—Supongo que sí.
—Por tanto, es muy probable que eso sea todo lo que usted quiere de nosotros, ¿no es cierto? Un nuevo mercado. Ese mundo vacío del que antes hablaba.
—Bien, en Praxis hemos llegado a la conclusión de que el mercado es sólo una parte ínfima de la comunidad. Y a nosotros nos interesa la comunidad entera.
—Entonces, ¿qué es lo que quiere de nosotros? —gritó alguien desde el fondo.
Fort sonrió.
—Quiero observar.
La reunión terminó poco después, y luego se celebraron las sesiones regulares de la tarde. Naturalmente, en todas ellas la llegada del grupo de Praxis dominó al menos parte de la discusión. Por desgracia para Art, cuando esa noche se sentaron para estudiar las grabaciones, descubrieron que Fort y su equipo afectaban al congreso como agentes de división más que de unión. Muchos se negaban a aceptar una Transnacional terrana como miembro legitimo del congreso. Coyote pasó por la sala y le dijo a Art:
—No me vengas con el cuento de que Praxis es diferente. Es un truco demasiado viejo. «Si los ricos se comportasen de manera decente, el sistema iría bien.» Eso es basura. El sistema lo sobredetermina todo, y es el sistema lo que debe cambiar.
—Fort habla de cambiar el sistema —objetó Art.
Pero en este punto Fort era su peor enemigo por su costumbre de emplear términos de la economía clásica para exponer sus nuevas ideas. Los únicos interesados en ese enfoque eran Vlad y Marina. Para los bogdanovistas, los rojos y los Marteprimeros y para la mayoría de los nativos y gran parte de los inmigrantes representaba los intereses terranos, y ellos no querían tomar parte. «No queremos tratos con una transnac», exclamó Kasei en una de las grabaciones, recibiendo una salva de aplausos. «¡No queremos tratos con Terra, sin importar cómo los presenten!» El único punto a discutir para ese grupo era si los dejarían marchar o no; algunos pensaban que, como Art, se habían convertido en prisioneros de la resistencia.
Sin embargo, Jackie intervino en esa misma reunión para defender la posición booneana de que había que ponerlo todo al servicio de la causa. Se mostró desdeñosa con aquellos que rechazaban a Fort por principio.
—Ya que vas a tomar a los visitantes como rehenes —le dijo con ironía a su padre—, ¿por qué no utilizarlos? ¿Por qué no hablar con ellos?
Y así tuvieron una nueva división que añadir a las otras: aislacionistas y defensores de los dos mundos.
En los días que siguieron, Fort se enfrentó a la controversia que levantaba sencillamente ignorándola, hasta el punto de que Nadia llegó a dudar de que fuese consciente de ella. Los suizos pidieron que dirigiese un seminario sobre la actual situación terrana. La sala se llenó y Fort y sus asociados contestaron las preguntas con gran lujo de detalles en todas las sesiones. Fort parecía aceptar de buen grado cualquier cosa que le dijeran sobre Marte sin tomar partido. Se ceñía a la Tierra y se limitaba a describir.
—Todas las transnacionales se han fusionado con las aproximadamente dos docenas de transnac más grandes —dijo en respuesta a una pregunta—, las cuales han firmado contratos de desarrollo con más de un gobierno nacional. Nosotros las llamamos metanacionales. Las más importantes son Subarashii, Mitsubishi, Consolidados, Amexx, Armscor, Mahjari y Praxis. Después de eso ya sólo quedan diez o veinte de tamaño transnacional, aunque están siendo rápidamente incorporadas por las metanac. Las grandes metanac son ahora los poderes más importantes en la Tierra, puesto que controlan el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Grupo de los Siete y sus naciones clientes.
Sax le pidió que definiese una metanacional con más detalle.
—Hace alrededor de una década, Sri Lanka pidió a Praxis que se introdujera en el país y se hiciese cargo de la economía, y que actuase como arbitro entre tamiles y cingaleses. Lo hicimos y los resultados fueron positivos, pero durante el tiempo que duró el acuerdo fue evidente que la relación que manteníamos con ese gobierno nacional era de una naturaleza nueva. Y eso no pasó desapercibido en ciertos círculos. Unos años después, Amexx tuvo algunas diferencias con el Grupo de los Siete, y retiró todo su capital de los Siete y lo reinvirtió en Filipinas. La disparidad entre la Amexx y Filipinas, estimada en una proporción del producto anual bruto de cien a uno, tuvo como resultado que Amexx se apoderara del país. Ésa fue la primera metanacional verdadera. Subarashii la imitó al transferir muchas de sus operaciones a Brasil, y entonces quedó claro que se trataba de algo nuevo, y no de la vieja relación de banderas acomodaticias. Una metanacional se hace cargo de la deuda exterior y de la economía interna de sus estados clientes, más o menos como hicieron las Naciones Unidas en Camboya, o como Praxis en Sri Lanka, pero con una intervención mucho más amplia. En esa relación, el gobierno cliente se convierte en la agencia que impone la política económica de la metanacional. En general, adoptan lo que se llama medidas de austeridad, pero todos los empleados del gobierno están mucho mejor pagados que antes, incluyendo la policía y los servicios de inteligencia. En este punto, pues, la nación está comprada. Y todas las metanacionales tienen recursos para comprar varias naciones. Amexx mantiene ese tipo de relación con Filipinas, los países del norte de África, Portugal, Venezuela y seis o siete países mas pequeños.
—¿Ha hecho Praxis lo mismo? —preguntó Marina.
—En cierto modo sí —contestó Fort—, pero hemos intentado dar a las relacciones una naturaleza distinta. Hemos tratado con países suficientemente grandes como para hacer la sociedad más equilibrada. Hemos tenido relaccion con China, India e Indonesia. Naciones que el tratado de dos mil cincuenta y siete no les dio todo lo que les correspondía en Marte, y que por eso nos han alentado a venir aquí para hacer estudios como éste. Hemos iniciado contactos con otras naciones aún independientes. Pero no nos hemos apoderado de esas naciones, ni hemos intentado imponerles una política económica. Hemos tratado de seguir fieles a nuestra versión del formato transnacional, pero a escala metanacional. Esperamos ser un alternativa al metanacionalismo para esas naciones. Un recurso más, junto con el Tribunal Mundial, Suiza y algunos otros organismos ajenos al emergente orden metanacional.
—Praxis es diferente —declaró Art.
—Pero el sistema es el sistema —insistió Coyote desde el fondo de la sala.
Fort se encogió de hombros.
—Nosotros hacemos el sistema creo. Coyote no contestó.
—Tenemos que trotar… tratar con él —dijo Sax.
Y empezó a hacerle preguntas a Fort, preguntas vacilantes, desordenadas, guturales, pero Fort ignoró las dificultades de Sax y respondió minuciosamente. Tres seminarios consecutivos consistieron en el interrogatorio de Fort por parte de Sax, de ese modo se enteraron de muchas cosas concernientes a las metanacionales: dirigentes, estructuras internas, países clientes, actitud respecto a las otras e historia, particularmente el papel jugado en el caos de 2061 por las organizaciones que las precedieron.
—¿Por qué responder… por qué romper los huevos… no, quiero decir las cúpulas?
Fort andaba algo flojo en los detalles históricos, y suspiró con tristeza por los fallos de su memoria personal de ese período. Pero su descripción de la situación terrana del momento fue mucho más completa que ninguna de las que habían oído o leído con anterioridad, y ayudó a esclarecer cuestiones concernientes a la actividad metanacional en Marte sobre las que todos habían especulado. Las metanac utilizaban a la Autoridad Transitoria para que mediara en sus disputas, principalmente a propósito de territorios. No se metían con el demimonde porque la parte de la resistencia que éste representaba les parecía insignificante y fácilmente controlable. Nadia hubiera besado a Sax. En realidad lo besó, y también besó a Spencer y Michel por el apoyo que dieran a Sax durante las sesiones, porque aunque Sax seguía adelante a pesar de sus problemas de comunicación, a menudo la frustración lo dominaba y daba puñetazos en la mesa. Cerca del final, pregunto a Fort: