La ceremonia es corta. Eric y yo así lo hemos pedido, y cuando salimos, los amigos y familiares nos cubren de arroz y pétalos de rosas blancas. Eric me besa, enamorado, y yo soy feliz.
El banquete lo celebramos en un bonito salón de Múnich. La comida es deliciosa; mitad alemana, mitad española, y parece gustarle a todo el mundo.
Eric, sorprendiéndonos, no ha reparado en gastos. No quiere que mi padre, mi hermana y yo nos sintamos solos, y ha hecho venir a mi buen amigo Nacho, y de Jerez al Bicharrón y el Lucena con sus mujeres, Lola la Jarandera, Pepi la de la Bodega, la Pachuca y Fernando con su novia valenciana. Según ellos, el Franfur se puso en contacto con ellos y los invitó con todos los gastos pagados. Incluso Eric ha invitado a las Guerreras Maxwell. ¡La locura!
¡Me lo como! Yo a mi marido me lo como a besos.
De Müller ha invitado a Miguel con su huracanada novia, a Gerardo con su mujer y a Raúl y Paco, que al verme, aplauden emocionados.
Brindamos con Moët Chandon rosado. Eric y yo entrelazamos nuestras copas y felices bebemos ante todos. La tarta es de trufa y fresa, expreso deseo del novio y, cuando la veo, los ojos me hacen chiribitas. Ni contar lo morada que me pongo.
Al abrir el baile de nuevo, mi ya marido me vuelve a sorprender. Eric ha contratado a la cantante Malú y en directo nos canta nuestra canción, Blanco y negro. ¡Qué momentazo! Abrazada a él, disfruto la canción mientras nos miramos enamorados. ¡Dios, cuánto le quiero!
Tras aquello, una orquesta ameniza el baile. Sonia, mi padre y mi hermana están pletóricos de felicidad. Marta y Arthur aplauden. Flyn y Luz, divertidos, corren por el salón, y Simona y Norbert no pueden parar de sonreír. Todo es romántico. Todo es maravilloso y disfrutamos de nuestro bonito día.
Risueña, bailo con Reinaldo y Anita la Bemba colorá mientras gritamos «¡Azúcar!». Y Eric no puede parar de reír. Soy su felicidad.
Con Sonia, Björn, Frida y Andrés nos desmelenamos al bailar September, y cuando la canción acaba, Dexter pilla el micrófono y a capela nos canta un bolero mexicano dedicado a Eric y a mí. Yo sonrío y aplaudo.
Tengo unos excelentes amigos dentro y fuera de la habitación. Son personas como yo a las que les gusta el morbo y los juegos calientes entre cuatro paredes, pero que cuando salen de ellas son atentas, cariñosas, educadas y muy divertidas. Todos ellos me hacen dichosa y feliz.
El baile dura horas, y cuando veo a Dexter hablando animadamente con mi hermana, alarmada, miro a Eric, y éste me indica que no me preocupe. Al final, sonrío.
La fiesta acaba a las cuatro de la mañana, y por la noche mi padre y mi hermana con las niñas y Flyn se van a dormir a casa de Sonia. Quieren dejarnos la casa enterita para nosotros.
Cuando llegamos, Eric se empeña en cogerme en brazos para traspasar el umbral. Encantada dejo que me coja y, cuando lo traspasamos me suelta, y, dichoso, susurra:
—Bienvenida al hogar, señora Zimmerman.
Encantada le beso. Saboreo a mi marido y le deseo.
Cuando entramos y cierro la puerta, sin hablar, le quito el chaqué, la pajarita, la camisa, los pantalones y los calzoncillos. Lo desnudo para mí y sonrío al decir:
—Ponte la pajarita, Iceman.
Divertido, lo hace. ¡Dios!, mi alemán desnudo y con la pajarita es mi fantasía. Mi loca fantasía. Tiro de él y, al llegar a la puerta del despacho, lo miro y susurro:
—Quiero que me rompas el tanga.
—¿Segura, cariño? —pregunta riendo mi amor.
—Segurísima.
Eric, excitado, comienza a subir tela, y más tela..., y más tela. La falda del vestido es interminable. Al final, lo detengo entre risas.
—Ven..., siéntate en tu sillón.
Se deja guiar por mí. Hace lo que le pido y me mira.
Excitada, desabrocho la falda de mi bonito vestido de novia, y ésta cae a mis pies. Vestida sólo con el corpiño y el tanga, me siento con sensualidad sobre la mesa de mi enloquecido marido.
—Ahora, ¡rómpelo!
Dicho y hecho.
Eric rasga el blanco tanga, y cuando pasa sus manos por mi tatuado y siempre depilado monte de Venus, murmura con voz ronca:
—Pídeme lo que quieras.
Cuando dice eso cierro los ojos y me emociono.
Todo comenzó entre nosotros cuando me dijo esas palabras aquel día en el archivo de la oficina. Sonrío al recordar mi cara la primera vez que me llevó al Moroccio, o vi aquella grabación en el hotel, o le metí el chicle de fresa en la boca. Recuerdos. Recuerdos calientes, morbosos y divertidos pasan por mi mente mientras mi loco y ardiente marido me toca. Y dispuesta a sellar para siempre lo que un día comenzó, lo beso, agarro su erecto pene con mi mano, lo guío hasta mi húmeda hendidura, me empalo en él y, cuando mi amor jadea, lo miro a esos maravillosos ojos azules que siempre me han vuelto loca y susurro locamente enamorada:
—Señor Zimmerman, pídeme lo que quieras, ahora y siempre.
Megan Maxwell es una reconocida y prolífica escritora del género romántico. De madre española y padre americano, ha publicado novelas como Te lo dije (2009), Deseo concedido (2010), Fue un beso tonto (2010), Te esperaré toda mi vida (2011), Niyomismalosé (2011), Las ranas también se enamoran (2011), ¿Y a ti qué te importa? (2012), Olvidé olvidarte (2012), Las guerreras Maxwell. Desde donde se domine la llanura (2012), Los príncipes azules también destiñen (2012), Pídeme lo que quieras (2012), Casi una novela (2013), Llámame Bombón (2013) y Pídeme lo que quieras, ahora y siempre (2013), además de cuentos y relatos en antologías colectivas. En 2010 fue ganadora del Premio Internacional Seseña de Novela Romántica; en 2010, 2011 y 2012 recibió el Premio Dama de Clubromantica.com y en 2013 recibió el AURA, galardón que otorga el Encuentro Yo Leo RA (Romántica Adulta).
Pídeme lo que quieras, su debut en el género erótico, fue premiada con las Tres plumas a la mejor novela erótica que otorga el Premio Pasión por la novela romántica.
Megan Maxwell vive en un precioso pueblecito de Madrid, en compañía de su marido, sus hijos, su perro Drako y su gato Romeo.
Encontrarás más información sobre la autora y sobre su obra en: www.megan-maxwell.com.
Pídeme lo que quieras, ahora y siempre
Megan Maxwell
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Los personajes, eventos y sucesos presentados en esta obra son ficticios. Cualquier semejanza con personas vivas o desaparecidas es pura coincidencia.
Primera edición en libro electrónico (epub): marzo de 2013
ISBN: 978-84-08-11272-3 (epub)
Conversión a libro electrónico: Víctor Igual, S. L.
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