– Sólo una cosa más, señora Caine.
Kasey le acarició la espalda y él emitió un leve gemido.
– ¿Qué señor Caine? -ronroneó ella.
– ¿Significa este pequeño arrebato que debo cancelar la propuesta de divorcio?
Kasey se echó a reír con una risa cantarina, y buscó los labios de su marido para que no quedara ninguna duda sobre su respuesta.
Lynsey Stevens
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