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Pero al mismo tiempo que Pinochet celebraba su victoria, la dictadura llamaba “ausentismo laboral colectivo” a las huelgas que estallaban en todo Chile a pesar del terror. La gran mayoría de los secuestrados y desaparecidos en Argentina está formada por obreros que desarrollaban alguna actividad sindical. Sin cesar se incuban, en la inagotable imaginación popular, nuevas formas de lucha, el trabajo a tristeza, el trabajo a bronca, y la solidaridad encuentre nuevos cauces para eludir al miedo. Varias huelgas unánimes se sucedieron en Argentina a lo largo de 1977, cuando el peligro de perder la vida era tan cierto como el riesgo de perder el trabajo. No se destruye de un plumazo el poder de respuesta de una clase obrera organizada y con larga tradición de pelea. En mayo del mismo año, cuando la dictadura uruguaya hizo el balance de su programa de vaciamiento de conciencias y castración colectiva, se vio obligada a reconocer que «todavía queda en el país un treinta y siete por ciento de ciudadanos interesados por la política» [96].

No asistimos en estas tierras a la infancia salvaje del capitalismo, sino a su cruenta decrepitud. El subdesarrollo no es una etapa del desarrollo. Es su consecuencia. El subdesarrollo de América Latina proviene del desarrollo ajeno y continúa alimentándolo. Impotente por su funci6n de servidumbre internacional, moribundo desde que nació, el sistema tiene pies de barro. Se postula a sí mismo como destino y quisiera confundirse con la eternidad. Toda memoria es subversiva, porque es diferente, y también todo proyecto de futuro. Se obliga al zombi a comer sin saclass="underline" la sal, peligrosa, podría despertarlo. El sistema encuentra su paradigma en la inmutable sociedad de las hormigas. Por eso se lleva mal con la historia de los hombres, por lo mucho que cambia y porque en la historia de los hombres cada acto de destrucción encuentra su respuesta, tarde o temprano, en un acto de creación.

EDUARDO GALEANO

Calella, Barcelona, Abril de 1978.

Eduardo Galeano

Escritor nacido en Montevideo. En 1959, se casó con su primera esposa, Silvia Brando. Se divorciaron y tres años después se casó con Graciela Berro. Se casó con su tercera esposa, Helena Villagra, en 1976. Galeano ha tenido una carrerra larga y muy importante que incluye tanto su trabajo como periodista e historiador como su participación activa en las cosas políticas, específicamente socialistas. Cuando tenía trece años, empezó a publicar caricaturas para El Sol, un periódico socialista en Uruguay. En 1961-64, fue director de la publicación diaria Epoca, y fue jefe de redacción del semanario Marcha. En la década de los setenta, un grupo derechista militar en Uruguay lo encarceló. Por ésta causa marchó a Argentina. Sin embargo, lo mismo ocurrió en Argentina, y más tarde a España donde vivió desterrado hasta que pudo regresar a Uruguay en 1984. Ha publicado muchos libros sobre la política de América Latina. Los libros más populares, entre otros, son: Las venas abiertas de América Latina (1971), La canción de nosotros (1975), Días y noches de amor y de guerra (1978), la trilogía Memoria del fuego: Las nacimientos (1982), Las caras y las máscaras (1984), y El siglo de viento (1986). Esta trilogía combina elementos de la novela, la poesía, y la historia. Otros libros son El libro de los abrazos (1989), Las palabras andantes (1993), y El fútbol a sol y sombra (1995). Galeano recibió tres premios por sus libros: Premio Casa de las Américas en 1975 para La canción de nosotros y en 1978 para Días y noches de amor y de guerra, y en 1989, el premio -American Book- Award por Memoria del fuego.

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[96] Conferencia de prensa del presidente Aparicio Méndez, el 21 de mayo de 1977, en Pausandú. “Estamos evitando l país la tragedia de la pasión política”, dijo el presidente. “Los hombres de bien no hablan de dictaduras, no piensan en dictaduras ni reclaman derechos humanos”.