Ellos hablan Vida. Ellos saben qué tomar para conservar la esencia, el significado básico, del planeta intacto.
Eso era lo que le decían. Harry se lo había dicho también, en la cinta.
«He pasado veinte años de mi vida como biólogo. Tú, Arthur, me mantuviste al corriente en otras disciplinas; mantuviste mi mente activa hace quince años cuando me diste el libro de Lovelock sobre “Gaia”. Recientes acontecimientos me han hecho profundizar en algunas de mis viejas teorías y especulaciones, elaboradas después de leer a Lovelock y Margulis. Hemos hablado de ellos, de tanto en tanto, pero nunca estuve tan seguro de mí mismo como para trasladar todo aquello al papel. Ahora estoy completamente seguro, pero me siento demasiado débil para trasladarlo al papel, así que… aquí tienes esto.
»Gaia es toda la Tierra, y cobra vida, ha sido una totalidad orgánica, una sola criatura, durante más de dos mil millones de años. Podemos establecer analogías completas entre Gaia y los seres humanos, o perros o gatos o pájaros, porque hasta recientemente no hemos estudiado los organismos independientes reales. Perros y gatos y pájaros —y humanos— no son independientes. Son fragmentos y piezas de Gaia. Lo mismo son todas las demás cosas vivas sobre la Tierra. Imagina una célula individual intentando establecer analogías entre su citoplasma y organelas, y el papel que juega en un cuerpo humano; va a ser mal interpretada si la comparas demasiado rígidamente.
»Así que Gaia, la Tierra, es el primer organismo independiente que hemos estudiado. La llamaré un “planetismo”. Un planetismo está hecho de plantas y animales y microorganismos, y ésos están hechos de células, o son en sí mismos células. Las células están hechas de citoplasma y organelas, y así. Un organismo se regula a sí mismo con hormonas, neurotransmisores, y efectúa sus labores y obtiene sus nutrientes con enzimas y otras sustancias…, todo ello organizado, según un esquema, de forma sinergista. Autocontrolada.
»Gaia efectúa sus labores con ecosistemas. Como cualquier organismo, un planetismo posee un esquema y ciertas metas que alcanzar. Crece y se desarrolla y pasa por distintos estadios en su vida. A veces efectúa giros radicales, destruyendo ecosistemas completos. Quizás esté experimentando en formas que los organismos más pequeños no pueden; alcanza un callejón sin salida, elimina algunos elementos y empieza de nuevo. No sé. Pero en definitiva tiene que hacer lo que hacen todas las cosas vivas…, madurar y reproducirse.
»¿Cómo puede un planetismo crear otros como él? Nace a la vida —probablemente— sin ninguna interferencia externa, aunque quizá sea la descendencia de otro planetismo. Quizá la vida hubiera sido sembrada allí hace mucho, mucho tiempo. No lo creo, francamente. Pienso más bien que la mayor parte de los planetismos no tienen padres, al menos no en estos momentos, de modo que son libres de desarrollarse según sus propios esquemas. Esto toma mucho, mucho tiempo, pero finalmente encuentra una forma de reproducirse. Desarrolla una estrategia reproductora.
»El planetismo ha hallado formas de utilizar más y más de sus materias primas y área superficial. Domina los océanos, luego disemina plantas y animales para conquistar los continentes yermos. Esas plantas y animales se convierten de alguna forma en especialmente adaptados para la vida en tierra firme. Sospecho que la mayor parte de todo esto es fruto del azar, pero me siento demasiado débil para examinar ahora este aspecto. Es irrelevante para mi esquema.
»Ahora, después de muchas eras, los humanos están aquí, y no lo estamos haciendo demasiado mal. Hemos conseguido un órgano tan importante como las piernas de un anfibio…, un cerebro altamente desarrollado. De pronto, Gaia empieza a ser consciente de sí misma, y mira hacia fuera. Desarrolla ojos que pueden mirar hasta muy lejos en el espacio, y empieza a comprender el entorno que debe conquistar. Está alcanzando la pubertad. Pronto va a reproducirse.
»Sé que ya vas muy por delante de mí ahora. Estás diciendo: “Eso significa que los seres humanos son las gónadas de la Tierra.” Y yo estoy diciendo eso mismo, pero la analogía, en el mejor de los casos, es débil. A su debido tiempo, Gaia sacrificará probablemente todo lo que hay en la Tierra —todos sus ecosistemas— para promocionar los seres humanos. Porque somos más que gónadas. Somos los fabricantes de esporas y semillas, somos los que comprenden qué es Gaia, y pronto sabremos cómo hacer que otros mundos nazcan a la vida. Llevaremos la información biológica de Gaia al espacio, en naves espaciales.
»¿Sabes?, esta idea plantea gran cantidad de problemas en perspectiva. Gaia nos ha alimentado, pero también nos ha aguijoneado, y a veces nos ha atormentado. Ha utilizado todos sus recursos para asegurarse de que no nos sintamos demasiado cómodos. Las enfermedades que acostumbraban a ayudar a regular los ecosistemas se han convertido de pronto en estimulantes. Estamos trabajando intensamente para controlar todas las enfermedades que nos perjudican, y haciendo eso, comprendemos la propia vida, y empezamos a comprender a Gaia. De modo que Gaia utiliza las enfermedades para estimular e instruir. ¿No crees que es una auténtica coincidencia que, en el siglo XX, hayamos sido golpeados por tantos retrovirus y epidemias del sistema inmunológico? No podemos resolver esas epidemias sin comprender la vida al enésimo grado. Gaia nos está regulando, se está regulando a sí misma, preparándose para la pubertad.
»Porque eso es lo que tiene que haber ocurrido. Gaia hubiera podido enviarnos fuera, y nosotros la hubiéramos llevado con nosotros dentro de nuestras naves espaciales. Quizá hubiéramos convertido la Tierra en algo no apto para la vida, y ésa hubiera sido una razón más para abandonar la vaina, porque ya estaba muerta y marchita. Pero eso hubiera sido natural. Quizá hubiéramos conservado la Tierra y hubiéramos salido al exterior. Es como el dilema de unos padres que o bien hacen que la vida de sus hijos sea un infierno para hacer que abandonen el nido, o bien los hijos tienen la suficiente iniciativa como para hacerlo por sí mismos, liberarse. No es que conozca esos problemas de primera mano, como padre…, pero recuerdo haber sido hijo.
»Por supuesto, Gaia no es el único planetismo. Probablemente hay miles de millones de otros, algunos de ellos parte de redes de simientes…, planetismos con padres. Algunos son independientes.
»Y cuando salen a la galaxia, encuentran competencia. De pronto pasan a formar parte de un sistema mucho mayor y más complejo…, una ecología galáctica. Los planetismos y sus extensiones —las inteligencias, las civilizaciones tecnológicas— desarrollan entonces estrategias para competir, y para eliminar la competencia.
»Algunos planetismos toman la ruta evidente. Se aprovechan e intentan desarrollarse rápidamente. Son como parásitos, o jóvenes enfermedades que han aprendido cómo vivir dentro de un anfitrión sin causar daños. Otros planetismos reaccionan buscando y destruyendo las extensiones de esos parásitos. Finalmente, supongo, si la propia galaxia ha de nacer a la vida —convertirse en un “galactismo”— va a tener que entretejer entre sí las extensiones de todos sus planetismos, poner un orden en ellos. Así pues, o bien los parásitos encajan y contribuyen, o son eliminados. Pero mientras tanto, ahí fuera es como una jungla.
»Me hablaste hace ya tiempo de Frank Drinkwater. Drinkwater, y otros como él, han sostenido durante años que no existe otra vida inteligente en nuestra galaxia. Afirma que la falta de señales radiofónicas procedentes de distantes estrellas proporciona la prueba de eso. También cree que la falta de máquinas von Neumann confirma que estamos solos. Era demasiado impaciente. Ahora, evidentemente, se ha demostrado que está equivocado.