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Joven: -¡No lo llamo desde ningún planeta!

Moc: -¡Caramba! ¿¡Una llamada desde una estrella, quizás!?

Joven: -Le hablo desde su misma ciudad.

Moc: -Mi ciudad queda en el planeta Tierra y usted antes dijo…

Joven: -Bueno, sí, le hablo desde la Tierra.

Moc: -Entiendo, me llama desde la Tierra porque es más barato, desde Saturno no sería llamada local.

Joven: -¡Lo de Saturno fue una broma!

Moc: -¿Perdón?

Joven: -¡Una broma! ¡¿No entiende?! ¡Le dije eso para hacerle una broma!

Moc: -¿Me llama desde la Tierra para hacerme una broma?

Joven: -¡Usted es un tonto!

Moc: -No, un terráqueo.

Joven: -¡Click! Tut tut tut.

Semblanza

El señor Moc sonríe como una mermelada de naranja, se alisa el pelo como el sonido de una moneda cayendo al agua y camina como una trompeta apoyada encima de un avión.

El señor Poc viaja en tren como si fuera un bolsillo lleno de ventanas, compra frutas como un herrero golpeando en el yunque y estornuda como un pelícano que sabe un chiste.

El señor Moc se abrocha la camisa como un perro ladrando a una computadora, se lava las manos como una banda mientras desfila y hace preguntas como un dentífrico.

El señor Poc habla como un castillo, bosteza como el botón de una escalera automática y cuando se olvida de algo pone cara de sandía que espera al cartero.

La casa del señor Moc queda enfrente de una calle y en medio de dos casas que, a su vez, están en medio de dos casas que quedan en medio de otras dos. Estas casas quedan en una cuadra que está en medio de otras cuadras de una ciudad que está en medio de otras ciudades, y así siguiendo hasta que el señor Moc dice: "El mundo es algo sorprendente".

Si uno llegara a su ciudad y quisiera encontrarlos bastaría con preguntar: "¿Cómo está su familia?". "Muchas gracias, muchas gracias".

Preocupaci ón de los señores Moc y Poc sobre algo que le sucede al autor

Estimados lectores, cuando el autor de este libro nació, nosotros teníamos veinte veces su edad (lo cual es normal, pues él apenas acababa de nacer). Pero cuando cumplió diez años, tenía la tercera parte de nuestra edad. La cosa empeoró cuando cumplió veinte, ya que alcanzó la mitad de nuestra edad. Nuestra alarma, se debe a que, ahora que tiene treinta y siete años, llegó, aproximadamente, las cuatro quintas partes de nuestra edad. Como ustedes entenderán, está creciendo a un ritmo aceleradísimo y no pasará mucho tiempo hasta que nos alcance y nos sobrepase también. ¿Alguien sabe qué podemos hacer al respecto? Muchas gracias.