—Pero la usasteis para leer mi mente.
‹La usamos para estar conectados contigo a pesar de toda la extrañeza. Te estudiamos, sobre todo cuando jugabas. Y a medida que te fuimos comprendiendo, empezamos a entender a toda tu especie. Que cada uno de vuestros individuos estaba vivo, sin ninguna reina colmena.›
—¿Más complicado de lo que esperabais?
‹Y también menos. Vuestras mentes individuales eran más simples en las formas en que esperábamos que fueran complicadas, y complicadas en formas que esperábamos fueran simples. Nos dimos cuenta de que estabais verdaderamente vivos y erais hermosos a vuestro modo trágico, perverso y solitario, y decidimos no enviar otra nave colonial a vuestros mundos.›
—Pero nosotros lo ignorábamos. ¿Cómo podríamos haberlo sabido?
‹También nos dimos cuenta de que erais peligrosos y terribles. Tú en concreto, peligroso porque encontrabas todas nuestras pautas y no podíamos pensar en nada lo bastante complicado para confundirte. Así que nos destruiste a todas menos a mí. Ahora te comprendo mejor. He tenido todos estos años para estudiarte. No eres tan aterradoramente inteligente como creíamos.›
—Lástima. Inteligencia aterradora es lo que nos haría falta ahora.
‹Nosotros preferimos un brillo reconfortante de inteligencia.›
—Los humanos nos hacemos más lentos al envejecer. Dame unos cuantos años más y seré completamente conveniente.
‹Sabemos que morirás algún día. Aunque lo hayas pospuesto tanto.›
Ender no quería que aquello se convirtiera en otra conversación acerca de la mortalidad o cualquiera de los otros aspectos de la vida humana que tanto fascinaban a la reina colmena. Pero quedaba otro tema que se le había ocurrido durante la explicación de la reina. Una posibilidad intrigante.
—El puente que tendisteis. ¿Dónde estaba? ¿En el ordenador?
‹Dentro de ti. Como yo estoy dentro del cuerpo de la reina colmena›
—Pero no forma parte de mí.
‹Parte de ti pero también no-parte. Otro. Fuera pero dentro. Unido a ti pero libre. No podía controlarte ni tú podías controlarlo.›
—¿Podía controlar al ordenador?
‹No se nos ocurrió. No nos importó. Tal vez.›
—¿Cuánto tiempo utilizasteis el puente? ¿Cuánto tiempo estuvo allí?
‹Dejamos de pensar en él. Pensábamos en ti.›
—Pero estuvo presente todo el tiempo que estuvisteis estudiándome.
‹¿Adónde podría ir?›
—¿Cuánto podría durar?
‹Nunca hicimos antes uno como ése. ¿Cómo podríamos saberlo? La reina colmena muere cuando muere el cuerpo-reina›
—¿Pero en qué cuerpo estaba el puente?
‹En el tuyo. Es el centro de la pauta.›
—¿Esa cosa estaba dentro de mí?
‹Por supuesto. Pero seguía siendo no-tú. Nos decepcionó cuando no nos facilitó tu control y dejamos de pensar en ella. Pero ahora vemos que fue muy importante. Tendríamos que haberla buscado. Tendríamos que haberla recordado.›
—No. Para vosotros fue como… una función corporal. Como cerrar el puño para golpear a alguien. Lo cerrasteis, y luego cuando no lo necesitasteis no advertisteis si el puño estaba allí.
‹No comprendemos la relación, pero parece tener sentido para ti.›
—Está todavía viva, ¿verdad?
‹Tal vez. Intentamos sentirla. Encontrarla. ¿Dónde podemos mirar? La vieja pauta no está allí. Ya no juegas al juego de Fantasía›
—Pero todavía estaría unida al ordenador, ¿verdad? Una conexión entre el ordenador y yo. Sólo que la pauta habría crecido, ¿verdad? Podría incluir también a otras personas. Piensas que está unida a Miro, el joven que traje conmigo…
‹El roto…›
—Y en vez de estar unida a un solo ordenador, unida a miles y miles de ellos, a través de los enlaces ansibles entre los mundos.
‹Tal vez. Estaba viva. Podría crecer. Igual que nosotras crecemos cuando hacemos más obreras. Todo este tiempo. Ahora que lo mencionas, estamos seguras de que debe estar ahí, porque nosotras seguimos unidas a ti y sólo contactamos contigo a través de la pauta. La conexión es muy fuerte ahora…, es parte de lo que es, el enlace entre nosotras y tú. Creímos que la conexión se hizo más intensa porque te conocíamos mejor. Pero tal vez se intensificó porque el puente crecía.›
—Y yo siempre creí… Jane y yo siempre creímos que ella era…, que de algún modo había llegado a existir en las conexiones ansibles entre los mundos. Es ahí probablemente donde se siente a sí misma, en el lugar que considera el centro de su…, iba a decir su cuerpo.
‹Estamos intentando sentir si el puente entre nosotros sigue ahí. Es difícil.›
—Como intentar encontrar un músculo concreto que has estado usando toda la vida, pero nunca solo.
‹Interesante comparación. No vemos la relación… pero no, ahora la vemos.›
—¿La comparación?
‹El puente. Muy grande. La pauta es demasiado grande. No podemos comprenderla ya. Inmensa. Memoria… muy confusa. Mucho más difícil de encontrar que tú la primera vez…, muy confusa. Nos perdemos. No podemos contenerla en nuestra mente.›
—Jane —dijo Ender—. Ahora eres una chica mayor.
La voz de Jane le respondió.
—Estás haciendo trampa, Ender. No oigo lo que ella te dice. Sólo siento el latido de tu corazón y tu respiración rápida.
‹Jane. Hemos visto ese nombre en tu mente muchas veces. Pero el puente no era una persona con rostro…›
—Tampoco lo es Jane.
‹Vemos una cara en tu mente cuando piensas en ese nombre. Todavía la vemos. Siempre creíamos que era una persona. Pero ahora…›
—Ella es el puente. Vosotros la creasteis.
‹La llamamos. Tú creaste la pauta. Ella la poseyó. Lo que es, esta Jane, este puente, empezó con la pauta que descubrimos en ti y el juego de Fantasía, sí, pero ella se ha imaginado a sí misma para ser mucho mayor. Debe de haber sido muy fuerte y poderosa, un… filote, si vuestra palabra es el nombre adecuado, para poder cambiar su propia pauta y todavía recordar ser ella misma.›
—Buscasteis a través de los años-luz y me encontrasteis porque yo os estaba buscando. Y entonces localizasteis una pauta y llamasteis a una criatura de otro espacio que se aferró a la pauta y la poseyó y se convirtió en Jane. Todo instantáneamente. Más rápido que la luz.
‹Pero eso no es viajar más rápido que la luz. Es imaginar y llamar más rápido que la luz. Sigue sin recogerte aquí y ponerte allí.›
—Lo sé. Lo sé. Puede que esto no nos ayude a responder la pregunta que os he formulado. Pero tenía otra pregunta, igual de importante para mí, y nunca se me ocurrió que tuviera relación contigo, y tenías la respuesta todo el tiempo. Jane es real, ha estado viva desde el principio, y su esencia no está en el espacio, sino dentro de mí. Conectada conmigo. No pueden matarla desconectándola. Algo es algo.
‹Si matan la pauta, puede morir.›
—Pero no pueden matar a toda la pauta, ¿no lo ves? Después de todo, no depende de los ansibles. Depende de mí y del enlace que existe entre los ordenadores y yo. No pueden cortar el enlace que existe entre los ordenadores de aquí y los satélites que orbitan Lusitania y yo. Y tal vez Jane no necesita tampoco los ansibles. Después de todo, tú no los necesitas para buscarme a través de ella.
‹Muchas cosas extrañas son posibles. No podemos imaginarlas. Las cosas que pasan por tu mente parecen muy estúpidas y extrañas. Nos estás cansando mucho, con tanto pensar en cosas imaginarias, estúpidas e imposibles.›
—Te dejaré, entonces. Pero esto ayudará. Tiene que ayudar. Si Jane da con una forma de sobrevivir gracias a esto, será una auténtica victoria. La primera victoria, cuando empezaba a pensar que no habría ninguna.