Выбрать главу

– No te creo.

El corazón de Blaire comenzó a latir descontrolado. Ya estaba. Aquel era un instante crucial. Si decía lo que no debía acabaría por destruir a Alik. Tanto como si le arrojara una granada a la cara. Blaire se quitó la toalla. Su pelo mojado cayó por los hombros.

– Eso es porque no te das cuenta de cuánto te quiere tu madre. Ahora que he tenido a Nicky, comprendo ese tipo de amor. Yo haría cualquier cosa por estar segura de que mi hijo me quiere hasta la tumba, y aún después. Tu madre sabía lo enamorado que estabas de mí. ¿Crees sinceramente que iba a hacer o a decir algo malo logrando así que te revolvieras contra ella, sabiendo lo mal que lo estabas pasando? ¿De verdad puedes imaginártela haciendo algo malo para su nieto, cuando acaba de descubrir que tenemos un hijo juntos? -continuó Blaire por la tremenda-. ¡Jamás, Alik! ¡Ni en un millón de años! Eres su hijo favorito, jamás se atrevería a hacer algo que arruinara tu relación con ella.

Alik no se movió. Ni siquiera parpadeó.

– Y si eso es cierto, ¿por qué pones esa cara de terror cada vez que la nombro?

– Si te parezco aterrorizada es porque su nombre me recuerda a lo que te hice cuando rompí nuestro compromiso y desaparecí del mapa para que no pudieras encontrarme.

– ¿A dónde fuiste?

– A un rancho de un amigo de mi padre en Arizona.

Ante aquella noticia, Alik la miró con crudeza, penetrando en su corazón. Blaire luchó por contener las lágrimas, pero estas escaparon por entre sus pestañas sin poder evitarlo.

– No… no puedo creer que te tratara de ese modo cuando siempre habías sido maravilloso conmigo. Tuve que experimentar el hecho de tener un hijo para darme cuenta de lo inhumana que había sido contigo. Me creas o no, lloré mucho cuando volví a casa del hospital con Nicky. Traté de no hacerlo delante de él, y en cuanto me hice a la idea de buscarte para decirte que tenías un hijo fui dejando de llorar poco a poco. Luego, cuando te vi de pie con Nicky en brazos, comprendí que había hecho lo correcto. No puedo remediar el daño que te hice en el pasado, pero espero que un día seas capaz de perdonarme. Tu madre, evidentemente, me ha perdonado, está dispuesta a darme la bienvenida a su casa. Y, si lo piensas, lo mejor para Nicky es que crezca sin que haya ninguna rivalidad entre tu familia, la mía y la de Rick. Nicky merece ser feliz en el seno de su familia, y si comenzamos ahora todos de nuevo con buen pie será un buen precedente para el futuro. ¿Sabes, Alik? Jamás confiaste en mí en relación a ciertos problemas que habías tenido con tus padres. Yo lo acepté, pero fueran los que fueran esos problemas… sean los que sean, la llegada de Nicky al mundo debe servir para que se solucionen. Él es adorable, y se lo merece.

Un melancólico silencio invadió la habitación.

Quizá Alik no creyera una palabra de lo que ella había dicho, pero tampoco quiso discutir. Al menos de momento. Blaire, demasiado tensa emocionalmente como para seguir, encendió el secador y comenzó a secarse el pelo. Alik la miró una última vez de un modo indescifrable y luego se llevó a Nicky al salón.

Capítulo 8

Hannah Giraud insistió en llevar a Blaire al supermercado de Laramie a hacer la compra. Alik las observó marcharse con una sensación de pérdida tal que comprendió que tenía un problema, un grave problema. Durante el viaje, siguiendo un acuerdo tácito, ninguno de ellos habían hablado de temas espinosos.

Blaire había mostrado un interés genuino en el proyecto del tren de alta velocidad, y le había hecho innumerables preguntas que él había contestado de buena gana. Un tema había ido dando paso a otro, y al final habían acabado hablando del tren intercontinental y de su importancia en la apertura del Oeste. Después, la conversación giró hacia el asunto del Pony Express y, por último, Alik le había contado cómo se habían conocido Hannah y Dominic y su historia de amor.

Como resultado de todo ello habían pasado tres gloriosos días juntos, disfrutando de un otoño muy moderado. Con su hijo bien sujeto a la silla justo detrás de ellos, Alik había experimentado tal sensación de ser una familia, se había sentido tan bien, que no le parecía posible que Blaire fuera a quedarse solo dos semanas más para volver después a San Diego con su hijo y casarse con Rick Hammond.

Cuando lo pensaba, sentía como si una negrura invadiera su alma, se sentía ciego de dolor. El consejo de Zane cobraba sentido más que nunca. Cuanto antes hablara con el prometido de Blaire y le hiciera saber que tenía pensado mantenerse cerca de su hijo de por vida, antes descubriría de qué pasta estaba hecho aquel hombre.

Tal y como Zane había dicho, algunos hombres jamás serían capaces de soportar una situación como esa de por vida. Alik estaba decidido a descubrir hasta qué punto estaba Rick Hammond enamorado de Blaire en cuanto volvieran de Nueva York.

Nicky era la única razón por la que Alik consideraba la idea de asistir a la fiesta de sus padres. Desde luego no lo hacía por su padre. Blaire tenía mucha razón al decir que debían olvidar toda enemistad en la familia por el bien de su hijo, que tendría que crecer en el seno de una enorme familia con muchos abuelos.

Si las relaciones continuaban siendo tensas, su hijo se mostraría curioso y haría preguntas cuando creciera. Se vería pillado en medio y acabaría enfermo, igual que él. Y si la historia se repetía a sí misma entonces Alik no había aprendido nada sobre la vida.

Tenía que hacer un esfuerzo por comportarse de una manera civilizada con los de su propia carne y sangre, por el bien de su hijo. Blaire había hecho un trabajo excelente en ese sentido, pero no había conseguido engañarlo ni por un segundo. Alik sabía lo cruel que podía llegar a ser su madre. Aún recordaba atormentado el dolor que le había causado a su hermano Reed.

Alik sabía, ya desde la adolescencia, que, a juicio de Estelle Jarman, ninguna mujer sería lo suficientemente buena para él. Así se lo había explicado a Blaire antes de llevarla a Nueva York a conocer a su familia, quería asegurarse de que ella lo comprendía. Blaire jamás hubiera debido de sorprenderse de que su madre no la aceptara como nuera.

Blaire le había asegurado entonces que nada de lo que pudiera decir su familia conseguiría cambiar su amor y, por otro lado, el sorprendente y cordial recibimiento de sus padres en aquel momento, nada más conocerla, lo había dejado tranquilo. Por eso había dejado a Blaire con su familia unos días para atender a una situación de emergencia y cubrir la ausencia de un amigo en un seminario.

Si su familia había sido de algún modo responsable de la ruptura del compromiso, Blaire jamás había dicho una palabra. ¿Por qué, si era así, iba a insistir ella en ir a Nueva York el fin de semana, al cumpleaños de su padre? Por Nicky. El niño había conseguido hacer madurar a Blaire de tal modo que Alik estaba admirado.

Alik observó a Dominic, que contemplaba admirado a su hija de diez meses en el columpio, y comprendió la enorme transformación que se había producido en él. Dom siempre había sido una bella persona, pero la pequeña Elisabeth había transformado a aquel mundano y cínico soltero en un padre y un marido ejemplares, añadiendo una faceta nueva a su carácter.

Y así quería ser Alik. Quería ser un hombre al que Nicky pudiera amar y respetar. Y si, a pesar de todo, Nicky crecía y deseaba algo distinto, entonces había llegado el momento de demostrarle otra vez su amor, su tolerancia y su comprensión.

Nicky sería todo lo que jamás tendría de su propia sangre. Al mirarlo embelesado con Elisabeth, Alik se prometió hacer todo cuanto estuviera en su mano para salvaguardar ese amor.

– Un franco por tus pensamientos, mon ami.

– Solo estaba pensando en lo buen padre que te has convertido -contestó Alik sonriendo.

– Esperemos -contestó su amigo encogiéndose de hombros-. Hace dos días Hannah me informó de que vamos a tener un niño. Sinceramente, estoy aterrado.