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Puede estar en el cielo raso, en el hueco de la escalera, en los corredores, en el zaguán. A veces pasan meses sin que uno lo vea. Se ha corrido a las casas vecinas, pero siempre vuelve a la nuestra. Muchas veces, cuando uno sale de la puerta y lo ve en el descanso de la escalera, dan ganas de hablarle. Naturalmente no se le hacen preguntas difíciles, sino que se lo trata -su tamaño diminuto nos lleva s eso -como a un niño. "¿Cómo te llamas?", le preguntan a "Odradek", dice "¿Y dónde vives?" "domicilio incierto", dice y se ríe, pero es una risa sin pulmones. Suena como un susurro de bojas secas. Generalmente el diálogo acaba ahí. No siempre se consiguen esas respuestas; a veces guarda un largo silencio, como la madera, de que parece estar hecho,

Inútilmente me pregunto qué ocurrirá con él. ¿Puede morir? Todo lo que muere ha tenido antes una meta, una especie de actividad, y así se ha gastado; esto no corres-ponde a Odradek. ¿Bajará la escalera arrastrando hilachas ante los pies de mis hijos y de los hijos de mis hijos? No hace mal a nadie, pero la idea de que puede sobrevivirme es casi dolorosa para mí.

FRANZ KAFKA

LA PANTERA

EN LOS bestiarios medievales, la palabra pantera Indica un animal asaz diferente del "mamífero carnicero" de la zoología contemporánea. Aristóteles había mencionado que su olor atrae a los demás animales; Eliano -autor latino apodado Lengua de Miel por su cabal dominio del griego- declaró que ese olor también era agradable a los hombres. (En este rasgo, algunos han conjeturado una confusión con el gato de algalia.) Plinio le atribuyó una mancha en el lomo, de forma circular, que menguaba y crecía con la luna. A estas circunstancias maravillosas vino a agregarse el hecho de que la Biblia griega de los Setenta usa la palabra pantera en un lugar que puede referirse a Jesús (Isaias 5: 14).

En el bestiario anglosajón del códice de Exeter, la pantera es un animal solitario y suave, de melodiosa voz y aliento fragante. Hace su habitación en las montañas» en un lugar secreto. No tiene otro enemigo que el dragón, con el que sin tregua combate. Duerme tres noches ', cuando se despierta cantando, multitudes de hombres y de animales acuden a su cueva, desde los campos, los castillos y las ciudades, atraídos por la fragancia y la música. El dragón es el antiguo Enemigo, el Demonio; el despertar es la resurrección del Señor; las multitudes son la comunidad de los fieles y la pantera es Jesucristo.