estado contra mi desde el principio, y estoy muy cansado.

Se paso el dorso de la mano por los ojos. La mascara de hombre fatuo y simple que era caracteristica en Algy Lomas-Coper habia caido. Habia algo en el que daba al Santo cierta sensacion de tragedia al ver la subita transformacion del bullicioso Algy en aquella figura grave y cansada del Tigre afrontando el fin.

Los llameantes ojos del Tigre pasaron sobre Bittle, Bloem y Maggs como hierro candente. De nuevo la voz del Tigre sono metalica, y los tres hombres retrocedieron ante sus latigazos.