– Está muy aislada. A la mayoría de las mujeres no les gustaría estar aquí arriba.
Briony se encogió de hombros.
– La mayoría de las mujeres pueden estar alrededor de la gente sin problemas. A mi me gusta la soledad. Y nunca he tenido la oportunidad de estar en unas montañas como estas. Es especialmente hermoso por la noche.
– Mañana, te enseñaré algunas alarmas o trampas explosivas en la propiedad por si sales a caminar, no te metas en problemas.
Giró los ojos.
– ¿Podemos solo decir paranoia?
– Prefiero usar el término preparado.
La condujo por la cocina. Vio una estufa y un frigorífico, pero poco más mientras la apresuraba a través de la casa, bajando a un gran hall para empujar una puerta abierta y caminar hacia atrás para que entrase.
Su olor estaba en todas partes. Ella le miró, vacilando, su útero se apretó, y pudo sentir el calor lento moviéndose a través de su cuerpo.
– ¿Tú habitación?
Jack tomó aire. Esto iba a ser un infierno muy difícil para ambos más lo que había pensado al principio.
– ¿Dónde más? Te conseguiré algo para dormir y algo para que te vistas mañana por la mañana -cruzó hacia el aparador y sacó un par de pantalones con cordones. Nunca se los había puesto. Ken había intentado vestirle por años pero hasta ahora se había resistido, prefiriendo sus vaqueros y sus ropas de camuflaje-. ¿Tienes hambre? Puedo conseguirte algo.
– Estoy verdaderamente cansada, Jack. Me gustaría darme una ducha si no te opones e irme a la cama.
Porque no podría enfrentarlo más. Mirarlo dolía. Y su cuerpo estaba fuera de control. Estaba avergonzada por su perdida de control. Más que cualquier cosa, quería estar sola donde pudiera echarse las mantas sobre la cabeza y llorar donde nadie pudiera oírla.
Jack abrió la puerta del cuarto de baño privado. Su olor ya se mezclaba con el suyo. Una vez que estuvo en el baño, él no le dio respiro y no le importó. Ella tenía su plan de mantenerle a distancia. No iba a dejar que eso sucediese. Briony Jenkins iba a tener que aprender a vivir con él. No sería fácil, pero no había alternativa, no iba a permitir que escapase de lo que obviamente había entre ellos.
Capítulo 11
Briony se enroscó como una pequeña pelota en la gran cama de Jack. Podía sentir el masculino olor por todas partes. La ducha caliente había aliviado un poco la rigidez de su cuerpo, pero el temor interior creció hasta que su corazón pareció llegarle a la garganta, ahogándola. No podía escapar de él. Lo atraía hacia su cuerpo con cada aliento que tomaba. Podría aceptarlo si solamente hubiera sido su cuerpo traicionándola, pero sus emociones se sentían en carne viva y no podía parar de pensar en sus suaves manos cuando la tocaban.
No caería en esa trampa otra vez. No era real, jamás lo sería. Jack había aclarado sus sentimientos y tuvo que respetarlo. Era un hombre que, a pesar de su brusquedad, trataba a las mujeres suavemente, y ella era simplemente más susceptible porque sus hormonas corrían salvajes. Emocional y sexualmente al mismo tiempo. Era una combinación difícil de enfrentar.
Si vienes a desafiarme a un duelo porque follé a tu hermana, Jebediah, eres mucho más estúpido de lo que creía. Briony sintió sus mejillas enardecer al recordar la acusación de Jack. Maldita sea. Ella ya había caído en su seductora trampa. Solamente la miró, la tocó, y ella prácticamente se lanzó en sus brazos. ¿Qué estaba mal con ella? ¿No tenía orgullo? ¿Cómo iba alguna vez a ser capaz de quedarse en su dormitorio con su olor conduciéndola en una especie de calor sin sentido?
Suspiró, se quitó rápidamente las mantas, y caminó descalza hasta la ventana para abrirla y aspirar el aire nocturno, tratando aclarar su cabeza. El aire estaba más frío de lo que estaba acostumbrada, pero se sintió bien en su caliente piel. Se sentó en el alféizar y miró los árboles bailando con el viento, ignoró las lágrimas que corrían por su cara. Últimamente ella estaba tan mal en la parte emocional que alguien debería sacarla de su miseria. Parpadeó hasta poder enfocar su visión en el paisaje. Las ramas se balancearon y doblaron, hojas brillantes como la plata a la luz de la luna. Sentándose silenciosamente, vio a varios ciervos vagar en el jardín, y algo más grande, casi del tamaño de un caballo, mucho más lejos.
Curiosa, Briony subió la ventana y camino descalza a través del pórtico a la baranda, asomándose para conseguir una mejor vista. No se atrevió a vagar alrededor de la propiedad hasta saber donde estaban escondidas las alarmas y trampas, pero estaba intrigada con el gran animal del bosque tan cerca de la casa. Nunca había visto antes un alce vagar libre, y estaba bastante segura que había una manada. Por primera vez en lo que le pareció semanas, podía respirar otra vez, sin tener girando en su mente un caos de emociones. Afuera, en el aire de la noche, no había ningún olor de Jack y ningún recordatorio de que ella era tan susceptible a él.
Con la mano en la garganta, caminó suavemente a lo largo del pórtico, avanzando al mismo paso que la manada, siguiéndolos alrededor de la gran casa, determinada en pensar en algo que no fuera Jack y su situación, siguió el ritmo de la manada, alrededor de la casa grande. El pórtico cubierto era amplio y el pasamano bastante alto así que, agarrándose a una de las columnas de apoyo, estaba segura de poder marcharse, columpiándose hasta el techo, y conseguir una vista aún mejor, sin molestar a nadie. Subió al pasamano, manteniendo un ojo en los enormes animales, temerosa de que avanzaran más lejos en el bosque antes de que pudiera verlos bien.
Agarró su brazo alrededor del poste y juzgó la distancia a la azotea. No era muy lejano para alguien tan alta como ella, pero tendría que balancearse hasta estar encima del alero. Saltó y agarró el borde de la azotea.
Dos manos la agarraron por la cintura jalándola hacia abajo, apretándola contra un duro cuerpo. Los ojos de Jack brillaban como diamantes idénticos, que la acuchillaban furiosamente.
– ¿Qué demonios piensas que estás haciendo?
El hombre estaba hecho de hierro, su cuerpo no se rendía, y donde ella estaba fría, él estaba caliente, calor irradia de su piel. Su corazón empezó a funcionar a toda marcha inmediatamente. Peor, su cuerpo reaccionó, pechos llenos y dolorosos, su útero apretado. Ella lo probó en su boca, lo sintió en su cuerpo. La memoria estaba vívida al instante y despierta. Solamente con esto… tan fácil para él, la reducía a simple necesidad. Desesperada para escapar de su propia reacción a su olor, Briony luchó para romper su agarre, incluso con su aumentada fuerza, no se movió.
– Quise ver la manada de alces… o al menos pensé que lo eran. Gracias a ti, no pude verlos bien. Vete, Jack -él era la última persona que quería ver.
Necesitaba estar sola y no dormiría en su cuarto, donde su olor estaba por todas partes. Quiso llorar de frustración. Deseó arremeter contra alguien. Esta era una situación totalmente imposible. No era bastante fuerte para estar cerca de él y no desearlo. ¿Y por qué él siempre la tocaba?
– Cualquiera que ande merodeando en mi casa es probable que muera.
– No soy una prisionera, ¿verdad? Si quiero observar a algunos animales en el bosque, no creo que sea una ofensa de muerte. Regresa a la cama. Estoy bien aquí afuera sola -porque no podía yacer en esa cama y no desearlo con cada célula de su cuerpo. Si vienes a desafiarme a un duelo porque follé a tu hermana… Deliberadamente repitió las palabras en su mente, necesitando algo para impedirse ser una tonta aún más grande de lo que ya era