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– Hace dos días, en el bosque de Vincennes. No fue su mejor día.

– Tú tampoco estás en muy buena forma -dijo el reptil-. Desde que perdiste a tu mujer y a tu hija, ves mariposillas negras por todas partes. No entiendo cómo pueden mantener en nuestras filas a gente a la que se le ha ido la olla.

No fue necesario más de un segundo para que Sharko saltara de su silla y se abalanzara sobre Leblond. Las dos masas de huesos se estamparon contra una pared e hicieron volar un montón de papeles. Una silla cayó al suelo. Con el rostro crispado, Manien logró separarlos antes de que llegaran a las manos.

– ¡Calmaos, joder! ¿Qué os pasa?

Miradas de odio, saliva en los labios, venas marcadas. Finalmente, ambos volvieron a su sitio. Sharko sentía los latidos de sus sienes y cómo le hervía la sangre. Leblond fue a encenderse un cigarrillo ante la ventana abierta, mientras Manien apaciguaba los ánimos, sólo en apariencia.

– Discúlpale. Todas esas historias que cuentan de ti te hacen perder los estribos, es normal. Eras un comisario cómodamente apoltronado y te encuentras de nuevo removiendo la mierda. En tu situación, reaccionaría igual.

– Tú no estás en mi situación.

Manien ignoró la respuesta y prosiguió su trabajo de zapa.

– ¿Así que desde el hospital no habías vuelto a ver a Frédéric Hurault antes del sábado?

– Si no me falla la memoria inmediata, no. Pero ya sabes que Bourg-la-Reine y Haÿ-les-Roses están muy cerca. No es imposible que me lo cruzara un día, sin que me diera cuenta. Tú mismo lo has dicho, a veces ni siquiera recuerdo dónde he dejado mi pistola.

Manien se volvió hacia Leblond, lo miró divertido y luego se acomodó aún más tranquilo. Casi sonreía.

– Sin darte cuenta… Vale. Vayamos a lo práctico y a la verdadera razón de tu presencia aquí. ¿Sabes que han encontrado un pelo de una ceja sobre la ropa de la víctima?

– No, no lo sabía. No es asunto mío.

– Es tan difícil no dejar ningún rastro, con todas las técnicas de que disponemos. Diría incluso que se ha vuelto imposible. No me dirás lo contrario, ¿verdad? La piel, el sudor, las escamas, las huellas…

– ¿Y pues?

– En el FNAEG [5] han comparado el ADN extraído del pelo y ha aparecido una ficha. Si nos basáramos únicamente en la ciencia y omitiéramos nuestro olfato de polis, podríamos decir que ya teníamos al culpable.

– ¿Ese ADN no será el mío, por casualidad?

Sharko vio cómo a Manien se le hacía un nudo en la garganta y sus ojos palpitaban.

– Por ese motivo también nosotros estamos fichados desde hace poco en el FNAEG -añadió-. Somos elementos contaminantes en el escenario del crimen. Sucede a menudo, y también sucederá en ese caso del mono en el que trabajo. ADN del poli del servicio urgente de la policía, del chimpancé, del cuidador del animal y de la primatóloga. Toneladas de huellas en los barrotes de la jaula. ¡Mierda! ¿No me habrás hecho venir para acusarme de algo? ¿Qué pretendes? ¿Joderme los pocos años que aún tengo por delante?

Manien titubeó y recuperó la seguridad.

– No tiene nada que ver. El problema es cómo actuaste en la escena del crimen. Manoseaste el cadáver y lo pisoteaste todo. ¿Querías contaminar la escena para que no pudieran atrapar al asesino? ¿O era sólo para joderme y asegurarte de que te despediría? Sé franco, comisario, y no olvides que trabajamos para la misma empresa.

– No había dormido en toda la noche. Tenía un montón de cosas en la cabeza. La ventanilla del vehículo estaba abierta y quise ver qué careto tenía un tío que podía ir por un lugar como aquél por la noche. Me incliné hacia el interior del habitáculo y no pensé en las precauciones, la cagué.

Al fondo de la sala, Leblond exhalaba silenciosamente el humo hacia el exterior, con un pie contra la pared. Manien volvió al ataque.

– Sabes, el tipo que se lo cargó a sangre fría a lo mejor no llevaba pasamontañas… Seguramente quiso que Hurault viera su rostro en el momento en que le hundía el destornillador en las tripas. Porque… no sé… ¿quizá porque quiso mostrarle que no había olvidado y que sabía que era responsable de sus actos? Gracias al eximente por enajenación mental, Hurault sólo pasó nueve años en un hospital psiquiátrico. Si hubiera admitido su crimen, habría pasado el doble en una cárcel. Nosotros, los policías, detestamos a esa gente, porque nos dan la impresión de que trabajamos en balde. ¿Qué crees tú?

Sharko se encogió de hombros. Manien no soltó la presa.

– Hace poco más de un año, aún eras analista del comportamiento. Seguro que tienes respuesta a ese tipo de preguntas…

– Hay otros analistas que siguen en activo. Ve a verlos.

Sharko consultó su reloj y se puso en pie, tranquilamente.

– Llevo casi treinta años de carrera. Treinta putos años de buenos y leales servicios dedicados a detener a tipos diez veces peores que Hurault. Las he pasado más putas de lo que las pasarás tú nunca, a pesar de lo que hayas visto. Y tú has decidido acabar conmigo, quieres destruirme como has hecho con tantos otros colegas antes. Aparte del ADN debido a la contaminación del escenario del crimen, no tienes nada contra mí. La cagué en la escena del crimen, vale, ¿por qué no avisas a la IGS? [6] ¿Porque no les caes bien? ¿Porque ya se te ha ido la mano con sospechosos e incluso con tus propios colegas? Ya sé que te encarnizarás conmigo, eres peor que una sanguijuela. ¿Tanto te aburres?

Se inclinó hacia la mesa, con su rostro a diez centímetros del de Manien.

– Te lo diré una vez, la única, espero. No tengo nada que ver con la muerte de Hurault. Soy poli, como tú. He vuelto a la Criminal porque me aburría en mi sillón de Nanterre, es tan simple como eso. Y por si aún lo dudas, tengo un consejo para ti y para ese borde: andaos con cuidado dónde ponéis los pies.

– Tú también ándate con cuidado… Necesito un culpable, y rápido. Y te aseguro que lo encontraré.

Mientras Sharko se alejaba, añadió:

– De momento, este asunto queda entre nosotros. Nadie está al corriente. En cuanto al ADN contaminante, como dices tú, no hay problema. No quiero causarte quebraderos de cabeza con eso. ¿Ves como pensamos en ti?

Sharko salió dando un portazo y se dirigió rápidamente a la fuente de agua, al fondo del pasillo. Necesitaba agua y luego un café. Fuerte, corto, cargado de cafeína.

Con la taza de café en la mano, se dirigió a su despacho, donde estaba instalado Levallois. En el exterior, el sol poniente extendía sus pinturas doradas sobre los tejados de los edificios. Bajo aquella insoportable humedad, Sharko depositó su bebida muy caliente sobre la mesa y se dejó caer en un sillón de ruedas, abatido. Aquella jornada, aquel simulacro de interrogatorio habían agotado la poca energía que le quedaba.

Señaló con el mentón un formulario de solicitud de vacaciones.

– Dame uno, me voy a tomar un día.

– ¿Algo va mal? ¿Qué pasa con Manien?

– Oh, nada. Sólo necesito dormir, dormir y dormir…

Levallois le tendió el papel y Sharko lo rellenó pausadamente. Su jefe Bellanger se encontraría la solicitud en su mesa aquella noche o a la mañana siguiente y probablemente refunfuñaría, pero le daba igual. Era la menor de sus preocupaciones.

– ¿Hay noticias de Louts? -preguntó el comisario.

– Acabo de ver a Robillard, que trabaja en ello desde esta mañana. Me ha dado la lista de las instituciones penitenciarias y de los presos a los que la estudiante visitó. Por lo menos once presos, y todos ellos con penas largas.

Sharko firmó su formulario de solicitud de vacaciones con un suspiro y tendió la mano. Levallois le dio el listado.

– ¿Se sabe por qué fue a visitarlos?

El teniente estaba de pie, con un termo de café vacío en la mano.

– Aún no, la información es muy reciente. Robillard se ocupará de ello mañana. Hay que seguir analizando sus cuentas, sus facturas. Robillard ha avanzado mucho. Bueno, tengo que estar en casa antes de las ocho, lo siento. Hasta luego. Nos vemos el miércoles, pues… Aprovecha el día para dormir.

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[5] El Fichier National Automatisé des Empreintes Génétiques (FNAEG), creado en 1998, es una base de datos del Instituto Nacional de la Policía Científica francés que almacena las muestras de ADN localizadas en el curso de investigaciones. (N. de t.)

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[6] Inspección General de Servicios. (N. de t.)