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Wil se volvió hacia la voz. Era Philippe Genet y dos amigas Pacistas. Las mujeres vestían unas chaquetas abiertas y la parte inferior de sus bikinis. Genet no llevaba más que un pantalón corto. El técnico elevado andaba entre las dos mujeres y tenía las manos metidas dentro de las chaquetas, ciñéndoles las cinturas.

Wil rió.

—Me haría falta mucha práctica para ser bueno con algo tan salvaje. Aunque me imagino que a ti se te debe dar bien.

El otro se encogió de hombros y estrechó más a las mujeres. Genet tenía la misma altura que Brierson, pero quizá pesaba quince kilos menos, casi estaba flaco. Era negro, aunque algo más claro que Wil.

—¿Tienes alguna idea de dónde ha podido salir esta pelota luminosa, Brierson?

—No. Tal vez de alguno de los tecno-max.

—Esto es seguro. No sé si te das cuenta de que se trata de algo muy estudiado. Oh, apuesto a que los del siglo veintiuno ya teníais algo parecido: pones una luz de alta intensidad y un procesador de navegación dentro de una pelota y ya puedes jugar a un sencillo juego nocturno de balonvolea. Pero mira esto, Brierson —con su cabeza indicaba la pelota brillante que era rechazada por unas paredes invisibles—. Tiene su propia unidad antigravitatoria. Sumada al procesador de navegación constituye un simulador de paredes reflectantes. He estado antes en el juego. Este balón es un Collegiate Mark 3, y es todo un departamento deportivo. Si a uno de los equipos le falta un jugador, no hay más que comunicárselo al balón y se encargará de simular un jugador suplente además de las paredes. Hasta puedes jugar tú solo, especificando el nivel de habilidad en el juego y la estrategia que prefieres que tengan los otros jugadores.

Interesante. Wil tenía su atención repartida entre la explicación y el propio tecno-max. Aquella era la primera vez que hablaba con Genet. Desde lejos, le había parecido un hombre malhumorado y poco hablador, bastante de acuerdo con el perfil comercial que Greenlnc daba de él. Pero ahora se mostraba locuaz, casi jovial… y quizá le gustaba menos. Aquel hombre tenía la arrogancia de los que son muy locos y muy ricos a la vez. Mientras hablaba, las manos de Genet se paseaban por los torsos de las dos mujeres. En el cambio alternativo de luces y sombras, era como ver con intermitencias una sesión de strip-tease. Aquello era a la vez repelente y exótico. En los tiempos de Brierson, mucha gente era de manga ancha en lo que se refería al sexo, ya fuera por placer o por interés monetario. Pero esto era diferente: Genet trataba a aquellas dos como… a una propiedad. Eran como unos muebles bonitos para palparlos mientras hablaba con Brierson. Y ellas no tenían la menor objeción. Aquellas dos había que situarlas muy lejos de las del grupo de Gail Parker.

Genet miró de lado a Wil y sonrió lentamente.

—Sí, Brierson. El balón luminoso es de un tecno-max Collegiate no puso en el mercado el M3 hasta… —se interrumpió para consultar alguna base de datos—… hasta 2195. ¿Es extraño, no crees que pueden haber sido los Neo Mejicanos los que lo hayan traído a la reunión?

—Es evidente que algún tecno-max se lo había dado antes —Wil hablaba con cierta brusquedad, distraído por las manos del otro.

—Es evidente. Pero considera lo que implica esto, Brierson. Los NM forman uno de los dos grupos más numerosos de la colonia. Son absolutamente necesarios para el plan de Korolev. Por la historia (mi historia, tu experiencia personal) sabemos que están acostumbrados a mandar. Tan sólo la incompetencia técnica impide que a los tecno-min os dejen tirados a un lado… Ahora, supón que algún tecno-max quiera ponerse en el lugar de Korolev. La manera más fácil de destruir su plan sería apoyar a los NM y suministrarles algunos autones antigravitacionales y burbujeadores de los últimos modelos. Korolev y el resto de nosotros, los tecno-max no podemos prescindir de los NM. Los vamos a necesitar si hemos de reestablecer la civilización. No tendremos más remedio que capitular a lo que sea que se esconda tras el plan.

Tioulang intentaba decirme algo parecido. El frescor de la tarde se convirtió de pronto en frío. Era raro que una cosa tan inocente como aquel balón luminoso fuese la primera evidencia, desde la muerte de Marta, de que alguien quería apoderarse de las riendas. ¿Qué tenía que ver esto con su lista de sospechosos? Tammy Robinson podía usar aquel soborno para reclutar adictos. O tal vez Chanson estaba en lo cierto, y la fuerza que acabó con la civilización en el siglo veintitrés estaba trabajando todavía. O podía tratarse de que el enemigo sencillamente quería poseer, y estaba dispuesto a arriesgar la destrucción de todos para conseguirlo. Miró a Genet. Aquel mismo día, Wil se había alterado al pensar que podían regresar a un gobierno y a la dictadura de la mayoría. Pero recordó entonces que existían otros sistemas de instituciones más primitivas y maléficas. Genet rezumaba confianza, megalomanía. Wil estaba absolutamente seguro de que el otro era capaz de darle aquella pista, explicársela, y después disfrutar con la consternación y las sospechas de Wil.

Algo de esta sospecha debía haberse mostrado en su cara. La sonrisa de Genet se hizo más amplia. Su mano echó a un lado la chaqueta de una de las chicas, haciendo alarde de su «propiedad». Wil se relajó en parte; a lo largo de los años, había tratado con algunos tipos muy desagradables. Tal vez aquel tecno-max era un enemigo, o tal vez no, pero él no iba a consentir que se le metiera debajo de la piel.

—Usted ya sabe que trabajo para Yelén en el asesinato de Marta, señor Genet. Lo que usted me diga, se lo transmitiré. ¿Qué sugiere que hagamos?

Genet se rió.

—«Se lo transmitirás» ¿no es verdad? Mi querido Brierson, no dudo de que cada palabra que pronunciamos va a llegar directamente a ella… Pero tienes razón. Es más fácil fingir. Y de todos modos, vosotros, los tecno-min, sois mucho más simpáticos y menos respondones. Y en lo referente a lo que podemos hacer: no hay nada que pueda hacerse público por ahora. No podemos asegurar que lo del balón luminoso haya sido un desliz, o un sutil anuncio de victoria. Sugiero que pongamos bajo una vigilancia intensa a los de NM. Si esto ha sido un patinazo, será fácil evitar que se apoderen del mando. Personalmente, no creo que los NM hayan recibido todavía mucha ayuda: de ser así habríamos recibido alguna evidencia más —miró el juego durante unos breves instantes y volvió a Wil—. Tú especialmente, debes estar contento de este giro de los acontecimientos, Brierson.

—Supongo que sí —Wil estaba contrariado por tener que aceptar lo que decía Genet— . Si esto tiene alguna relación con el asesinato de Marta, el caso podría solucionarse.

—Yo no hablaba de esto. Tú fuiste secuestrado ¿correcto?

Wil afirmó levemente con un gesto.

—¿Te has preguntado alguna vez lo que fue del fulano que te preparó la emboscada? —se interrumpió, pero Brierson ni siquiera pudo asentir a esto—. Estoy seguro de que nuestra querida Yelén querrá ocultártelo, pero yo creo que debes saberlo. Le atraparon; hasta conseguí las actas del juicio. No sé cómo aquel canalla pudo pensar que evitaría ser convicto. El tribunal le dio la sentencia usuaclass="underline" Fue emburbujado, calculando el tiempo para que saliera un mes después que tú. Personalmente, creo que merece cualquier cosa que le hagas. Pero Marta y Yelén no pensaban así. Rescataron a todos los que pudieron. Creían que cualquier individuo haría aumentar las posibilidades de la colonia.

«Marta y Yelén le hicieron prometer que se apañaría de tu camino. Después le dieron un disfraz completo y lo entregaron a los NM. Creyeron que allí sería más fácil disimularlo entre la gente —Genet rió—. Por este motivo he dicho que éste ha de ser un agradable cambio de la suerte para ti. Si ejerces presión sobre los NM, tendrás la oportunidad de aplastar con tu pie al insecto que te ha traído hasta aquí —vio la inmutable expresión de Wil—. ¿Crees que te estoy tomando el pelo? Lo tienes bastante fácil si quieres comprobarlo. El Director de NM, Presidente o lo que quieran llamarle, tiene un verdadero afecto a tu amigo. El tío está ahora en la camarilla de Fraley, y le he visto hace sólo unos minutos, al otro lado de la pista.