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Con todo, If se enfrentaba a los mismos problemas que todas las demás. En un intento por salvarla, Quinn encargó su dirección a Damon Knight. Ahora bien, las ventas no mejoraron, a pesar de todos los esfuerzos de éste; después de tres números, Quinn acabó por vender la revista a las Digest Productions, que técnicamente formaban parte del Galaxy Publishing Group, con lo cual pasó a depender de Horace Gold. If renació con el número de julio de 1959, y aunque su futuro se presentaba bastante sombrío, nadie podía prever los efectos que causaría en breve en el mundo de la ciencia ficción.

Los Premios Hugo nos darán una idea del dominio ejercido por las tres grandes, Astounding, F and SF y Galaxy. Los Hugo se conceden una vez al año, durante la Convención Mundial de Ciencia Ficción, que se celebra en lugares variables en el mes de septiembre. La convención de 1957 tuvo lugar en Londres, siendo la primera vez que se aventuraba a salir de Estados Unidos, lo que suponía el reconocimiento del incremento experimentado por la afición a la ciencia ficción en Gran Bretaña. En aquella ocasión no se premiaron todas las categorías, pero el premio a la mejor revista se dividió entre Estados Unidos, con Astounding, y Gran Bretaña, con New Worlds.

La convención de Los Angeles de 1958 otorgó el premio a la mejor revista a F and SF, en tanto que procedían de Galaxy la novela y el relato corto vencedores, The Big Time (La gran época), de Fritz Leiber, y Or All Seas with Oysters (…O todos los mares llenos de ostras), un cuento de Avram Davidson sobre la presencia en nuestro planeta de extraterrestres llegados de incógnito.

Con la convención de Detroit de 1959, la imagen se hace más concreta. Hasta entonces, los premios habían sido decididos mediante votación directa. En ese año, se procedió primero a una nominación de los relatos y sólo una selección de ellos llegó a la final. En cuanto a las categorías de novela corta y relato breve, se eligió previamente un total de dieciocho narraciones (entre ellas tres de Cyril Kornbluth). El cómputo por revista dio siete a Astounding y F and SF, y una a If, Venture, Vanguard y la antología Star SF 4. Los vencedores, The Big Front Yard (El gran patio delantero), de Clifford Simak, y That Hellbound, Train (Ese tren al infierno), de Robert Bloch, provenían de Astounding y F and SF, respectivamente.

En novela, el panorama era muy distinto. James Blish obtuvo el galardón con A Case of Conscience (Un caso de conciencia). Alargada a partir de un relato publicado en If, en 1953, la version final y completa fue publicada únicamente como libro. Fue la primera novela que ganó un Hugo sin haber aparecido antes como folletín en una revista. Entre las nominadas, se encontraba también Who? (¿Quién?), de Algis Budrys, igualmente un cuento prolongado, ofrecido en esta ocasión por Fantastic Universe, en 1955. De todos modos, la versión definitiva sólo se hallaba disponible en forma de libro. Las tres nominaciones restantes procedían de revistas, aunque Time Killer (Asesino del tiempo), de Robert Sheckley, había sido muy acortada para Galaxy. Bantam Books publicó la única versión completa en libro de bolsillo, con el título Immortality, Inc. (Inmortalidad, S.A.), en 1959, a tiempo para la convención.

Estos resultados demostraron a las claras que el libro de bolsillo se había establecido con firmeza y se transformaba con rapidez en el sucesor de la revista. Cierto que un libro nunca podrá sustituir a esta última, pero cada vez se hacía más obvio que poquísimas personas se interesaban por su individualidad y sus ventajas. En realidad, el público en general deseaba simplemente que se le proporcionase buena lectura.

La mejor literatura de los últimos años cincuenta fue publicada, como siempre, por las tres grandes. Campbell permanecía firmemente al timón de Astounding, y Gold, con no tanta energía, al de Galaxy. Por el contrario, se produjo un cambio editorial en F and SF.

Anthony Boucher había dirigido en solitario, y de modo admirable, la revista desde la edición de septiembre de 1954, pero la tensión de sus numerosas obligaciones se cobró tributo en su salud y, con el número de agosto de 1958, anunció que iba a tomarse seis meses de vacaciones. En el volumen anterior de esa serie ya dije que el nombre real de Boucher era William Anthony Parker White, aunque un relato publicado con idéntica firma por Weird Tales en 1927 seguramente no le pertenecía. Demasiado tarde para incluir el dato en aquel volumen, me enteré de que dicha narración fue en efecto su primera venta. Más tarde, Boucher opinó así de ella:

«A los quince años vendí un cuento a Weird Tales, un cuento horroroso, que jamás debieron admitir. No sólo estaba muy mal escrito, sino que era un plagio descarado, aunque inocente, de No 17 de la señora Bland, que me había sido transmitido oralmente».

El cargo de Boucher al frente de F and SF fue ocupado por Robert P. Mills, que al fin y al cabo se encargaba ya de buena parte del trabajo básico. Por tal razón, F and SF no experimentó cambios drásticos, sino que se mantuvo fiable y amena. (En realidad, a él le corresponden los laureles por la mayoría de los excelentes relatos de este período.) ¿Qué otra revista hubiera sido capaz de publicar una fantasía absoluta, como That Hellbound Train, de Robert Bloch (septiembre de 1958), y ganar con ella un Hugo de ciencia ficción? En F and SF colaboraron también en forma regular Zenna Henderson, con su serie People, y Chad Oliver, que aplicó su gran conocimiento de la antropología a diversos relatos diestramente tramados y desarrollados en mundos extraterrestres, como Guardian Spirit (Espíritu guardián) (abril de 1958). Robert F. Young escribió varias fantasías científicas deliciosas, como su conmovedor relato sobre un enorme árbol en un planeta extraño, donde el hombre pone en peligro la existencia de las dríadas nativas, To Fell a Tree (Talar un árbol) (julio de 1959). Philip José Farmer contribuyó con varias obras de su serie El padre John Carmody, entre ellas la novela Corta The Night of Light (La noche de luz) (junio de 1957), así como su célebre relato sobre el último hombre de Neanderthal sobreviviente, The Alley Man (El hombre del callejón) (junio de 1959).

El número de abril de 1959 incluía el cuento que yo estimo como uno de los más efectivos y absorbentes de la ciencia ficción, una narración casi tan perfecta como podría desearse Flowers for Algernon (Flores para Algernon), de Daniel Keyes. Este patético relato de unos experimentos que elevan el cociente intelectual de un minusválido mental hasta el de un genio creador, para concluir luego en una dramática regresión, fue premiado con un Hugo. Reeditado con frecuencia, dio la impresión de que Keyes era un prodigio de un solo éxito. A fin de corregir esa sensación, he hecho revivir Crazy Maro en este volumen.