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Rosas entre espinas

Seis supervivientes. Seis revistas que habían resistido a la adversidad y vivido para enfrentarse a otra época. Vivido para ser testigos del lanzamiento del primer hombre al espacio, Yuri Gagarin, el 12 de abril de 1961.

Que Astounding, Galaxy y F and SF se encontraran entre ellas no es nada sorprendente. Que If siguiera en la brecha se debía a un golpe de buena fortuna. Amazing y Fantastic, cuya longevidad resultaba notable, la debían a una composición magistral.

El género de la ciencia ficción exhaló un suspiro de alivio cuando, en el verano de 1958, Paul Fairman decidió abandonar el campo editorial y volver a escribir de modo independiente. Sus últimos números estuvieron fechados en noviembre de aquel año. Una muchacha de tan sólo veinticinco años ocupó su lugar.

Cele Goldsmith se había licenciado en arte en 1955. Poco después, aceptó el empleo que le ofrecía Ziff-Davis. A partir de septiembre de 1956, se la nombró directora adjunta de ambas revistas. En realidad se trataba de un eufemismo, ya que sus tareas se reducían a las de una secretaria. No obstante, la señorita Goldsmith era una ferviente aficionada a la ciencia ficción, y Fairman no tardó en reconocer su capacidad. En los números de marzo de 1957, se la anunciaba ya como directora ejecutiva, responsable de buena parte de la preparación de las publicaciones, pese a que Fairman se reservaba la última palabra. Al dimitir éste, le correspondía a Cele Goldsmith sucederle. Libre de la influencia de su predecesor, podía efectuar los cambios que deseaba. Sin embargo, se nombró director a Norman Lobsenz (nacido en 1919). Ahora bien, Lobsenz tenía pocos conocimientos de ciencia ficción, por lo cual se limitó a redactar editoriales, frecuentemente superfluos.

Los efectos del cambio fueron electrizantes. Durante el reinado de Fairman, se publicó un número insignificante de buenos relatos, destacando únicamente del término medio una novela corta de Jack Vance, Parapsyche (agosto de 1958). E incluso esta narración sobre unos poderes parapsicológicos incontrolables se contaba entre lo peor de Vance. Bajo la dirección de la señorita Goldsmith, el cambio de calidad se hizo obvio al instante. El número de marzo de 1959 de Amazing, por ejemplo, mostraba un gran esmero en su composición. Y el lector respeta mucho más una revista que revela signos de una preparación cuidadosa que si la adivina montada de modo chapucero, como había ocurrido con todas las de Fairman.

Para empezar, anunciaba el regreso de E. E. Smith, con una nueva novela, The Galaxy Primes (Los mejores de la Galaxia), dividida en tres episodios. La obra había sido rechazada por Astounding, pero los lectores no tenían por qué saberlo, y el nombre de Smith seguía siendo respetado por numerosos aficionados a la ciencia ficción. La novela, una mezcolanza de todas las facultades parapsicológicas, se hallaba muy por debajo del nivel anterior de Smith. Sin embargo, sirvió para seducir a los lectores, que así vislumbraron lo que se proponía Cele Goldsmith. En el mismo número, ofrecía Anniversary, escrito especialmente por Isaac Asimov a manera de celebración de su primera venta, Marooned of Vesta (Abandonados frente a Vesta), publicada en Amazing el mismo mes de veinte años atrás.

Los escritores advirtieron al momento que Amazing volvía a ser digna de atención, y la revista empezó a atraer talentos, tanto nuevos como ya conocidos. El hombre misterio de la ciencia ficción, Cordwainer Smith, hizo su aparición en abril de 1959 con Golden The Ship Was – Oh! Oh! Oh! (Dorada era la nave… ¡0h, oh, oh!). Smith -seudónimo de un profesor americano especialista en política asiática, Paul M. Linebarger (1913-1966) se inició en el género de la ciencia ficción en 1950, publicando en una revista menor, Fantasy Book, su relato Scanners Live in Vain (Los exploradores viven en vano), que desde entonces se ha convertido en legendario. Y no reapareció en el género hasta octubre de 1955, en Galaxy, con The Game of Rat and Dragon (El juego de la rata y el dragón). A partir de ese momento, produjo con mayor frecuencia y adquirió reputación con rapidez gracias a su estilo enigmático y personal. Su presencia en Amazing constituyó una evidencia cierta de que la vulgaridad había quedado relegada al pasado. Más pruebas aún presentaba el número de mayo de 1959, en el que se incluía Iniciative, un relato sobre un computador sensitivo, obra de los hermanos Boris y Arkadi Strugatski. Era la primera narración rusa de ciencia ficción que se traducía para una revista americana.

Las revistas de la señorita Goldsmith atrajeron a los autores noveles con ambiciones, siendo su primer hallazgo el de Keith Laumer (nacido en 1925), que se presentó en abril de 1959 con Greylorn, una aventura interplanetaria muy bien escrita. El verdadero torrente de nuevos talentos estaba todavía a un año o dos de distancia, pero la señorita Goldsmith había logrado excelentes resultados en sus primeros doce meses como editora. Goldsmith remató este período con la Fantastic de noviembre de 1959, dedicada por entero a Fritz Leiber.

Leiber (nacido en 1910) es una de las paradojas de la ciencia ficción. Gran autor de los años cuarenta, su producción menguó en la década de los cincuenta por diversas razones personales. Hacia finales de dicha década, recuperó todo su vigor. Aunque se le alaba como a uno de los mejores escritores de ciencia ficción, en realidad ha escrito poco en este campo. Su obra se orienta casi por completo hacia la literatura fantástica, pese a que en ocasiones la aderece con naves espaciales o escenarios futuristas. Eliminados estos adornos, encontramos al auténtico Leiber, un supremo autor de literatura fantástica. En aquel numero de Fantastic, las numerosas facetas de Leiber se reunieron para formar una joya soberbia. Entre sus cinco nuevos relatos, Lean Times in Lankhmar (época de escasez en Lankhmar) volvía a presentar a sus dos héroes, los pícaros Grey Mouser y Fafhrd, en otra aventura de espadas y brujería; The Mind Spider (La mente araña) giraba en torno al escalofriante descubrimiento de un gran poder psíquico extraterrestre y The Improper Authorities (Las autoridades impropias) era una deliciosa fantasía al estilo de Unknown.

En el espacio de un año, Amazing y Fantastic se habían convertido en dos de las revistas más excitantes y remuneradoras del género, una transformación asombrosa.

Una transformación de otro tipo hundió a la revista If. If había nacido a raíz del boom de 1952 y había pasado a mensual en 1954. Una circulación menguante provocó que su editor, James L. Quinn, la devolviera a una frecuencia bimensual en junio de 1956. Sin embargo, la publicación siguió ofreciendo una calidad literaria bastante elevada, acudiendo a la mayoría de los grandes nombres de la ciencia ficción. Por ejemplo, Arthur Clarke intervino regularmente con relatos como su cuento sobre la sensibilidad solar Out from the Sun (Fuera del sol) (febrero de 1958) y The Songs of Distant Earth (Las canciones de la lejana Tierra) (junio de 1958), sobre una remota colonia planetaria y las repercusiones sobre ella del aterrizaje de una nave estelar para efectuar reparaciones. Fueron también numerosas las narraciones de Lloyd Biggle, Harlan Ellison y Cordwainer Smith, además de la diestra pirueta de Isaac Asimov en torno a la capacidad matemática humana, The Feeling of Power (La sensación de poder) (febrero de 1958) If adquirió asimismo varios de los primeros relatos de Richard McKenna, aunque éste conquistó su reputación a través de F and SF.